/ martes 7 de diciembre de 2021

Huérfanos

La familia es factor fundamental para el óptimo desarrollo emocional del ser humano. La guía paternal y maternal son determinantes en la construcción de la personalidad y seguridad de los hijos, lo que definirá su vida futura. Tristemente, por los efectos letales y colaterales de la pandemia o por los altos niveles de violencia en casi todo el territorio nacional, México se ha convertido en un país de huérfanos.

Ocupamos el primer lugar en América y segundo lugar a nivel mundial en la pérdida de un padre, una madre o ambos a causa del Covid-19. 157 mil 700 infantes que se quedaron sin padre y madre entre marzo de 2020 a agosto del 2021, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud e Imperial College London. Esta cifra se eleva a 244 mil 500 si tomamos en cuenta la defunción de los cuidadores primarios y secundarios, es decir, padres, abuelos o custodia, revela el estudio ‘La orfandad ocasionada por la pandemia’ realizado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República.

Producto de esta tragedia en los hogares mexicanos, urge diseñar políticas, programas e incluso reformas legislativas para proteger el derecho al sano desarrollo de la infancia mexicana. El informe del IBD detalla que 29 senadores y diputados de diferentes fracciones parlamentarias, hemos presentado alguna iniciativa o exhorto enfocados a la protección de los menores; mecanismos de apoyo económico; registro de infantes; garantizar los derechos humanos de las niños, niños y adolescentes que quedaron en la orfandad.

India ha puesto el ejemplo al anunciar asistencia financiera para padres adoptivos, educación gratuita para huérfanos y donaciones voluntarias de particulares, empresas u organizaciones. Brasil, Estados Unidos y Perú, también implementaron acciones asistenciales.

Por otro lado, no existen cifras certeras relacionadas a la violencia en el país, solo estimaciones. Por ejemplo, las periodistas Georgina Jiménez y Tania Briseño, estiman que 245 mil menores de edad se quedaron sin padres, tomando como referencia el Censo 2020 del Inegi. Inmujeres, detectó en 2019 en 26 estados a 796 niñas, niños y adolescentes en condición de orfandad por feminicidio. Lamentablemente, el problema se encuentra invisibilizado.

Perder a nuestros progenitores, trae consigo diversos efectos negativos como enfermedades mentales, ansiedad, depresión, problemas de identidad, tendencias suicidas, así como bajo rendimiento escolar e impacto en la vida socioeconómica, generando alta exposición a la pobreza, trabajo infantil o vivir en condición de calle. ¿Qué estamos haciendo por este país que ha dejado a sus hijos en el desamparo?

La familia es factor fundamental para el óptimo desarrollo emocional del ser humano. La guía paternal y maternal son determinantes en la construcción de la personalidad y seguridad de los hijos, lo que definirá su vida futura. Tristemente, por los efectos letales y colaterales de la pandemia o por los altos niveles de violencia en casi todo el territorio nacional, México se ha convertido en un país de huérfanos.

Ocupamos el primer lugar en América y segundo lugar a nivel mundial en la pérdida de un padre, una madre o ambos a causa del Covid-19. 157 mil 700 infantes que se quedaron sin padre y madre entre marzo de 2020 a agosto del 2021, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud e Imperial College London. Esta cifra se eleva a 244 mil 500 si tomamos en cuenta la defunción de los cuidadores primarios y secundarios, es decir, padres, abuelos o custodia, revela el estudio ‘La orfandad ocasionada por la pandemia’ realizado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República.

Producto de esta tragedia en los hogares mexicanos, urge diseñar políticas, programas e incluso reformas legislativas para proteger el derecho al sano desarrollo de la infancia mexicana. El informe del IBD detalla que 29 senadores y diputados de diferentes fracciones parlamentarias, hemos presentado alguna iniciativa o exhorto enfocados a la protección de los menores; mecanismos de apoyo económico; registro de infantes; garantizar los derechos humanos de las niños, niños y adolescentes que quedaron en la orfandad.

India ha puesto el ejemplo al anunciar asistencia financiera para padres adoptivos, educación gratuita para huérfanos y donaciones voluntarias de particulares, empresas u organizaciones. Brasil, Estados Unidos y Perú, también implementaron acciones asistenciales.

Por otro lado, no existen cifras certeras relacionadas a la violencia en el país, solo estimaciones. Por ejemplo, las periodistas Georgina Jiménez y Tania Briseño, estiman que 245 mil menores de edad se quedaron sin padres, tomando como referencia el Censo 2020 del Inegi. Inmujeres, detectó en 2019 en 26 estados a 796 niñas, niños y adolescentes en condición de orfandad por feminicidio. Lamentablemente, el problema se encuentra invisibilizado.

Perder a nuestros progenitores, trae consigo diversos efectos negativos como enfermedades mentales, ansiedad, depresión, problemas de identidad, tendencias suicidas, así como bajo rendimiento escolar e impacto en la vida socioeconómica, generando alta exposición a la pobreza, trabajo infantil o vivir en condición de calle. ¿Qué estamos haciendo por este país que ha dejado a sus hijos en el desamparo?