/ viernes 14 de mayo de 2021

Ignorancia electoral

La ignorancia es la falta de conocimiento, o el desconocimiento de algo. Daniel Williams en su artículo “Ignorancia motivada, racionalidad y política democrática”, publicado en el blog de la London School of Economics, se cuestiona ¿Cómo comunicar el conocimiento científico?, y lo confronta con el concepto de ignorancia motivada, que es diferente a la ignorancia. Por ejemplo, en los procesos democráticos, se supone que la toma de decisiones están motivadas por un electorado informado, pero esto no siempre es así.

¿Ignorancia electoral? Muchos académicos piensan que la ignorancia, es el resultado de un conjunto de informaciones falsas. Sin embargo, Daniel Williams, investigador de la Universidad de Cambridge, afirma que debido a que ciertos grupos se resisten a la investigación y la evidencia; la ignorancia motivada está profundamente arraigada con las identidades y conexiones sociales. Entonces, la toma de decisiones exitosa depende no siempre de una población informada. El público a menudo es ignorante y está mal informado cuando se trata de cuestiones de consenso científico. El autor afirma —y yo con él— que esto no es nuevo. Por ejemplo, Platón afirmó que la ignorancia y la irracionalidad en las democracias, nos conducirán inevitablemente hacia la tiranía.

¿Cómo se resuelve el problema? Si la gente es ignorante, la solución es brindarles más información, afirma el autor, pero si la gente está mal informada, la solución es combatirlo con persuasión racional. Daniel Williams señala que la ignorancia colectiva puede ser muy dañina. Por ejemplo, para cualquier ciudadano, en donde su voto equivale al de millones, los beneficios de estar informado son escasos, pero “los costos de estar informado son significativos, ya que se tiene que invertir tiempo y energía en conocer información que no es tan agradable; como consecuencia, la gente vive racionalmente ignorante”.

Ya casi para terminar, la ignorancia es con frecuencia una respuesta estratégica a motivaciones sociales. En muchas comunidades, las creencias llegan a funcionar como señales de identidad y solidaridad dentro del grupo. “Abandonar tales creencias a la luz de nuevas pruebas no es simplemente cambiar de opinión, sino perder la posición dentro de una comunidad valorada. Tales incentivos nos empujan hacia creencias socialmente adaptativas envueltas en nuestra identidad y orgullo”. Sin embargo, el problema es cuando, como suele ser el caso, tales creencias son infundadas, el conocimiento constituye una amenaza activa para esta adaptación social y adhesión a un grupo.

Los problemas causados por la ignorancia colectiva son ampliamente publicitados. Los beneficios individuales de la ignorancia reciben menos atención. Por ejemplo, las vacunas han salvado millones de vidas y deben desempeñar un papel central en la lucha contra la pandemia del COVID-19. Sin embargo, muchas personas son "anti-Vaxxers", y se caracterizan por denunciar los presuntos daños de las vacunas y vinculan su aplicación con los intentos insidiosos de control social y maximización de las ganancias. Este ejemplo y muchos otros muestran, cómo la ignorancia motivada es un problema en el corazón de las democracias, y en estos tiempos proselitistas, además convivimos con la ignorancia electoral y desdeñamos los beneficios de un electorado informado.


*Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM, @gersonmecalco

La ignorancia es la falta de conocimiento, o el desconocimiento de algo. Daniel Williams en su artículo “Ignorancia motivada, racionalidad y política democrática”, publicado en el blog de la London School of Economics, se cuestiona ¿Cómo comunicar el conocimiento científico?, y lo confronta con el concepto de ignorancia motivada, que es diferente a la ignorancia. Por ejemplo, en los procesos democráticos, se supone que la toma de decisiones están motivadas por un electorado informado, pero esto no siempre es así.

¿Ignorancia electoral? Muchos académicos piensan que la ignorancia, es el resultado de un conjunto de informaciones falsas. Sin embargo, Daniel Williams, investigador de la Universidad de Cambridge, afirma que debido a que ciertos grupos se resisten a la investigación y la evidencia; la ignorancia motivada está profundamente arraigada con las identidades y conexiones sociales. Entonces, la toma de decisiones exitosa depende no siempre de una población informada. El público a menudo es ignorante y está mal informado cuando se trata de cuestiones de consenso científico. El autor afirma —y yo con él— que esto no es nuevo. Por ejemplo, Platón afirmó que la ignorancia y la irracionalidad en las democracias, nos conducirán inevitablemente hacia la tiranía.

¿Cómo se resuelve el problema? Si la gente es ignorante, la solución es brindarles más información, afirma el autor, pero si la gente está mal informada, la solución es combatirlo con persuasión racional. Daniel Williams señala que la ignorancia colectiva puede ser muy dañina. Por ejemplo, para cualquier ciudadano, en donde su voto equivale al de millones, los beneficios de estar informado son escasos, pero “los costos de estar informado son significativos, ya que se tiene que invertir tiempo y energía en conocer información que no es tan agradable; como consecuencia, la gente vive racionalmente ignorante”.

Ya casi para terminar, la ignorancia es con frecuencia una respuesta estratégica a motivaciones sociales. En muchas comunidades, las creencias llegan a funcionar como señales de identidad y solidaridad dentro del grupo. “Abandonar tales creencias a la luz de nuevas pruebas no es simplemente cambiar de opinión, sino perder la posición dentro de una comunidad valorada. Tales incentivos nos empujan hacia creencias socialmente adaptativas envueltas en nuestra identidad y orgullo”. Sin embargo, el problema es cuando, como suele ser el caso, tales creencias son infundadas, el conocimiento constituye una amenaza activa para esta adaptación social y adhesión a un grupo.

Los problemas causados por la ignorancia colectiva son ampliamente publicitados. Los beneficios individuales de la ignorancia reciben menos atención. Por ejemplo, las vacunas han salvado millones de vidas y deben desempeñar un papel central en la lucha contra la pandemia del COVID-19. Sin embargo, muchas personas son "anti-Vaxxers", y se caracterizan por denunciar los presuntos daños de las vacunas y vinculan su aplicación con los intentos insidiosos de control social y maximización de las ganancias. Este ejemplo y muchos otros muestran, cómo la ignorancia motivada es un problema en el corazón de las democracias, y en estos tiempos proselitistas, además convivimos con la ignorancia electoral y desdeñamos los beneficios de un electorado informado.


*Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM, @gersonmecalco