Me da mucho gusto cuando compruebo que Il Bello Canto sigue presente en las entrañas de la vida cultural de nuestro país. Los géneros son muchos, pero afortunadamente las nuevas generaciones de intérpretes lo están retomando en los principales recintos.
Me llena de entusiasmo que ayer sábado, nuevamente la tradición triunfó y se llevaron a cabo en el Palacio Postal dos funciones organizadas por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través del Estudio de la Ópera (EOBA) además de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes.
¿Y que se logró con todo ello? Lo mejor, presentar nada menos que la importante Música angelical en la que pudimos comprobar el talento de numerosos intérpretes que seguramente, darán mucho de qué hablar en los próximos años.
Durante la Edad Media, la música puramente instrumental era más bien inusual; existía una preferencia por la música vocal, y los instrumentos se usaban sobre todo como acompañamiento del coro, durante los bailes y las procesiones. Lo mismo ocurre en el retablo: los ángeles que cantan tienen el protagonismo, y son acompañados por los instrumentos que tocan sus compañeros. A partir del siglo VIII y IX d. C. se introduce también en el resto de Europa.
Aunque originalmente los cantos estaban acompañados por órgano, éste se utilizaba principalmente para fines seglares, entre los siglos IX y XII, empieza a utilizarse cada vez más durante los servicios eclesiásticos.
El programa musical que menciono fue una verdadera joya y contó con las piezas: L’heureExquise de Chansons grises, de Reynaldo Hahn; Au fond du temple saint, Los pescadores de perlas, de Georges Bizet; Arpa Gentil de Il Viaggio a Reims, de Gioachino Rossini; Après un Rêve Lied, de Gabriel Faure; Soavesiail Vento de Cosi fan Tutte, de Wolfgang Amadeus Mozart; Glück, das mir Verblieb de Die tote Stadt, de Erich Wolfgang Korngold; Ave María, Lied, de Cesar Frank; Ange Adorable de Romeo et Juliette, de Charles Gounod, y Boca Chiusa de Madama Butterfly, de Giacomo Puccini.
Participaron las y los beneficiarios del Estudio de la Ópera de Bellas Artes: Alejandro Paz (barítono), Andrea Pancardo (mezzosoprano), Gabriel Vargas (contratenor), Gerardo Rodríguez (tenor), HildelisaHangis (soprano), Hugo Barba (barítono), José Luis Gutiérrez (tenor), Juan Marcos Martínez (barítono), Luz Valeria Viveros (soprano), Lili Nogueras (soprano), Mariana Echeverría (soprano), Mariana Sofía García (mezzosoprano), Miguel Brito y Ricardo Galaviz (pianistas), dirigidos escénicamente por Daniela Parra, maestra de actuación del EOBA.
Las dos presentaciones en el Palacio Postal, ubicado en el Centro Histórico, fueron muy celebradas por numerosas familias asistentes. En lo personal me sorprendió la buena acústica del lugar que dio un realce majestuoso a un género de canto que pocas veces se presenta en el circuito cultural oficial. Bien por las autoridades que organizaron las dos presentaciones. Así que ¡bravo!, añadiéndoles como siempre y con mucho cariño, un beso.