El país en su conjunto se estremeció al enterarse de la posibilidad de que una persona, señalada de abusar sexualmente de mujeres y que fue incapaz de salir en su propia defensa para negar las acusaciones, tuviera la posibilidad de gobernar Guerrero.
La impunidad y solapamiento que se pretendió ejercer desde el poder apuntaban a que ese nefasto pronóstico se cumpliría, de no ser por una muestra más del desprecio por la legalidad que ha caracterizado a ese personaje y que hoy lo tiene al borde de quedar fuera de la boleta electoral: incumplir con las reglas de competencia y buscar sacar ventaja ilegítima de sus contrincantes.
Sobra decir que la violencia de ese personaje se ha trasladado a las autoridades electorales federales, llegando a incurrir en supuestos legales como el motín en aras de saciar su ambición.
Sin embargo, ese redireccionamiento algo positivo ha traído al ambiente político de Guerrero, pues la ciudadanía se ha dado el tiempo de escuchar a las y los candidatos al gobierno del Estado y revalorado la importancia y trascendencia de su voto.
La problemática que enfrenta el Estado, cuyo tratamiento reciente le ha permitido reducir la actividad delincuencial y hacer frente a la contingencia económica y de salud provocadas por la pandemia, no soportaría que llegara una persona sin la visión ni capacidad para hacerle frente, pues lo avanzado se vendría debajo de un momento a otro.
Si bien en un inicio la exigencia de evitar ese fatídico pronóstico se centró en el partido político que lo postulaba, lo cierto es que la ciudadanía tiene en la potestad de su voto la posibilidad de premiar o castigar a sus gobernantes. Ése es el poder de la democracia política y social: que el pueblo se apropie de sus instituciones y por medio de los cauces institucionales las haga funcionar.
Ésa es la oportunidad que tiene el pueblo de Guerrero de cara al próximo 6 de junio.
La ciudadanía no solo elegirá a un o una gobernadora, sino también 46 diputados locales y 80 ayuntamientos integrados por igual número de presidencias municipales, 85 sindicaturas y 584 regidurías, es decir, se trata de una elección crucial para el destino del Estado en todos sentidos.
Mientras aquél se pelea en tribunales, es evidente que todas las y los candidatos han redoblado su labor proselitista y avanzado en la difusión de su mensaje.
Mario Moreno, del PRI-PRD, ha tenido la capacidad y visión de no caer en provocaciones y avanzar en las preferencias electorales, al tiempo que Ruth Zavaleta, guerrerense preparara y echada para adelante, ha demostrado conocer a la perfección la realidad de su Estado y plantear propuestas para solucionar sus problemas.
El próximo 28 de abril se realizará el primer debate entre las y los siete candidatos al gobierno del Estado, ejercicio democrático en el que la ciudadanía podrá conocer de primera mano el conocimiento y vocación de cada uno de ellos y actuar en consecuencia.
Guerrero tiene en sus manos el punto de inflexión más relevante en su historia reciente.
@jlcamachov