/ jueves 11 de abril de 2019

Fuera de Agenda | Tres preocupaciones en seguridad nacional

¿Cuáles son las principales preocupaciones del gabinete de seguridad nacional?

En los cuatro primeros meses del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, tres han sido los temas que más han ameritado análisis y seguimiento por parte de los especialistas que trabajan al lado de los titulares de las principales áreas de seguridad.

La creación y puesta en marcha de la Guardia Nacional ha concentrado buena parte de los trabajos, no solo por las implicaciones que tendrá su despliegue territorial, en número de efectivos y procedencia de los mismos, sino por el marco legal y el andamiaje jurídico que acompañará su salida a las calles.

En este primer punto han surgido otras preocupaciones. ¿Qué pasará con la Policía Militar? Al verse disminuido su estado de fuerza, ya que se contempla que varias brigadas pasen a formar parte de la Guardia Nacional, ¿cómo hará la secretaría de la Defensa Nacional para cubrir el hueco que dejarán? Se menciona que los recursos con que cuenta la dependencia podrían resultar insuficientes pues se requiere armar un proceso de reclutamiento que llevará tiempo, y las necesidades serán muchas a cubrir en un lapso breve.

Un segundo tema es la atomización de las bandas del crimen organizado, con características que van en dos vertientes, como poderes fácticos regionales, y conexiones trasnacionales. Las disputas territoriales han terminado por minar a algunas de ellas, el caso de Tamaulipas es el mejor ejemplo con los grupos que protagonizan tiroteos con bajas continuas en Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros. El paramilitarismo incrustado como modus operandi, la infiltración en el gobierno local, principalmente en fiscalía, policías y sistema penitenciario, son los focos rojos permanentes en esta entidad.

La fragmentación de las organizaciones con sede en Sinaloa y Jalisco, ha hecho que dos de los líderes más mediatizados y que son objetivo de las agencias estadounidenses, Ismael Zambada García alias “el Mayo Zambada”, y Nemesio Oseguera Cervantes, apodado “el Mencho”, se hayan parapetado en sus zonas de influencia. Sus conexiones en Colombia y Centroamérica siguen operando, pese a las bajas por decomisos recientes en la frontera sur. El mercado asiático y los puertos de entrada en el pacífico como Colima y Lázaro Cárdenas han sido motivo de disputas entre ambas organizaciones por lo que representa para sus ganancias en el negocio del tráfico de metanfetaminas. Si se quisiera delimitar este choque, un ejemplo serían Tijuana en la frontera, y otro los municipios de Cajeme, Empalme y Guaymas, en Sonora. En ambos lados las cifras de asesinatos han roto record en el último año.

Como preocupación permanente sin visos de control, aparece el tráfico de armas. La porosidad de la frontera sur con el flujo que llega de Centroamérica, más el mercado clandestino al norte que se surte de las armerías de Texas, Nuevo México y Arizona, siguen como un pendiente al que poco ayudará la puesta en marcha de la Guardia Nacional.

¿Cuáles son las principales preocupaciones del gabinete de seguridad nacional?

En los cuatro primeros meses del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, tres han sido los temas que más han ameritado análisis y seguimiento por parte de los especialistas que trabajan al lado de los titulares de las principales áreas de seguridad.

La creación y puesta en marcha de la Guardia Nacional ha concentrado buena parte de los trabajos, no solo por las implicaciones que tendrá su despliegue territorial, en número de efectivos y procedencia de los mismos, sino por el marco legal y el andamiaje jurídico que acompañará su salida a las calles.

En este primer punto han surgido otras preocupaciones. ¿Qué pasará con la Policía Militar? Al verse disminuido su estado de fuerza, ya que se contempla que varias brigadas pasen a formar parte de la Guardia Nacional, ¿cómo hará la secretaría de la Defensa Nacional para cubrir el hueco que dejarán? Se menciona que los recursos con que cuenta la dependencia podrían resultar insuficientes pues se requiere armar un proceso de reclutamiento que llevará tiempo, y las necesidades serán muchas a cubrir en un lapso breve.

Un segundo tema es la atomización de las bandas del crimen organizado, con características que van en dos vertientes, como poderes fácticos regionales, y conexiones trasnacionales. Las disputas territoriales han terminado por minar a algunas de ellas, el caso de Tamaulipas es el mejor ejemplo con los grupos que protagonizan tiroteos con bajas continuas en Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros. El paramilitarismo incrustado como modus operandi, la infiltración en el gobierno local, principalmente en fiscalía, policías y sistema penitenciario, son los focos rojos permanentes en esta entidad.

La fragmentación de las organizaciones con sede en Sinaloa y Jalisco, ha hecho que dos de los líderes más mediatizados y que son objetivo de las agencias estadounidenses, Ismael Zambada García alias “el Mayo Zambada”, y Nemesio Oseguera Cervantes, apodado “el Mencho”, se hayan parapetado en sus zonas de influencia. Sus conexiones en Colombia y Centroamérica siguen operando, pese a las bajas por decomisos recientes en la frontera sur. El mercado asiático y los puertos de entrada en el pacífico como Colima y Lázaro Cárdenas han sido motivo de disputas entre ambas organizaciones por lo que representa para sus ganancias en el negocio del tráfico de metanfetaminas. Si se quisiera delimitar este choque, un ejemplo serían Tijuana en la frontera, y otro los municipios de Cajeme, Empalme y Guaymas, en Sonora. En ambos lados las cifras de asesinatos han roto record en el último año.

Como preocupación permanente sin visos de control, aparece el tráfico de armas. La porosidad de la frontera sur con el flujo que llega de Centroamérica, más el mercado clandestino al norte que se surte de las armerías de Texas, Nuevo México y Arizona, siguen como un pendiente al que poco ayudará la puesta en marcha de la Guardia Nacional.