/ viernes 26 de abril de 2019

Grave rezago de Israel

Sin duda Israel es un país de impactantes contrastes. En términos del crucial avance tecnológico es un país de vanguardia que ha sabido imprimirle al desarrollo de la ciencia y la tecnología un ejemplar impulso.

Pero desde la perspectiva del desarrollo político, Israel resulta ser un país singularmente atrasado. Este grave rezago se encuentra estrechamente vinculado con la acentuada situación de desafíos bélicos e inseguridad que ha venido viviendo a raíz del violento desplazamiento de la población palestina que se perpetró a raíz de la creación del Estado de Israel, decretada por la ONU poco después de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, para la cual las abundantes aportaciones financieras de poblaciones de origen judío fueron de sustancial apoyo en la derrotar del nazismo.

Esa persistencia de desafíos bélicos y de sensación de inseguridad han tenido como natural consecuencia el que sean fuerzas políticas belicosas y racistas las que estén posicionándose en un lugar privilegiado del pueblo judío radicado en Israel y el que sea una personalidad política tan ideológicamente primitiva como la de Benjamín Netanyahu la que haya ganado elecciones como primer ministro entre 1996 y 1999, para después venir gobernando sin interrupción desde el 31 de marzo de 2009 y logre ahora reelegirse por cuarta vez para gobernar hasta 2023.

Sin duda Netanyahu disfruta de una situación sui generis ya que, a pesar de sólidas y bien fundamentadas denuncias de corrupción, ha podido superar la adversidad de tales acusaciones, agudizadas durante la reciente campaña electoral y ha podido así vencer a su principal contendiente, el general Benny Gantz. En una sociedad tan derechista y discriminadora, resultó de gran peso el explosivo e imprudente apoyo de Donald Trump a Netanyahu, a través del reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y de su soberanía los invadidos Altos del Golán. Impulso paralelo recibió por el controvertido retiro de Trump del acuerdo nuclear con Irán.

Shlomo Ben-Ami considera que la reciente elección adelantada de abril 9, “puso de manifiesto que la izquierda israelí es un proyecto político en bancarrota. De hecho, el Israel de Netanyahu se corrió tanto hacia la derecha que hoy el término izquierdista es un insulto”. Ojalá que nuestra vigente pseudoizquierda no termine por desprestigiar una muy positiva corriente ideológica que, aplicada con propiedad, mucho puede contribuir a mitigar el desmesurado grado de desigualdad social que México padece.

amartinezv@derecho.unam.mx

@AlejoMVendrell

Sin duda Israel es un país de impactantes contrastes. En términos del crucial avance tecnológico es un país de vanguardia que ha sabido imprimirle al desarrollo de la ciencia y la tecnología un ejemplar impulso.

Pero desde la perspectiva del desarrollo político, Israel resulta ser un país singularmente atrasado. Este grave rezago se encuentra estrechamente vinculado con la acentuada situación de desafíos bélicos e inseguridad que ha venido viviendo a raíz del violento desplazamiento de la población palestina que se perpetró a raíz de la creación del Estado de Israel, decretada por la ONU poco después de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, para la cual las abundantes aportaciones financieras de poblaciones de origen judío fueron de sustancial apoyo en la derrotar del nazismo.

Esa persistencia de desafíos bélicos y de sensación de inseguridad han tenido como natural consecuencia el que sean fuerzas políticas belicosas y racistas las que estén posicionándose en un lugar privilegiado del pueblo judío radicado en Israel y el que sea una personalidad política tan ideológicamente primitiva como la de Benjamín Netanyahu la que haya ganado elecciones como primer ministro entre 1996 y 1999, para después venir gobernando sin interrupción desde el 31 de marzo de 2009 y logre ahora reelegirse por cuarta vez para gobernar hasta 2023.

Sin duda Netanyahu disfruta de una situación sui generis ya que, a pesar de sólidas y bien fundamentadas denuncias de corrupción, ha podido superar la adversidad de tales acusaciones, agudizadas durante la reciente campaña electoral y ha podido así vencer a su principal contendiente, el general Benny Gantz. En una sociedad tan derechista y discriminadora, resultó de gran peso el explosivo e imprudente apoyo de Donald Trump a Netanyahu, a través del reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y de su soberanía los invadidos Altos del Golán. Impulso paralelo recibió por el controvertido retiro de Trump del acuerdo nuclear con Irán.

Shlomo Ben-Ami considera que la reciente elección adelantada de abril 9, “puso de manifiesto que la izquierda israelí es un proyecto político en bancarrota. De hecho, el Israel de Netanyahu se corrió tanto hacia la derecha que hoy el término izquierdista es un insulto”. Ojalá que nuestra vigente pseudoizquierda no termine por desprestigiar una muy positiva corriente ideológica que, aplicada con propiedad, mucho puede contribuir a mitigar el desmesurado grado de desigualdad social que México padece.

amartinezv@derecho.unam.mx

@AlejoMVendrell