/ viernes 4 de junio de 2021

Hablemos de política

Por: Arianne Dalma Nehmad

‘En la mesa no se habla de política ni de religión’, típica frase repetida por generaciones para evitar el confrontamiento en la sobremesa. Incluso podríamos decir que evitar temas controversiales es la clave para sobrevivir a las comidas familiares. Pero ¿realmente queremos pertenecer a una sociedad que le tiene tanto miedo a sus diferencias que ni siquiera quiere conocerlas? Es solo cuando abrimos las puertas a un diálogo que podemos entender la situación a la que nos enfrentamos y actuar.

La democracia exige a sus ciudadanos y ciudadanas una participación política activa, y si queremos ver un cambio real en nuestro país, esto es justamente lo que necesitamos. En las elecciones presidenciales del 2018 el 63% de la población ejerció su derecho al voto (INE, 2019), porcentaje que deberíamos considerar inaceptable para una decisión tan importante.

Salir a votar es el primer paso para hacer nuestro este sistema, pero nuestra responsabilidad como ciudadanos no termina ahí. Aunque comienza en las urnas, nuestro involucramiento con nuestra comunidad y país va más allá. La democracia mexicana necesita desesperadamente de la participación activa de sus ciudadanos, de su involucramiento con las causas que nos representan.

Las elecciones nos dan la oportunidad de elegir nuestro camino, pero es nuestra obligación estar constantemente atentos a sus acciones. Exigir justicia para las mujeres que nos faltan, exigir cambios para combatir la inseguridad y corrupción, exigir reformas que combatan el cambio climático.

Se nos olvida, sin embargo, que para exigir estos cambios, nuestro involucramiento debe ser una actividad de todos los días. Aunque no estemos directamente involucrados con la toma de decisiones, debemos encontrar mecanismos que nos permitan asegurar que aquellas personas electas para representarnos realmente expresen nuestras preocupaciones y necesidades. En México, los políticos prometen su lealtad a su partido antes que a sus votantes y nuestra reacción es distanciarnos de la esfera política. Salgamos como mexicanos y mexicanas responsables a votar para que al día siguiente podamos demandar que nuestros políticos nos rindan cuentas.

Para alzar la voz y exigir respuestas de nuestras funcionarias y funcionarios públicos debemos estar informados e involucrados y debemos inspirar a otros a hacer lo mismo. Cambiemos la narrativa de la política mexicana y hagámosla nuestra. En la siguiente comida familiar, habla de política, habla de temas controversiales, habla de todo aquello que incomoda para que el día de mañana estemos hablando de las soluciones, creando una sinergia social mejor conocida como política.

Por: Arianne Dalma Nehmad

‘En la mesa no se habla de política ni de religión’, típica frase repetida por generaciones para evitar el confrontamiento en la sobremesa. Incluso podríamos decir que evitar temas controversiales es la clave para sobrevivir a las comidas familiares. Pero ¿realmente queremos pertenecer a una sociedad que le tiene tanto miedo a sus diferencias que ni siquiera quiere conocerlas? Es solo cuando abrimos las puertas a un diálogo que podemos entender la situación a la que nos enfrentamos y actuar.

La democracia exige a sus ciudadanos y ciudadanas una participación política activa, y si queremos ver un cambio real en nuestro país, esto es justamente lo que necesitamos. En las elecciones presidenciales del 2018 el 63% de la población ejerció su derecho al voto (INE, 2019), porcentaje que deberíamos considerar inaceptable para una decisión tan importante.

Salir a votar es el primer paso para hacer nuestro este sistema, pero nuestra responsabilidad como ciudadanos no termina ahí. Aunque comienza en las urnas, nuestro involucramiento con nuestra comunidad y país va más allá. La democracia mexicana necesita desesperadamente de la participación activa de sus ciudadanos, de su involucramiento con las causas que nos representan.

Las elecciones nos dan la oportunidad de elegir nuestro camino, pero es nuestra obligación estar constantemente atentos a sus acciones. Exigir justicia para las mujeres que nos faltan, exigir cambios para combatir la inseguridad y corrupción, exigir reformas que combatan el cambio climático.

Se nos olvida, sin embargo, que para exigir estos cambios, nuestro involucramiento debe ser una actividad de todos los días. Aunque no estemos directamente involucrados con la toma de decisiones, debemos encontrar mecanismos que nos permitan asegurar que aquellas personas electas para representarnos realmente expresen nuestras preocupaciones y necesidades. En México, los políticos prometen su lealtad a su partido antes que a sus votantes y nuestra reacción es distanciarnos de la esfera política. Salgamos como mexicanos y mexicanas responsables a votar para que al día siguiente podamos demandar que nuestros políticos nos rindan cuentas.

Para alzar la voz y exigir respuestas de nuestras funcionarias y funcionarios públicos debemos estar informados e involucrados y debemos inspirar a otros a hacer lo mismo. Cambiemos la narrativa de la política mexicana y hagámosla nuestra. En la siguiente comida familiar, habla de política, habla de temas controversiales, habla de todo aquello que incomoda para que el día de mañana estemos hablando de las soluciones, creando una sinergia social mejor conocida como política.