/ miércoles 7 de agosto de 2019

Hacia adelante siempre será mejor

Por: Alfonso Camacho Martínez. Secretario de Comunicación Institucional del CEN del PRI.

Los priistas de todo el país vivimos un momento de plena democracia interna; se encuentra en curso una competencia inédita para la renovación de nuestra dirigencia la cual dará como resultado la definición de quienes ocuparán, por cuatro años, la presidencia y la secretaría general del partido a partir del 18 de agosto; dirigencia que gozará de la mayor legitimidad y suficiente autoridad moral para encauzar los esfuerzos hacia la que se vislumbra como la más profunda reforma en nuestras nueve décadas de existencia como organización política.


En el proceso electoral, participan tres fórmulas de candidatos, en las que mayor pluralidad y equidad de género no pudieron haber existido, dos de ellas encabezadas por mujeres y una de ellas por un varón, aunque lo más valioso de todo, es que los aspirantes cuentan con reconocidas trayectorias, experiencia política y administrativa y con la energía y decisión que un liderazgo requiere para cumplir los objetivos, anhelos y demandas de la militancia y del partido.

El reto es mayúsculo, las decisiones que tomen los nuevos dirigentes a partir de agosto serán determinantes y cada una de las fórmulas cuentan con la visión y la experiencia que les permitirá orientar la puesta al día de los documentos básicos: los Estatutos, el Programa de Acción y nuestra Declaración de Principios.

A partir de ello, se definirá a un nuevo partido, a un partido moderno, que responda a las expectativas y al pensamiento actual de la sociedad mexicana, un partido que sirva al país, pero respondiendo siempre al sentir de los mexicanos.

El priismo y el país entero ya conocieron de frente a los candidatos, quienes, en el primer debate de aspirantes a la dirigencia nacional, expusieron sus conceptos, sus propuestas, sus visiones y, en un marco de libertad y respeto, de manera resuelta y vehemente, confrontaron sus ideas teniendo como espectadores (y jueces) a la militancia tricolor de todo el país.

Se trata de un ejercicio inédito, que se da en un entorno histórico, el de mayores retos, cuando la derrota electoral de 2018 dejó al PRI en su momento de mayor debilidad electoral, merced resultados que nos otorgaron poco más de diez por ciento de la fuerza legislativa federal.

Por ello, el optimismo y el entusiasmo de los priistas es mayor, porque estamos convencidos de que quienes trabajamos en la reforma del partido, somos militantes con convicciones, con un compromiso y con la mayor lealtad al PRI y a México.

Resulta alentador comprobar que en este proceso no nos equivocamos, que los tricolores estamos tomando las decisiones acertadas, que la propuesta de la dirigencia que encabeza Claudia Ruiz Massieu en el sentido de abrir la ocupación de la presidencia y la secretaría general del partido a una elección directa con el voto universal, libre y secreto de los militantes todos, fue lo mejor, pero más importante es que el Pleno del Consejo Político Nacional avaló de manera unánime esta apertura democrática en su sesión del pasado 26 de febrero.

El segundo debate, ejercicio de confrontación de ideas, está programado para hoy, cuatro días antes de que los priistas vayamos a las urnas a votar por quienes consideremos que es la mejor opción para encabezar el resurgimiento tricolor.

En la condición en que los resultados nos ubicaron después de las elecciones del año pasado, todo esfuerzo, cada objetivo alcanzado, cada meta cumplida y cada militante que refrende sus convicciones con el tricolor, será un paso adelante que será positivo para el PRI, cada día en mejores condiciones de seguir aportando ideas, talento, esfuerzo, programas y acción política en favor del país entero. Al tiempo.

Por: Alfonso Camacho Martínez. Secretario de Comunicación Institucional del CEN del PRI.

Los priistas de todo el país vivimos un momento de plena democracia interna; se encuentra en curso una competencia inédita para la renovación de nuestra dirigencia la cual dará como resultado la definición de quienes ocuparán, por cuatro años, la presidencia y la secretaría general del partido a partir del 18 de agosto; dirigencia que gozará de la mayor legitimidad y suficiente autoridad moral para encauzar los esfuerzos hacia la que se vislumbra como la más profunda reforma en nuestras nueve décadas de existencia como organización política.


En el proceso electoral, participan tres fórmulas de candidatos, en las que mayor pluralidad y equidad de género no pudieron haber existido, dos de ellas encabezadas por mujeres y una de ellas por un varón, aunque lo más valioso de todo, es que los aspirantes cuentan con reconocidas trayectorias, experiencia política y administrativa y con la energía y decisión que un liderazgo requiere para cumplir los objetivos, anhelos y demandas de la militancia y del partido.

El reto es mayúsculo, las decisiones que tomen los nuevos dirigentes a partir de agosto serán determinantes y cada una de las fórmulas cuentan con la visión y la experiencia que les permitirá orientar la puesta al día de los documentos básicos: los Estatutos, el Programa de Acción y nuestra Declaración de Principios.

A partir de ello, se definirá a un nuevo partido, a un partido moderno, que responda a las expectativas y al pensamiento actual de la sociedad mexicana, un partido que sirva al país, pero respondiendo siempre al sentir de los mexicanos.

El priismo y el país entero ya conocieron de frente a los candidatos, quienes, en el primer debate de aspirantes a la dirigencia nacional, expusieron sus conceptos, sus propuestas, sus visiones y, en un marco de libertad y respeto, de manera resuelta y vehemente, confrontaron sus ideas teniendo como espectadores (y jueces) a la militancia tricolor de todo el país.

Se trata de un ejercicio inédito, que se da en un entorno histórico, el de mayores retos, cuando la derrota electoral de 2018 dejó al PRI en su momento de mayor debilidad electoral, merced resultados que nos otorgaron poco más de diez por ciento de la fuerza legislativa federal.

Por ello, el optimismo y el entusiasmo de los priistas es mayor, porque estamos convencidos de que quienes trabajamos en la reforma del partido, somos militantes con convicciones, con un compromiso y con la mayor lealtad al PRI y a México.

Resulta alentador comprobar que en este proceso no nos equivocamos, que los tricolores estamos tomando las decisiones acertadas, que la propuesta de la dirigencia que encabeza Claudia Ruiz Massieu en el sentido de abrir la ocupación de la presidencia y la secretaría general del partido a una elección directa con el voto universal, libre y secreto de los militantes todos, fue lo mejor, pero más importante es que el Pleno del Consejo Político Nacional avaló de manera unánime esta apertura democrática en su sesión del pasado 26 de febrero.

El segundo debate, ejercicio de confrontación de ideas, está programado para hoy, cuatro días antes de que los priistas vayamos a las urnas a votar por quienes consideremos que es la mejor opción para encabezar el resurgimiento tricolor.

En la condición en que los resultados nos ubicaron después de las elecciones del año pasado, todo esfuerzo, cada objetivo alcanzado, cada meta cumplida y cada militante que refrende sus convicciones con el tricolor, será un paso adelante que será positivo para el PRI, cada día en mejores condiciones de seguir aportando ideas, talento, esfuerzo, programas y acción política en favor del país entero. Al tiempo.