/ jueves 25 de octubre de 2018

Fuera de agenda | Ruptura en el Ejército

Transcurridos los primeros días tras el anuncio de Andrés Manuel López Obrador sobre quiénes serán los titulares de Marina y Defensa Nacional de su gobierno, una certeza comenzó a rondar en los cuarteles del Ejército: el presidente electo escogió a uno de los generales de división cuya trayectoria representa por sí sola una ruptura con los intereses de grupo que durante más 20 años han existido en la milicia.

Porque detrás de la silueta del general Luis Crescencio Sandoval González existe una trayectoria de casi cuatro décadas, donde no se le conocen favoritismos de sus superiores jerárquicos, ni que pertenezca a alguna camarilla como las que han existido de tiempo atrás.

Un ejemplo data de 1994 cuando Enrique Cervantes Aguirre fue designado secretario de la Defensa Nacional por el entonces presidente electo Ernesto Zedillo Ponce de León. Cervantes era parte de una terna que el secretario saliente presentó al mandatario antes de que iniciara su gobierno, y detrás de él estaba todo un grupo de oficiales que llegaron al grado de general favorecidos por su cercanía con el poder político. Era un camarilla formada en la ayudantía y la secretaría particular del secretario de la Defensa Nacional Marcelino García Barragán (1964- 1970). De ese grupo salieron entre otros Félix Galván López, titular de la Defensa Nacional con José López Portillo; Francisco Quirós Hermosillo y Mario Arturo Acosta Chaparro que al igual que Cervantes Aguirre intervinieron en la “guerra sucia” en los años 70 en Guerrero.

El grupo de Cervantes Aguirre continuó en 2000 con Gerardo Clemente Vega García, titular de la Sedena con Vicente Fox. Esa misma camarilla rodeo a Guillermo Galván Galván, en cuya sucesión resultó crispada por el choque que hubo entre los grupos de poder. En 2012 los nombres de Moisés García Ochoa y Tomás Ángeles Dauahare, quienes se formaron cerca de Cervantes Aguirre, protagonizaron un choque contra el grupo del general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, entonces subsecretario. Esa pugna benefició a Salvador Cienfuegos Zepeda.

Cienfuegos mantuvo cercanía con generales afines a esa camarilla, uno de ellos fue Pedro Felipe Gurrola Ramírez, quien se mencionó como posible sucesor, y estuvo en la ayudantía del general Cervantes. Esa afinidad ha resultado evidente con la presencia recurrente del exsecretario de la Defensa Nacional en diversas ceremonias militares este sexenio.

El general retirado Audomaro Martínez Zapata, principal asesor de López Obrador, conocía bien los intereses de esa camarilla.

En 2012 cuando el general Audomaro era secretario de seguridad pública en Tabasco, le tocó coincidir con el general Sandoval González cuando estaba al frente de la comandancia de la 30 zona militar en Villahermosa. Se conocen bien, y el asesor del presidente electo sabía de tiempo atrás que era un hombre recto sin afinidades con camarillas.

Al amplio currículum militar del general Sandoval González que abordamos en exclusiva en este espacio en marzo pasado, donde resaltamos su curso de Operaciones de Apoyo a la Paz en las Fuerzas Armadas canadienses, se le añade que no tiene intereses con ningún grupo.

Transcurridos los primeros días tras el anuncio de Andrés Manuel López Obrador sobre quiénes serán los titulares de Marina y Defensa Nacional de su gobierno, una certeza comenzó a rondar en los cuarteles del Ejército: el presidente electo escogió a uno de los generales de división cuya trayectoria representa por sí sola una ruptura con los intereses de grupo que durante más 20 años han existido en la milicia.

Porque detrás de la silueta del general Luis Crescencio Sandoval González existe una trayectoria de casi cuatro décadas, donde no se le conocen favoritismos de sus superiores jerárquicos, ni que pertenezca a alguna camarilla como las que han existido de tiempo atrás.

Un ejemplo data de 1994 cuando Enrique Cervantes Aguirre fue designado secretario de la Defensa Nacional por el entonces presidente electo Ernesto Zedillo Ponce de León. Cervantes era parte de una terna que el secretario saliente presentó al mandatario antes de que iniciara su gobierno, y detrás de él estaba todo un grupo de oficiales que llegaron al grado de general favorecidos por su cercanía con el poder político. Era un camarilla formada en la ayudantía y la secretaría particular del secretario de la Defensa Nacional Marcelino García Barragán (1964- 1970). De ese grupo salieron entre otros Félix Galván López, titular de la Defensa Nacional con José López Portillo; Francisco Quirós Hermosillo y Mario Arturo Acosta Chaparro que al igual que Cervantes Aguirre intervinieron en la “guerra sucia” en los años 70 en Guerrero.

El grupo de Cervantes Aguirre continuó en 2000 con Gerardo Clemente Vega García, titular de la Sedena con Vicente Fox. Esa misma camarilla rodeo a Guillermo Galván Galván, en cuya sucesión resultó crispada por el choque que hubo entre los grupos de poder. En 2012 los nombres de Moisés García Ochoa y Tomás Ángeles Dauahare, quienes se formaron cerca de Cervantes Aguirre, protagonizaron un choque contra el grupo del general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, entonces subsecretario. Esa pugna benefició a Salvador Cienfuegos Zepeda.

Cienfuegos mantuvo cercanía con generales afines a esa camarilla, uno de ellos fue Pedro Felipe Gurrola Ramírez, quien se mencionó como posible sucesor, y estuvo en la ayudantía del general Cervantes. Esa afinidad ha resultado evidente con la presencia recurrente del exsecretario de la Defensa Nacional en diversas ceremonias militares este sexenio.

El general retirado Audomaro Martínez Zapata, principal asesor de López Obrador, conocía bien los intereses de esa camarilla.

En 2012 cuando el general Audomaro era secretario de seguridad pública en Tabasco, le tocó coincidir con el general Sandoval González cuando estaba al frente de la comandancia de la 30 zona militar en Villahermosa. Se conocen bien, y el asesor del presidente electo sabía de tiempo atrás que era un hombre recto sin afinidades con camarillas.

Al amplio currículum militar del general Sandoval González que abordamos en exclusiva en este espacio en marzo pasado, donde resaltamos su curso de Operaciones de Apoyo a la Paz en las Fuerzas Armadas canadienses, se le añade que no tiene intereses con ningún grupo.

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