/ viernes 28 de septiembre de 2018

Hacia mejores prácticas democráticas

De 1984, con el entonces gobernador de Yucatán, Víctor Cervera Pacheco, a la fecha, con el actual gobernador de Zacatecas, Alejandro Tello Cristerna, cuya gestión termina en 2021, han ejercido el poder ejecutivo en las treinta y dos entidades del país 200 gobernadores varones y sólo 7 mujeres, que significan el 3.3% frente al 96.7% del total de los 207 gobernantes.

En la jornada electoral del pasado 1 de julio, se eligieron nuevos titulares del ejecutivo de nueve entidades federativas, incluyendo la CDMX. De acuerdo a los resultados, 7 candidaturas electas fueron para hombres (77.8%) y 2 para mujeres (22.2%) [No hay que olvidar que la elección en Puebla se encuentra en litigio en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación].

Por lo que hace a las legislaturas locales se disputaron 972 diputaciones en las 27 entidades federativas donde hubo elecciones concurrentes con la federal, de las cuales 442 fueron para mujeres (48.68%) y 466 para hombres (51.32%), las 64 restantes se encuentran sin definir y corresponden a diputaciones de representación proporcional de Campeche, Chiapas, Guanajuato y Veracruz.

En la representación federal, la Cámara de diputados, de 500 curules, 241 serán para mujeres (48.2%) y 259 para hombres (51.8%). Y en la de senadores, de los 128 lugares, 63 serán para mujeres (49.2%) y 65 para hombres (50.8%). Aquí también, luego de una larga evolución, en la Cámara de diputados del año 2003 a la fecha, la presencia de las mujeres se ha ido incrementando: de 115 que eran en ese año (23%) a las 241 que serán ahora (48.2%), hay un crecimiento notable; mientras que en la Cámara senatorial, desde el año 2000, la presencia de las mujeres ha ido creciendo, pasando de ser 20 mujeres (15.63%) en ese año, a las 63 que son ahora (49.2%).

Esto ha sido posible porque el INE, siguiendo el mandato de las leyes, vigiló que los partidos políticos distribuyeran sus candidaturas con paridad de género. Este principio ha evolucionado en reformas electorales sucesivas pasando del 30 al 40% y luego al 50% para la postulaciónde hombres y mujeres por igual. No podía ser de otra manera tomando en cuenta que en la Lista Nominal nos encontramos inscritos más de 90 millones de electores en todo el país, y el 52% son mujeres.

Llama la atención que sea en el poder legislativo donde se vea con mayor nitidez la presencia femenina. Sin duda, como escribió el pensador inglés John Locke en el Ensayo sobre el gobierno civil, el poder legislativo es el de la razón, el que establece las leyes y normas que hacen que los seres humanos pasemos del estadio de naturaleza al de la sociedad política para lograr desde ahí el espacio público de racionalidad, libertad y tolerancia, que siguen siendo no sólo principios sino también derechos humanos signados por la mayoría de los países democráticos civilizados en todo el globo terrestre.

México no es la excepción y se encuentra en el contexto de la definición de un mundo más humano y más justo. Por eso saludamos la paridad de género y la representación lograda por las mujeres en el proceso electoral federal recién concluido. No es una concesión gratuita si no una materialización postergada de sus derechos políticos.

Siguiendo a Norberto Bobbio, quien en La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento humano, nos recuerda que cuando constatamos datos duros y vemos cómo funcionan las cosas en el ámbito de los asuntos públicos, nos vemos obligados a valorar y jerarquizar cuáles son mejores o peores, y en las formas de gobierno, sin duda, las mejores son aquellas que brindan a los seres humanos las condiciones suficientes para realizarse como personas en un entorno de justicia, libertades políticas, respeto y ejercicio de los derechos humanos y con tolerancia.

La presencia de mujeres y hombres, en casi paridad de género, en el poder legislativo vislumbra una mejor representación de los electores. Ello es el buen comienzo de una confección de leyes einstrumentos jurídicos de mayor inclusión, aspecto que redituará en el logro de una sociedad más justa, menos violenta, más racional y más tolerante.



De 1984, con el entonces gobernador de Yucatán, Víctor Cervera Pacheco, a la fecha, con el actual gobernador de Zacatecas, Alejandro Tello Cristerna, cuya gestión termina en 2021, han ejercido el poder ejecutivo en las treinta y dos entidades del país 200 gobernadores varones y sólo 7 mujeres, que significan el 3.3% frente al 96.7% del total de los 207 gobernantes.

En la jornada electoral del pasado 1 de julio, se eligieron nuevos titulares del ejecutivo de nueve entidades federativas, incluyendo la CDMX. De acuerdo a los resultados, 7 candidaturas electas fueron para hombres (77.8%) y 2 para mujeres (22.2%) [No hay que olvidar que la elección en Puebla se encuentra en litigio en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación].

Por lo que hace a las legislaturas locales se disputaron 972 diputaciones en las 27 entidades federativas donde hubo elecciones concurrentes con la federal, de las cuales 442 fueron para mujeres (48.68%) y 466 para hombres (51.32%), las 64 restantes se encuentran sin definir y corresponden a diputaciones de representación proporcional de Campeche, Chiapas, Guanajuato y Veracruz.

En la representación federal, la Cámara de diputados, de 500 curules, 241 serán para mujeres (48.2%) y 259 para hombres (51.8%). Y en la de senadores, de los 128 lugares, 63 serán para mujeres (49.2%) y 65 para hombres (50.8%). Aquí también, luego de una larga evolución, en la Cámara de diputados del año 2003 a la fecha, la presencia de las mujeres se ha ido incrementando: de 115 que eran en ese año (23%) a las 241 que serán ahora (48.2%), hay un crecimiento notable; mientras que en la Cámara senatorial, desde el año 2000, la presencia de las mujeres ha ido creciendo, pasando de ser 20 mujeres (15.63%) en ese año, a las 63 que son ahora (49.2%).

Esto ha sido posible porque el INE, siguiendo el mandato de las leyes, vigiló que los partidos políticos distribuyeran sus candidaturas con paridad de género. Este principio ha evolucionado en reformas electorales sucesivas pasando del 30 al 40% y luego al 50% para la postulaciónde hombres y mujeres por igual. No podía ser de otra manera tomando en cuenta que en la Lista Nominal nos encontramos inscritos más de 90 millones de electores en todo el país, y el 52% son mujeres.

Llama la atención que sea en el poder legislativo donde se vea con mayor nitidez la presencia femenina. Sin duda, como escribió el pensador inglés John Locke en el Ensayo sobre el gobierno civil, el poder legislativo es el de la razón, el que establece las leyes y normas que hacen que los seres humanos pasemos del estadio de naturaleza al de la sociedad política para lograr desde ahí el espacio público de racionalidad, libertad y tolerancia, que siguen siendo no sólo principios sino también derechos humanos signados por la mayoría de los países democráticos civilizados en todo el globo terrestre.

México no es la excepción y se encuentra en el contexto de la definición de un mundo más humano y más justo. Por eso saludamos la paridad de género y la representación lograda por las mujeres en el proceso electoral federal recién concluido. No es una concesión gratuita si no una materialización postergada de sus derechos políticos.

Siguiendo a Norberto Bobbio, quien en La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento humano, nos recuerda que cuando constatamos datos duros y vemos cómo funcionan las cosas en el ámbito de los asuntos públicos, nos vemos obligados a valorar y jerarquizar cuáles son mejores o peores, y en las formas de gobierno, sin duda, las mejores son aquellas que brindan a los seres humanos las condiciones suficientes para realizarse como personas en un entorno de justicia, libertades políticas, respeto y ejercicio de los derechos humanos y con tolerancia.

La presencia de mujeres y hombres, en casi paridad de género, en el poder legislativo vislumbra una mejor representación de los electores. Ello es el buen comienzo de una confección de leyes einstrumentos jurídicos de mayor inclusión, aspecto que redituará en el logro de una sociedad más justa, menos violenta, más racional y más tolerante.