/ viernes 14 de agosto de 2020

Geociencias Aplicadas a la problemática del agua en el Valle de San Luis Potosí

Por José Alfredo Ramos Leal (Ipicyt)


En este artículo se analizan factores como el clima, la geología, la hidrogeología, el cambio de uso de suelo y el manejo de agua subterránea han afectado la recarga del acuífero del Valle de San Luis Potosí.


En las últimas décadas, el estado de San Luis Potosí ha tenido un enorme crecimiento en la rama de la industria de la transformación que lo ha posicionado entre los más avanzados del país, así como un importante polo de desarrollo industrial del centro de México. Lo anterior ha traído como consecuencia una migración hacia la zona metropolitana de San Luis Potosí; tal crecimiento urbano ha llevado consigo una gran demanda de agua, principalmente, del subsuelo (agua subterránea) que forma parte del ciclo hidrológico y que puede ser influenciada por factores naturales (clima, geología, hidrogeología) y antropogénicos (manejo del recurso hídrico y cambio de uso de suelo).


Factores

Foto: Cortesía


a) Relaciones del clima con el acuífero del Valle de San Luis Potosí (VSLP)

En las últimas décadas, se ha hablado mucho del cambio climático global y de cómo puede modificar los patrones de lluvia en determinadas regiones de manera radical, provocando sequías prolongadas o inundaciones. En el caso del VSLP, la lluvia puede ser afectada por fenómenos meteorológicos del Pacifico y del Golfo de México, siendo este último la mayor influencia en el valle.

Existe un gradiente de humedad en la atmósfera que va de la Huasteca (más húmeda) hacia el altiplano donde la humedad es muy baja.

En la planicie costera, el contenido de humedad es muy alto: al ser transportada por las masas de aire hacia el oeste, es descargada en forma de lluvia en la zona montañosa de la Huasteca; la masa de aire con menor humedad continúa su avance y vuelve a descargar una vez que pasa la Zona Media en la Sierra de Álvarez, de tal manera que al llegar al VSLP, el contenido de humedad y la lluvia que puede producir es mínima.

En las zonas del centro y del altiplano, la lluvia es escasa y la evaporación la excede debido a las altas temperaturas, por lo que la capacidad de recarga de los acuíferos es muy baja.

Foto: Cortesía

b) Geología

El VSLP está formado por fosas tectónicas intercomunicadas hidráulicamente, limitadas al este por la Sierra de Álvarez y al oeste por la Sierra de San Miguelito. En la Sierra de Álvarez dominan rocas sedimentarias de origen marino en estratos gruesos que llegan a formar excelentes acuíferos; debido a que se encuentra fracturada, la roca puede ser disuelta por el agua ácida, llegando a formar grandes cavernas y cavidades. Por otro lado, en el flanco que limita con el VSLP, las rocas carbonatadas son de estratificación delgada con un alto contenido arcilloso que reduce considerablemente su permeabilidad y funciona como barrera hidrológica que no permite la recarga de los acuíferos en VSLP. Por esta razón, el agua que se infiltra en la Sierra de Álvarez, fluye en el subsuelo hacia la Zona Media y Zona de la Huasteca.

En el caso de la Sierra de San Miguelito, formada por rocas volcánicas, se encuentra afectada por un sistema de falla con orientación noroeste-sureste (NW-SE); sin embargo, en la última actividad hidrotermal en la Sierra de San Miguelito, el agua que circuló a través de las fallas y fracturas selló estas aperturas, ocasionando que su permeabilidad secundaria quedara impermeabilizada. Esta condición fue aprovechada para la construcción de numerosas presas en el pasado; sin embargo, no permite la infiltración del agua al subsuelo. Cabe mencionar que, posterior a la última actividad hidrotermal, ocurrieron esfuerzos distensivos que provocaron el colapsamiento que dio origen al valle tectónico de San Luis Potosí, produciendo una segunda etapa de fracturamiento que es en donde se aloja el acuífero fracturado del VSLP.

Foto: Cortesía

c) Hidrogeología

En el valle, el agua subterránea fluye regionalmente a través de los valles de Villa de Reyes y San Luis Potosí. Tres acuíferos forman el sistema acuífero del VSLP, a saber:

1) El acuífero somero, con una extensión limitada (sólo en la zona urbana) y poco espesor (menor a 40 metros): está formado por depósitos aluviales con limo, arena y grava; debido a la poca profundidad a la que se encuentra, sus niveles responden rápidamente a la época de lluvias y tiene presencia de contaminantes.

2) Una capa de arenisca fina bien litificada separa el acuífero somero del acuífero medio, que está compuesto por un medio granular que rellenó las fosas tectónicas y ha sido el más explotado, con pozos que alcanzan profundidades de hasta 350 metros de material sedimentario.

3) El acuífero profundo se encuentra formado por un medio fracturado que corresponde a la roca volcánica fracturada y proporciona una aportación importante del flujo subterráneo al acuífero intermedio. Los pozos más productores se localizan en la zona suroeste del VSLP, en las vecindades de la zona de fallas normales que limitan la fosa tectónica, en donde el agua subterránea es termal (menor a 33º C).

En regiones áridas y semiáridas, los acuíferos son explotados por el hombre en proporciones que exceden por mucho los tiempos de renovación del agua subterránea, para lo cual es importante conocer la edad del agua (tiempo transcurrido desde su infiltración). En Villa de Reyes, el agua tiene una edad aproximada de 6,000 años; en la zona del VSLP, el agua del medio granular tienen edades de 1,300 a 2,300 años, y en el medio fracturado se han identificado edades de 5,300 a 6,300 años.

Entender el concepto de edad del agua subterránea nos da idea de lo limitado que es el recurso.

Teniendo en cuenta que la recarga del acuífero que estamos explotando sucedió hace miles de años y a decenas de kilómetros del sitio de extracción, los efectos de la recarga de la lluvia actual serán experimentados en el futuro en varios miles de años; además, el crecimiento urbano reduce las zonas de recarga naturales. Por este motivo, debemos considerar al agua como un recurso no renovable. Bajo estas condiciones de renovación del agua en los acuíferos, el agua subterránea se considera como recurso minado.

Foto: Cortesía

d) Cambio de uso del suelo

La creciente población permanece concentrada en los municipios de San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez, causando la fusión de ambas ciudades y un aumento rápido en la demanda de servicios de agua.

La población de San Luis Potosí creció 30 por ciento entre 1950 y 1970, y registró un importante aumento del 50 por ciento entre 1970 y 1980. Para el año 2000, el número total de habitantes en los dos municipios era equivalente al 38 por ciento del total de la población de la entidad. La zona conurbada de San Luis Potosí aumentó 15 veces su tamaño de 1959 a 2005; estos cambios ocasionaron un incremento en agricultura de riego y pastizales inducidos, mientras que el pastizal natural y la agricultura de temporal disminuyeron considerablemente en los últimos 40 años. Asimismo, con el crecimiento urbano también se incrementaron las zonas destinadas a uso industrial.

Foto: Cortesía

e) Manejo del agua subterránea

En la primera mitad del siglo XIX, la población de San Luis Potosí se abastecía de agua por medio de norias y se le destinaba principalmente para consumo doméstico y de irrigación de pequeños huertos. Para 1960, 59 por ciento del agua para uso doméstico era superficial y 41 por ciento provenía del acuífero colgado. Hoy en día, 92 por ciento del agua es obtenida del subsuelo y sólo el ocho por ciento es agua superficial. La mayor densidad de pozos de extracción se encuentra concentrada en la zona urbana, generando un gran cono de abatimiento que se profundizó 85 metros de 1971 a 2001, y que va creciendo conforme se incrementa el régimen de extracción.

Los últimos balances hidrogeológicos de 1995 y 2002 indican que el volumen de extracción se ha incrementado de 110.27x106 a 120.60x106 m3/año, y el déficit también aumentó de 36.66x106 a 42.5x106 m3/año.

Actualmente, ya se enfrentan diferentes secuelas del déficit de agua y las prácticas de extracción (como son el constante descenso del nivel piezométrico, el aumento de costos de extracción debido a mayor profundad de los niveles de bombeo, la reducción en los volúmenes de producción, la utilización y búsqueda de agua superficial en el valle y fuera de este para uso potable) han incrementado el riesgo de contaminación y de subsidencia.


Autor

El doctor José Alfredo Ramos Leal actualmente es el Jefe de la División de Geociencias Aplicadas en el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológíca, (Ipicyt).

¿Quieres conocer más de nosotros?, escríbenos a comunicacion@ipicyt.edu.mx


Crédito de las fotografías

Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt).


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Por José Alfredo Ramos Leal (Ipicyt)


En este artículo se analizan factores como el clima, la geología, la hidrogeología, el cambio de uso de suelo y el manejo de agua subterránea han afectado la recarga del acuífero del Valle de San Luis Potosí.


En las últimas décadas, el estado de San Luis Potosí ha tenido un enorme crecimiento en la rama de la industria de la transformación que lo ha posicionado entre los más avanzados del país, así como un importante polo de desarrollo industrial del centro de México. Lo anterior ha traído como consecuencia una migración hacia la zona metropolitana de San Luis Potosí; tal crecimiento urbano ha llevado consigo una gran demanda de agua, principalmente, del subsuelo (agua subterránea) que forma parte del ciclo hidrológico y que puede ser influenciada por factores naturales (clima, geología, hidrogeología) y antropogénicos (manejo del recurso hídrico y cambio de uso de suelo).


Factores

Foto: Cortesía


a) Relaciones del clima con el acuífero del Valle de San Luis Potosí (VSLP)

En las últimas décadas, se ha hablado mucho del cambio climático global y de cómo puede modificar los patrones de lluvia en determinadas regiones de manera radical, provocando sequías prolongadas o inundaciones. En el caso del VSLP, la lluvia puede ser afectada por fenómenos meteorológicos del Pacifico y del Golfo de México, siendo este último la mayor influencia en el valle.

Existe un gradiente de humedad en la atmósfera que va de la Huasteca (más húmeda) hacia el altiplano donde la humedad es muy baja.

En la planicie costera, el contenido de humedad es muy alto: al ser transportada por las masas de aire hacia el oeste, es descargada en forma de lluvia en la zona montañosa de la Huasteca; la masa de aire con menor humedad continúa su avance y vuelve a descargar una vez que pasa la Zona Media en la Sierra de Álvarez, de tal manera que al llegar al VSLP, el contenido de humedad y la lluvia que puede producir es mínima.

En las zonas del centro y del altiplano, la lluvia es escasa y la evaporación la excede debido a las altas temperaturas, por lo que la capacidad de recarga de los acuíferos es muy baja.

Foto: Cortesía

b) Geología

El VSLP está formado por fosas tectónicas intercomunicadas hidráulicamente, limitadas al este por la Sierra de Álvarez y al oeste por la Sierra de San Miguelito. En la Sierra de Álvarez dominan rocas sedimentarias de origen marino en estratos gruesos que llegan a formar excelentes acuíferos; debido a que se encuentra fracturada, la roca puede ser disuelta por el agua ácida, llegando a formar grandes cavernas y cavidades. Por otro lado, en el flanco que limita con el VSLP, las rocas carbonatadas son de estratificación delgada con un alto contenido arcilloso que reduce considerablemente su permeabilidad y funciona como barrera hidrológica que no permite la recarga de los acuíferos en VSLP. Por esta razón, el agua que se infiltra en la Sierra de Álvarez, fluye en el subsuelo hacia la Zona Media y Zona de la Huasteca.

En el caso de la Sierra de San Miguelito, formada por rocas volcánicas, se encuentra afectada por un sistema de falla con orientación noroeste-sureste (NW-SE); sin embargo, en la última actividad hidrotermal en la Sierra de San Miguelito, el agua que circuló a través de las fallas y fracturas selló estas aperturas, ocasionando que su permeabilidad secundaria quedara impermeabilizada. Esta condición fue aprovechada para la construcción de numerosas presas en el pasado; sin embargo, no permite la infiltración del agua al subsuelo. Cabe mencionar que, posterior a la última actividad hidrotermal, ocurrieron esfuerzos distensivos que provocaron el colapsamiento que dio origen al valle tectónico de San Luis Potosí, produciendo una segunda etapa de fracturamiento que es en donde se aloja el acuífero fracturado del VSLP.

Foto: Cortesía

c) Hidrogeología

En el valle, el agua subterránea fluye regionalmente a través de los valles de Villa de Reyes y San Luis Potosí. Tres acuíferos forman el sistema acuífero del VSLP, a saber:

1) El acuífero somero, con una extensión limitada (sólo en la zona urbana) y poco espesor (menor a 40 metros): está formado por depósitos aluviales con limo, arena y grava; debido a la poca profundidad a la que se encuentra, sus niveles responden rápidamente a la época de lluvias y tiene presencia de contaminantes.

2) Una capa de arenisca fina bien litificada separa el acuífero somero del acuífero medio, que está compuesto por un medio granular que rellenó las fosas tectónicas y ha sido el más explotado, con pozos que alcanzan profundidades de hasta 350 metros de material sedimentario.

3) El acuífero profundo se encuentra formado por un medio fracturado que corresponde a la roca volcánica fracturada y proporciona una aportación importante del flujo subterráneo al acuífero intermedio. Los pozos más productores se localizan en la zona suroeste del VSLP, en las vecindades de la zona de fallas normales que limitan la fosa tectónica, en donde el agua subterránea es termal (menor a 33º C).

En regiones áridas y semiáridas, los acuíferos son explotados por el hombre en proporciones que exceden por mucho los tiempos de renovación del agua subterránea, para lo cual es importante conocer la edad del agua (tiempo transcurrido desde su infiltración). En Villa de Reyes, el agua tiene una edad aproximada de 6,000 años; en la zona del VSLP, el agua del medio granular tienen edades de 1,300 a 2,300 años, y en el medio fracturado se han identificado edades de 5,300 a 6,300 años.

Entender el concepto de edad del agua subterránea nos da idea de lo limitado que es el recurso.

Teniendo en cuenta que la recarga del acuífero que estamos explotando sucedió hace miles de años y a decenas de kilómetros del sitio de extracción, los efectos de la recarga de la lluvia actual serán experimentados en el futuro en varios miles de años; además, el crecimiento urbano reduce las zonas de recarga naturales. Por este motivo, debemos considerar al agua como un recurso no renovable. Bajo estas condiciones de renovación del agua en los acuíferos, el agua subterránea se considera como recurso minado.

Foto: Cortesía

d) Cambio de uso del suelo

La creciente población permanece concentrada en los municipios de San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez, causando la fusión de ambas ciudades y un aumento rápido en la demanda de servicios de agua.

La población de San Luis Potosí creció 30 por ciento entre 1950 y 1970, y registró un importante aumento del 50 por ciento entre 1970 y 1980. Para el año 2000, el número total de habitantes en los dos municipios era equivalente al 38 por ciento del total de la población de la entidad. La zona conurbada de San Luis Potosí aumentó 15 veces su tamaño de 1959 a 2005; estos cambios ocasionaron un incremento en agricultura de riego y pastizales inducidos, mientras que el pastizal natural y la agricultura de temporal disminuyeron considerablemente en los últimos 40 años. Asimismo, con el crecimiento urbano también se incrementaron las zonas destinadas a uso industrial.

Foto: Cortesía

e) Manejo del agua subterránea

En la primera mitad del siglo XIX, la población de San Luis Potosí se abastecía de agua por medio de norias y se le destinaba principalmente para consumo doméstico y de irrigación de pequeños huertos. Para 1960, 59 por ciento del agua para uso doméstico era superficial y 41 por ciento provenía del acuífero colgado. Hoy en día, 92 por ciento del agua es obtenida del subsuelo y sólo el ocho por ciento es agua superficial. La mayor densidad de pozos de extracción se encuentra concentrada en la zona urbana, generando un gran cono de abatimiento que se profundizó 85 metros de 1971 a 2001, y que va creciendo conforme se incrementa el régimen de extracción.

Los últimos balances hidrogeológicos de 1995 y 2002 indican que el volumen de extracción se ha incrementado de 110.27x106 a 120.60x106 m3/año, y el déficit también aumentó de 36.66x106 a 42.5x106 m3/año.

Actualmente, ya se enfrentan diferentes secuelas del déficit de agua y las prácticas de extracción (como son el constante descenso del nivel piezométrico, el aumento de costos de extracción debido a mayor profundad de los niveles de bombeo, la reducción en los volúmenes de producción, la utilización y búsqueda de agua superficial en el valle y fuera de este para uso potable) han incrementado el riesgo de contaminación y de subsidencia.


Autor

El doctor José Alfredo Ramos Leal actualmente es el Jefe de la División de Geociencias Aplicadas en el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológíca, (Ipicyt).

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Crédito de las fotografías

Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt).


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