/ martes 12 de junio de 2018

Futbol y amor electoral

Imagínense a un político con la popularidad de López Obrador en un estadio de futbol, la preparación de José Antonio Meade y la visión de futuro de Ricardo Anaya —lo digo sólo por sus presentaciones de PowerPoint con empresarios—. Un crack electoral, el que porta el 10 en la espalda en los equipos llaneros, desafortunadamente el hubiera no existe y los candidatos a la presidencia son ese jugador que entra de cambio al minuto 85 solamente para cobrar el sueldo, pero que en realidad, no juegan el partido completo por “maletas”, y no porque se hayan chingado la rodilla, pero mejor vamos por partes:

Amor electoral. Las campañas electorales tienen el objetivo de enamorar al elector para ganar el matrimonio sexenal, celebrar una o varias despedidas de soltero, después viene la boda, que casi siempre comienza con una luna de miel y un divorcio —en México entre el 2000 y 2015 la cifra aumentó 136.4%, mientras que el de matrimonios se redujo en 21.4 por ciento—, etcétera. Andrés “El Parejita” López durante 20 años se ha quejado de la corrupción del árbitro electoral, y la de todos los equipos de futbol que siempre le han hecho trampa en los partidos del primero de julio. Peeeero si todo sigue como dicen los analistas deportivos, ahora sí levantará la copa y en el estadio Azteca, sede del equipo símbolo de la Mafia del Poder: la pregunta es ¿para qué?

Zambombazo electoral. En el más reciente spot de Ricardo “El Tuca” Anaya muestra la incongruencia de “el Parejita López”:

— Hay quien está diciendo que va a meter a la cárcel al “Gullit Peña”, afirma Anaya.

–¿Usted no meterá a la cárcel a Peña? pregunta la entrevistadora.

–Yo no– responde.

–¿Lo va a enjuiciar por corrupción?

–No.

En otra más:

–¿Estaría dispuesto a perdonar y fumar la pipa de la paz con Cracklitos Salinas de Gortari?

–Sí.

Y luego se le ve en uno de sus discursos diciendo: “Daremos esta amnistía anticipada”. El mensaje atribuible al partido del bolillo concluye con la frase: “Perdonar la corrupción no es cambio”. La reflexión de esta historia es que se sobre dimensionan las facultades de un Presidente, y se delega la justicia al Tlatoani sexenal, cuando la justicia debe aplicarse de oficio, es decir, no depende de la voluntad de una persona. Si en el mundial de Rusia llegará el VAR, contra la voluntad de muchos, ¿por qué atener la justicia y las tarjetas rojas a la voluntad de una persona?

¿Cómo termina la elección? Estamos en un partido de futbol muy aburrido, los Cuervos Morenos Salvajes ganan cuatro goles contra uno, al equipo de la Mafia del Futbol le expulsaron dos jugadores, y el árbitro ya no aguanta más la presión de los aficionados. Lo peor de todo es que estamos en el segundo tiempo a punto de llegar al minuto 30, la victoria casi está consumada ante la algarabía con sabor a rencor social. Pero recordemos que los errores son los que más cuestan en el fútbol. Los porteros son nota cuando no detienen un gol; cuentan más sus errores que aciertos. Un error sí puede marcar un tropiezo o baja en preferencias electorales. El problema es que la afición ya quiere que termine este partido molero, para que empiece el sexenio molero. Habrá que esperar y recordar la frase de don Fernando Marcos: el último minuto también tiene 60 segundos.

Académico de la FCPyS—UNAM, IPN, UIA y consultor político

@gersonmecalco

Imagínense a un político con la popularidad de López Obrador en un estadio de futbol, la preparación de José Antonio Meade y la visión de futuro de Ricardo Anaya —lo digo sólo por sus presentaciones de PowerPoint con empresarios—. Un crack electoral, el que porta el 10 en la espalda en los equipos llaneros, desafortunadamente el hubiera no existe y los candidatos a la presidencia son ese jugador que entra de cambio al minuto 85 solamente para cobrar el sueldo, pero que en realidad, no juegan el partido completo por “maletas”, y no porque se hayan chingado la rodilla, pero mejor vamos por partes:

Amor electoral. Las campañas electorales tienen el objetivo de enamorar al elector para ganar el matrimonio sexenal, celebrar una o varias despedidas de soltero, después viene la boda, que casi siempre comienza con una luna de miel y un divorcio —en México entre el 2000 y 2015 la cifra aumentó 136.4%, mientras que el de matrimonios se redujo en 21.4 por ciento—, etcétera. Andrés “El Parejita” López durante 20 años se ha quejado de la corrupción del árbitro electoral, y la de todos los equipos de futbol que siempre le han hecho trampa en los partidos del primero de julio. Peeeero si todo sigue como dicen los analistas deportivos, ahora sí levantará la copa y en el estadio Azteca, sede del equipo símbolo de la Mafia del Poder: la pregunta es ¿para qué?

Zambombazo electoral. En el más reciente spot de Ricardo “El Tuca” Anaya muestra la incongruencia de “el Parejita López”:

— Hay quien está diciendo que va a meter a la cárcel al “Gullit Peña”, afirma Anaya.

–¿Usted no meterá a la cárcel a Peña? pregunta la entrevistadora.

–Yo no– responde.

–¿Lo va a enjuiciar por corrupción?

–No.

En otra más:

–¿Estaría dispuesto a perdonar y fumar la pipa de la paz con Cracklitos Salinas de Gortari?

–Sí.

Y luego se le ve en uno de sus discursos diciendo: “Daremos esta amnistía anticipada”. El mensaje atribuible al partido del bolillo concluye con la frase: “Perdonar la corrupción no es cambio”. La reflexión de esta historia es que se sobre dimensionan las facultades de un Presidente, y se delega la justicia al Tlatoani sexenal, cuando la justicia debe aplicarse de oficio, es decir, no depende de la voluntad de una persona. Si en el mundial de Rusia llegará el VAR, contra la voluntad de muchos, ¿por qué atener la justicia y las tarjetas rojas a la voluntad de una persona?

¿Cómo termina la elección? Estamos en un partido de futbol muy aburrido, los Cuervos Morenos Salvajes ganan cuatro goles contra uno, al equipo de la Mafia del Futbol le expulsaron dos jugadores, y el árbitro ya no aguanta más la presión de los aficionados. Lo peor de todo es que estamos en el segundo tiempo a punto de llegar al minuto 30, la victoria casi está consumada ante la algarabía con sabor a rencor social. Pero recordemos que los errores son los que más cuestan en el fútbol. Los porteros son nota cuando no detienen un gol; cuentan más sus errores que aciertos. Un error sí puede marcar un tropiezo o baja en preferencias electorales. El problema es que la afición ya quiere que termine este partido molero, para que empiece el sexenio molero. Habrá que esperar y recordar la frase de don Fernando Marcos: el último minuto también tiene 60 segundos.

Académico de la FCPyS—UNAM, IPN, UIA y consultor político

@gersonmecalco