El voto electrónico se ha convertido en una alternativa viable en diferentes democracias alrededor del mundo para que la ciudadanía ejerza su voto de manera presencial. Este año, se llevarán a cabo elecciones en la India, que se convirtió en pionero en el uso de dispositivos electrónicos de voto en 1998. A través de un dispositivo electrónico la ciudadanía india puede votar, lo que ha simplificado sus procesos electorales, ya que debe cubrir la demanda de al menos 900 millones de votantes, es decir, más de un octavo de la población global, para lo que, en esta ocasión, se necesitarán un millón de centros de votación en todo el país.
De esta forma, el uso del voto electrónico en el país asiático responde a las necesidades y características propias del Estado Indio. En México, para las autoridades electorales la investigación, desarrollo y uso de nuevas tecnologías en los procesos político-electorales son un tema fundamental para la actualización del sistema democrático nacional, por ello, desde 2003 se han llevado a cabo diversos estudios y desarrollado alternativas electrónicas del voto.
El Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Coahuila en 2003 fue el primero en producir e implementar de manera vinculante un sistema de voto electrónico. Otros institutos que han desarrollado y aplicado sus propios dispositivos son Chihuahua, Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León y San Luis Potosí.
Por su parte, el entonces IFE comenzó los estudios, diseño y prototipos de instrumentos de votación electrónica en 2004, y en 2010 determinó la viabilidad de su uso en elecciones federales, siempre que se realizaran las reformas legales necesarias. En 2012, el otrora IFE realizó una prueba piloto de carácter no vinculante durante la Jornada Electoral y una encuesta infantil, desde ese año y hasta 2018 se han llevado a cabo 3,060 ejercicios con voto electrónico, tanto vinculantes como no vinculantes, entre ellos: elecciones de sociedades de alumnos, comisarias municipales, comisarias ejidales, agentes municipales, consultas públicas, elecciones dentro de Partidos Políticos y la elección del Rector de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Las diversas pruebas realizadas por los institutos electorales locales y el INE, así como las experiencias en otros países, dan cuenta de las ventajas que estos sistemas representan en cuanto a logística, organización y costo de los procesos electorales, así como los beneficios ecológicos y en materia de transparencia. En este sentido, la implementación del voto electrónico podría reducir el número del funcionariado de Mesa Directiva de Casilla, simplificar las tareas en las casillas, disminuir la carga de trabajo y los errores humanos. Un caso representativo en el que el uso de dispositivos electrónicos resultaría muy útil se presentó en Coahuila: durante las pasadas elecciones locales de 2017 se registró una coalición con 7 partidos políticos, la cual generó 120 posibles combinaciones, propiciando que las y los funcionarios de MDC demoraran en la clasificación de votos, en consecuencia, el tiempo de llenado de las actas de escrutinio y cómputo fue notablemente mayor.
El voto electrónico también podría aumentar la rapidez en la obtención y difusión de resultados, ya que ofrece datos fiables y expeditos en cuanto a captación de votos y resultados, siendo posible obtener y publicar resultados oficiales pocas horas después de concluida la Jornada Electoral. Por otro lado, a pesar de que se ha procurado que la documentación electoral se recicle y los materiales electorales se reutilicen, el empleo de dispositivos electrónicos puede generar a mediano plazo importantes ahorros en la elaboración de documentación y materiales electorales. Sin embargo, es importante señalar las debilidades de los sistemas electrónicos de voto, como podrían ser el costo inicial de producción del hardware y software, así como el mantenimiento, licencias, soportes y capacitación de todas y todos los funcionarios del INE. El voto electrónico, como cualquier otro método de votación es susceptible de mejoras, por lo que las dificultades que surjan de su implementación pueden ser superadas.
Tomando en cuenta dichas consideraciones, el INE, a través de la Dirección Ejecutiva de Organización Electoral en abril de este año comenzó los preparativos para valorar la implementación del voto electrónico en las elecciones federales del Proceso Electoral 2020–2021. El uso de dispositivos electrónicos para la realización del voto presencial requerirá del trabajo conjunto de diversas áreas del Instituto, pues habrá de reparar en las implicaciones de su uso en las diferentes etapas del Procesos Electoral. Y más allá de las consideraciones técnico-operativas, el reto más grande al que nos enfrentamos es la falta de regulación del voto electrónico, sumado a la necesidad de generar confianza entre actores políticos y ciudadanía hacia el uso de sistemas electrónicos en los ejercicios democráticos.
Consejera electoral del INE