/ jueves 11 de marzo de 2021

Gobernar con perspectiva de género

Como cada año, este 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, fecha en que alrededor del mundo gobierno y sociedad reflexionamos sobre el papel de las mujeres en el ámbito público y privado, las dificultades que enfrentamos en la sociedad patriarcal por el solo hecho de ser mujeres, así como la urgencia de construir una cultura basada en la igualdad de género, el respeto a la vida y la dignidad de las mujeres.

La agenda en pro del reconocimiento de los derechos de las mujeres ha venido incorporándose a nivel mundial, con cambios trascendentes en las relaciones sociales y de poder; lo mismo cuestionando ideas históricamente aceptadas como que “la mujer debe estar en casa” o “vestirse bien”, que rompiendo viejas estructuras patriarcales como aquella que alude a que “la política es cosa de hombres”.

En todos los ámbitos hemos puesto en evidencia las desigualdades sexo genéricas que históricamente han colocado a las mujeres en una posición de subordinación y desventaja. En lo privado buscamos transformar la vida de las mujeres desde el ámbito personal, por ejemplo, al reivindicar el poder sobre nosotras mismas y erradicar los estereotipos impuestos socialmente; y familiar, al repensar la corresponsabilidad en las tareas del hogar y la cuantificación del aporte del trabajo doméstico a la economía.

En el ámbito público se sitúa el papel de las mujeres en el plano político, económico, educativo, social, académico, cultural, ideológico e, inclusive, religioso, donde se nos ha excluido de la participación como creadoras de ideas, tomadoras de decisiones o líderes; lo cual puede verse con el bajo número de mujeres en cargos de representación política o al frente de empresas, además de la relativización que desde la ciencia, la cultura y la ideología se ha ejercido sobre nuestra importancia como sujetas sociales con autonomía.

Colectivamente y desde nuestros entornos, las mujeres formamos lazos de sororidad. Nos unimos para exigir un alto a la violencia por razones de género —como la violencia feminicida— y el respeto a nuestros derechos y dignidad humana; demostrando que, si bien hay necesidades específicas a razón de las determinantes socioeconómicas, raciales o geográficas de cada una, existen problemáticas que nos son comunes por ser mujeres.

En la LXIV del Congreso de la Unión, la “Legislatura de la Paridad”, en la Cámara de Diputados logramos llevar a la Constitución la paridad de género, como un principio para dar paso a la igualdad sustantiva en el acceso a los poderes públicos de los tres órdenes de gobierno, así como en la integración de los organismos constitucionales autónomos. Cambio al que se suma la tipificación de la violencia política contra las mujeres por razones de género, como un mecanismo para garantizar nuestros derechos político electorales.

También se fortaleció el mecanismo de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, se aumentó la pena por el delito de feminicidio de 60 a 65 años de prisión y se reconoció la violencia obstétrica como un tipo de violencia contra la mujer. Está pendiente de concluir su proceso legislativo la reforma en materia de violencia digital, mejor conocida como “#LeyOlimpia”.

No menos importante es el reconocimiento del trabajo del hogar como un trabajo protegido por la Ley y la obligación de que existan programas de atención y capacitación laboral a mujeres víctimas de violencia. Así como los avances en materia de igualdad salarial, conciliación vida laboral-familiar y los derechos al cuidado y al tiempo propio.

Estos avances no se habrían logrado sin la existencia de un análisis de la realidad social a partir de una perspectiva de género, esa mirada que, en palabras de la antropóloga Marcela Lagarde, busca visibilizar a las mujeres y “contribuir a la construcción subjetiva y social de una nueva configuración a partir de la resignificación de la historia, la sociedad, la cultura y la política desde las mujeres y con las mujeres” (1996: 13).

En el marco del Día Internacional de la Mujer, el candidato a gobernador Alfonso Durazo afirmó que la Cuarta Transformación en Sonora sólo se logrará de la mano de las mujeres y, de ser electo por las y los sonorenses, será un aliado de los derechos de las mujeres y la igualdad sustantiva.

Presentó un decálogo de acciones que pondrá en marcha de llegar al Gobierno estatal: capacitación en materia de perspectiva de género a funcionarios públicos; acceso a esquemas de estancias infantiles; apoyo económico para trabajos no remunerados; aumento de presupuesto para el impulso de la igualdad sustantiva; consolidación de los centros de justicia para las mujeres.

Asimismo, paridad en mandos superiores; Ley 3 de 3 contra la violencia de género en funcionarios; aportaciones económicas para el impulso económico, becas y empoderamiento de las mujeres; gobierno con conciencia de género; y tolerancia cero a la violencia institucional.

Como mujer, considero urgente que se gobierne con perspectiva de género garantizando la seguridad y la integridad de las mujeres, ya que actualmente Sonora ocupa el sexto lugar nacional en tasa de feminicidios con 1.81 por cada 100 mil habitantes, por encima del promedio nacional, que es de 1.36 (SSPC, Dic. 2020), sumándose a las cifras el reciente asesinato de Cecilia Yépiz, ex funcionaria del Ayuntamiento de Nogales.

Gobernar con perspectiva de género será un acto de justicia social.

***

Colofón: Aprovecho para felicitar a la doctora Marcela Lagarde, feminista y mujer de izquierda, quien fue distinguida por la Cámara de Diputados con la Medalla “Sor Juana Inés de la Cruz” por sus contribuciones a los derechos de las mujeres. Cabe señalar que, como diputada federal en la LIX Legislatura, fue promotora de la Ley General de Acceso para las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la tipificación del delito de feminicidio. ¡Enhorabuena!


Diputada federal por Morena

@LoreniaValles

Como cada año, este 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, fecha en que alrededor del mundo gobierno y sociedad reflexionamos sobre el papel de las mujeres en el ámbito público y privado, las dificultades que enfrentamos en la sociedad patriarcal por el solo hecho de ser mujeres, así como la urgencia de construir una cultura basada en la igualdad de género, el respeto a la vida y la dignidad de las mujeres.

La agenda en pro del reconocimiento de los derechos de las mujeres ha venido incorporándose a nivel mundial, con cambios trascendentes en las relaciones sociales y de poder; lo mismo cuestionando ideas históricamente aceptadas como que “la mujer debe estar en casa” o “vestirse bien”, que rompiendo viejas estructuras patriarcales como aquella que alude a que “la política es cosa de hombres”.

En todos los ámbitos hemos puesto en evidencia las desigualdades sexo genéricas que históricamente han colocado a las mujeres en una posición de subordinación y desventaja. En lo privado buscamos transformar la vida de las mujeres desde el ámbito personal, por ejemplo, al reivindicar el poder sobre nosotras mismas y erradicar los estereotipos impuestos socialmente; y familiar, al repensar la corresponsabilidad en las tareas del hogar y la cuantificación del aporte del trabajo doméstico a la economía.

En el ámbito público se sitúa el papel de las mujeres en el plano político, económico, educativo, social, académico, cultural, ideológico e, inclusive, religioso, donde se nos ha excluido de la participación como creadoras de ideas, tomadoras de decisiones o líderes; lo cual puede verse con el bajo número de mujeres en cargos de representación política o al frente de empresas, además de la relativización que desde la ciencia, la cultura y la ideología se ha ejercido sobre nuestra importancia como sujetas sociales con autonomía.

Colectivamente y desde nuestros entornos, las mujeres formamos lazos de sororidad. Nos unimos para exigir un alto a la violencia por razones de género —como la violencia feminicida— y el respeto a nuestros derechos y dignidad humana; demostrando que, si bien hay necesidades específicas a razón de las determinantes socioeconómicas, raciales o geográficas de cada una, existen problemáticas que nos son comunes por ser mujeres.

En la LXIV del Congreso de la Unión, la “Legislatura de la Paridad”, en la Cámara de Diputados logramos llevar a la Constitución la paridad de género, como un principio para dar paso a la igualdad sustantiva en el acceso a los poderes públicos de los tres órdenes de gobierno, así como en la integración de los organismos constitucionales autónomos. Cambio al que se suma la tipificación de la violencia política contra las mujeres por razones de género, como un mecanismo para garantizar nuestros derechos político electorales.

También se fortaleció el mecanismo de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, se aumentó la pena por el delito de feminicidio de 60 a 65 años de prisión y se reconoció la violencia obstétrica como un tipo de violencia contra la mujer. Está pendiente de concluir su proceso legislativo la reforma en materia de violencia digital, mejor conocida como “#LeyOlimpia”.

No menos importante es el reconocimiento del trabajo del hogar como un trabajo protegido por la Ley y la obligación de que existan programas de atención y capacitación laboral a mujeres víctimas de violencia. Así como los avances en materia de igualdad salarial, conciliación vida laboral-familiar y los derechos al cuidado y al tiempo propio.

Estos avances no se habrían logrado sin la existencia de un análisis de la realidad social a partir de una perspectiva de género, esa mirada que, en palabras de la antropóloga Marcela Lagarde, busca visibilizar a las mujeres y “contribuir a la construcción subjetiva y social de una nueva configuración a partir de la resignificación de la historia, la sociedad, la cultura y la política desde las mujeres y con las mujeres” (1996: 13).

En el marco del Día Internacional de la Mujer, el candidato a gobernador Alfonso Durazo afirmó que la Cuarta Transformación en Sonora sólo se logrará de la mano de las mujeres y, de ser electo por las y los sonorenses, será un aliado de los derechos de las mujeres y la igualdad sustantiva.

Presentó un decálogo de acciones que pondrá en marcha de llegar al Gobierno estatal: capacitación en materia de perspectiva de género a funcionarios públicos; acceso a esquemas de estancias infantiles; apoyo económico para trabajos no remunerados; aumento de presupuesto para el impulso de la igualdad sustantiva; consolidación de los centros de justicia para las mujeres.

Asimismo, paridad en mandos superiores; Ley 3 de 3 contra la violencia de género en funcionarios; aportaciones económicas para el impulso económico, becas y empoderamiento de las mujeres; gobierno con conciencia de género; y tolerancia cero a la violencia institucional.

Como mujer, considero urgente que se gobierne con perspectiva de género garantizando la seguridad y la integridad de las mujeres, ya que actualmente Sonora ocupa el sexto lugar nacional en tasa de feminicidios con 1.81 por cada 100 mil habitantes, por encima del promedio nacional, que es de 1.36 (SSPC, Dic. 2020), sumándose a las cifras el reciente asesinato de Cecilia Yépiz, ex funcionaria del Ayuntamiento de Nogales.

Gobernar con perspectiva de género será un acto de justicia social.

***

Colofón: Aprovecho para felicitar a la doctora Marcela Lagarde, feminista y mujer de izquierda, quien fue distinguida por la Cámara de Diputados con la Medalla “Sor Juana Inés de la Cruz” por sus contribuciones a los derechos de las mujeres. Cabe señalar que, como diputada federal en la LIX Legislatura, fue promotora de la Ley General de Acceso para las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la tipificación del delito de feminicidio. ¡Enhorabuena!


Diputada federal por Morena

@LoreniaValles