/ lunes 21 de enero de 2019

Guardia Nacional

La semana pasada, en la Cámara de Diputados, se discutió la creación de la Guardia Nacional, una propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador en la que se incorporan elementos del Ejército, Marina, Policía Federal y jóvenes que serán reclutados, con el propósito de crear un cuerpo de seguridad, cuya principal misión será combatir el crimen y devolver la seguridad a nuestro país.

Uno de los puntos más controvertidos versó en torno a la participación de las fuerzas armadas en los temas de seguridad, polémica que ha estado vigente en nuestro país desde la llamada “guerra contra el narcotráfico”, emprendida por el presidente Felipe Calderón. Finalmente, en el dictamen aprobado por las y los diputados, se estableció que el mando será civil en su administración, pero militar en su organización y disciplina.

Tras la aprobación del dictamen en lo general, el presidente anunció que una vez en el senado solicitará modificaciones para que, el ejército y la marina puedan asumir parte de las tareas que, tras su implementación, realizará la Guardia Nacional.

Una vez aprobada la Reforma Constitucional que le da vida, el Congreso deberá expedir las leyes y disposiciones reglamentarias que regulan su funcionamiento. Es ahí donde se resolverán diferentes retos para darle viabilidad a este nuevo cuerpo de seguridad, ya que sumar elementos de diversas formaciones como la militar y la civil tiene una gran complejidad, que deberá resolverse de manera efectiva, en beneficio de nuestro país.

Es innegable que una de las principales preocupaciones de las y los ciudadanos es su seguridad y la de sus familias, por eso, esta nueva figura deberá considerar todos los riesgos para ser una verdadera solución que permita alcanzar la patria tranquila y en paz que soñaron nuestros abuelos desde la Revolución Mexicana.

Además de configurar cómo serán los nombramientos, ascensos, capacitación y organización interna de una fuerza híbrida, entre otros temas, el reto de la legislación secundaría estará en delimitar la actuación de los integrantes de las fuerzas armadas bajo un mando civil y lograr que la disciplina militar se ajuste al marco democrático para que, en suma, este nuevo cuerpo de seguridad actúe respetando de manera irrestricta los Derechos Humanos, materia en la que México ha registrado un importante avance desde 2011.

Tanto el Ejército como la Marina han demostrado su lealtad a la Patria en diversos procesos históricos, lo cual no está en duda, sin embargo, hacer sinergia con elementos civiles requiere de especial cuidado para lograr consolidar una solución efectiva, contundente y respetuosa de los Derechos Humanos, ante los problemas de inseguridad que enfrenta México.

La semana pasada, en la Cámara de Diputados, se discutió la creación de la Guardia Nacional, una propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador en la que se incorporan elementos del Ejército, Marina, Policía Federal y jóvenes que serán reclutados, con el propósito de crear un cuerpo de seguridad, cuya principal misión será combatir el crimen y devolver la seguridad a nuestro país.

Uno de los puntos más controvertidos versó en torno a la participación de las fuerzas armadas en los temas de seguridad, polémica que ha estado vigente en nuestro país desde la llamada “guerra contra el narcotráfico”, emprendida por el presidente Felipe Calderón. Finalmente, en el dictamen aprobado por las y los diputados, se estableció que el mando será civil en su administración, pero militar en su organización y disciplina.

Tras la aprobación del dictamen en lo general, el presidente anunció que una vez en el senado solicitará modificaciones para que, el ejército y la marina puedan asumir parte de las tareas que, tras su implementación, realizará la Guardia Nacional.

Una vez aprobada la Reforma Constitucional que le da vida, el Congreso deberá expedir las leyes y disposiciones reglamentarias que regulan su funcionamiento. Es ahí donde se resolverán diferentes retos para darle viabilidad a este nuevo cuerpo de seguridad, ya que sumar elementos de diversas formaciones como la militar y la civil tiene una gran complejidad, que deberá resolverse de manera efectiva, en beneficio de nuestro país.

Es innegable que una de las principales preocupaciones de las y los ciudadanos es su seguridad y la de sus familias, por eso, esta nueva figura deberá considerar todos los riesgos para ser una verdadera solución que permita alcanzar la patria tranquila y en paz que soñaron nuestros abuelos desde la Revolución Mexicana.

Además de configurar cómo serán los nombramientos, ascensos, capacitación y organización interna de una fuerza híbrida, entre otros temas, el reto de la legislación secundaría estará en delimitar la actuación de los integrantes de las fuerzas armadas bajo un mando civil y lograr que la disciplina militar se ajuste al marco democrático para que, en suma, este nuevo cuerpo de seguridad actúe respetando de manera irrestricta los Derechos Humanos, materia en la que México ha registrado un importante avance desde 2011.

Tanto el Ejército como la Marina han demostrado su lealtad a la Patria en diversos procesos históricos, lo cual no está en duda, sin embargo, hacer sinergia con elementos civiles requiere de especial cuidado para lograr consolidar una solución efectiva, contundente y respetuosa de los Derechos Humanos, ante los problemas de inseguridad que enfrenta México.