/ lunes 6 de mayo de 2019

Gran Bretaña rema contra la corriente

En el caso de la decisión de gran Bretaña de salirse de la Unión Europea o Brexit se pierde de vista cuáles son las fuerzas predominantes y las tendencias hacia donde está evolucionando el mundo. Para comprenderlo mejor conviene recordar que los actuales Estados-Nación, donde se ubica la población del orbe, no han existido desde el inicio de la historia de la humanidad. Han sido producto de los avances impulsados por el desarrollo del capitalismo mercantil.

Los Estados-Nación iniciaron su conformación en Europa hacia finales de la Edad Media. Impulsados por el desarrollo de instrumentos y técnicas de navegación, lo que a su vez propició una intensificación de los intercambios comerciales entre regiones situadas a cada vez mayores distancias. El desarrollo del capitalismo mercantil, del que podemos ubicar su inicio europeo hacia el siglo XIV y que se prolongó durante siglos posteriores, generó el quiebre de los entonces prevalecientes sistemas feudales.

En el sistema feudal la mayor parte de los intercambios comerciales se generaban en los burgos establecidos en torno a los castillos de defensa. Pero con el desarrollo de la navegación tales intercambios encontraban mucha mayor rentabilidad si se verificaban a cada vez mayores distancias. Podemos entonces sostener que los espacios feudales les fueron quedando chicos al impulso de las nuevas fuerzas productivas y por lo tanto tales espacios fueron teniendo que ceder su preminencia a entidades con mayor alcance territorial, dando así nacimiento a los Estados-Nación.

Pero hoy los Estados-Nación viven una experiencia sumamente similar a la que atravesaron por siglos los sistemas feudales: los territorios nacionales les están quedando cada vez más chicos a las nuevas y poderosas fuerzas productivas. La primera expresión de este fenómeno fue el nacimiento del Benelux en 1948, seguida por la firma del Tratado de Roma de 1957 que dio lugar a la Comunidad Económica Europea con 6 naciones y que constituyó la simiente de la actual Unión Europea que abarca ya 28 países.

Ahora que Gran Bretaña se propone remar en contra de las corrientes mundiales al abandonar la Unión Europea, es posible constatar que sus más importantes empresas, tanto nacionales como extranjeras con sede en el país, cuyos negocios abarcan espacios mucho más amplios que el de su territorio nacional, quieren cambiar de sede y trasladarse al continente porque se oponen a perder fuerza en su principal mercado constituido por 27 países.

Los vertiginosos avances durante las últimas décadas en instrumentos y técnicas del transporte, las comunicaciones y telecomunicaciones resultan ser fuerzas incontenibles que están derribando las reducidas fronteras nacionales para expandirse por toda la superficie terrestre. Ahora son los espacios nacionales los que les están quedando chicos a las nuevas fuerzas productivas.

amartinezv@derecho.unam.mx

@AlejoMVendrell

En el caso de la decisión de gran Bretaña de salirse de la Unión Europea o Brexit se pierde de vista cuáles son las fuerzas predominantes y las tendencias hacia donde está evolucionando el mundo. Para comprenderlo mejor conviene recordar que los actuales Estados-Nación, donde se ubica la población del orbe, no han existido desde el inicio de la historia de la humanidad. Han sido producto de los avances impulsados por el desarrollo del capitalismo mercantil.

Los Estados-Nación iniciaron su conformación en Europa hacia finales de la Edad Media. Impulsados por el desarrollo de instrumentos y técnicas de navegación, lo que a su vez propició una intensificación de los intercambios comerciales entre regiones situadas a cada vez mayores distancias. El desarrollo del capitalismo mercantil, del que podemos ubicar su inicio europeo hacia el siglo XIV y que se prolongó durante siglos posteriores, generó el quiebre de los entonces prevalecientes sistemas feudales.

En el sistema feudal la mayor parte de los intercambios comerciales se generaban en los burgos establecidos en torno a los castillos de defensa. Pero con el desarrollo de la navegación tales intercambios encontraban mucha mayor rentabilidad si se verificaban a cada vez mayores distancias. Podemos entonces sostener que los espacios feudales les fueron quedando chicos al impulso de las nuevas fuerzas productivas y por lo tanto tales espacios fueron teniendo que ceder su preminencia a entidades con mayor alcance territorial, dando así nacimiento a los Estados-Nación.

Pero hoy los Estados-Nación viven una experiencia sumamente similar a la que atravesaron por siglos los sistemas feudales: los territorios nacionales les están quedando cada vez más chicos a las nuevas y poderosas fuerzas productivas. La primera expresión de este fenómeno fue el nacimiento del Benelux en 1948, seguida por la firma del Tratado de Roma de 1957 que dio lugar a la Comunidad Económica Europea con 6 naciones y que constituyó la simiente de la actual Unión Europea que abarca ya 28 países.

Ahora que Gran Bretaña se propone remar en contra de las corrientes mundiales al abandonar la Unión Europea, es posible constatar que sus más importantes empresas, tanto nacionales como extranjeras con sede en el país, cuyos negocios abarcan espacios mucho más amplios que el de su territorio nacional, quieren cambiar de sede y trasladarse al continente porque se oponen a perder fuerza en su principal mercado constituido por 27 países.

Los vertiginosos avances durante las últimas décadas en instrumentos y técnicas del transporte, las comunicaciones y telecomunicaciones resultan ser fuerzas incontenibles que están derribando las reducidas fronteras nacionales para expandirse por toda la superficie terrestre. Ahora son los espacios nacionales los que les están quedando chicos a las nuevas fuerzas productivas.

amartinezv@derecho.unam.mx

@AlejoMVendrell