Una vez más el partido en el poder, el PRI, ha sorprendido a propios y extraños con el acostumbrado ritual para la designación del próximo candidato a la Presidencia de México; sin embargo, no es de extrañar la forma dado que eso justamente se esperaba, del partido que ha gobernado el país, salvo en dos sexenios –con Vicente Fox y Felipe Calderón–, desde 1929.
“El bueno” es el Dr. José Antonio Meade Kuribreña, de familia política, un candidato “externo” sin filiación al partido, al que las bases se ajustaron para contender en 2018… A partir de la designación, el Dr. Meade se apresuró a presentar los requisitos establecidos en la convocatoria, así como las cartas de apoyo de los tres sectores y las cuatro organizaciones del PRI nacional.
El exsecretario de Hacienda ha sido servidor público durante 27 años; ha crecido en sus labores dentro de la administración pública, cuenta con amplia experiencia y prestigio personal... Personalmente tuve la oportunidad de colaborar con él –en tiempos del cierre de Banrural y el nacimiento de la Financiera Rural–, por lo que conozco su capacidad y me consta que es un hombre honesto, al que le falta quizá quehacer político y carisma. Por lo demás, con toda seguridad tendrá la oportunidad de enfrentar exitosamente al “mesías tabasqueño”, Andrés López, –quien a decir verdad lleva ya muchos años en campaña-, e inmediatamente después de su designación comenzó a lanzar sus acostumbrados apelativos respecto a Meade: “títere”, “pelele” y uno nuevo “señoritingo”…
Para muchos analistas, la designación de José Antonio Meade cae bien al PRI, suben sus bonos puesto que gran parte de la sociedad no lo identifica como priista lo cual da oportunidad a que el candidato atraiga el voto de muchos mexicanos a quienes nos inquieta y preocupa el experimento de poner el país en manos de Andrés Manuel López Obrador: a decir verdad, la pretendida alianza del llamado Frente Ciudadano, a la fecha no pinta y no se ve por dónde pudiera hacerlo…
No obstante, hemos de reconocer que para Meade Kuribreña se presenta un primer gran problema: cómo alejarse del PRI... La marca tricolor al día de hoy implica muchas cosas como impunidad, corrupción, inseguridad; y en segundo término, cómo hacerlo igualmente de Enrique Peña Nieto y su vilipendiada imagen pública…
Hoy, el candidato Meade –quien ha tenido la capacidad de trabajar tanto para Vicente Fox y Felipe Calderón por parte del PAN, como con Enrique Peña Nieto por parte del PRI sin filiación a ninguna de esas dos fuerzas políticas–, debe hacer un alto a sabiendas de que la sociedad mexicana está enojada, muy enojada e indignada con el partido que lo postula. Habremos de comenzar a ver el manejo del candidato respecto a la fórmula que lo distancie del PRI sin perder el apoyo de los priístas, y lo lleve a ganar la simpatía de los millones de mexicanos enojados con el sistema.
Hemos de reconocer que, conforme a la usanza, la designación de Meade fue “por dedazo”; sin embargo, del análisis de su biografía y su paso por la administración pública personalmente creo que tiene capacidad para encabezar un gobierno firme y prudente que permita realizar muchos de los cambios que requiere el país, sin necesidad de llegar a extremos de mayor peligro.
Ahora sí, gran reto tienen los integrantes del Frente Ciudadano por México anta la obligación de elegir un verdadero líder para enfrentar a los candidatos presidenciales a la luz, José Antonio Meade del PRI y Andrés López de Morena… Al estilo de nuestros vecinos del norte, un empresario tal vez? Porque de la oferta política que conforman las tres fuerzas integrantes –PAN, PRD y MC-, nomás no se ve por dónde…
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