/ jueves 11 de abril de 2019

Indígenas, agentes de pastoral

Coordiné un encuentro latinoamericano de 47 agentes de pastoral nativos de pueblos originarios, todos procedentes de diferentes culturas indígenas, en Latacunga, Ecuador, del 1 al 6 de abril. Eran seglares, religiosas, diáconos y sacerdotes de Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y México.

Sólo faltaron de El Salvador y Honduras, donde me dijeron sus Conferencias Episcopales que no tienen bien organizada esta pastoral. De Venezuela iban a participar dos, pero lo impidieron trabas migratorias a la hora de abordar el avión en Caracas. El encuentro fue promovido por el Departamento de Cultura y Educación del CELAM, del que soy miembro. Su objetivo fue compartir la realidad de los pueblos originarios latinoamericanos, discernir criterios a la luz del Magisterio universal y latinoamericano, y hacer propuestas pastorales, para fortalecer el proceso hacia una Iglesia con rostro autóctono.

Al compartir las realidades que viven, entre otras muchas cosas, dijeron: “Los países se declaran multiétnicos y pluriculturales, pero no lo ponen en práctica. Control de la natalidad de una manera obligada (esterilización forzada). La pérdida de identidad de nuestros jóvenes. Se están perdiendo el idioma, el traje y los valores étnicos. El mal uso de las nuevas tecnologías. Como consecuencia de las migraciones a la ciudad, surgen adicciones (alcohol, droga), especialmente en los jóvenes, prostitución, embarazos precoces, relativismo, etc. Desplazamiento de las comunidades, por la violencia y el narcotráfico. Persecución y criminalización de los líderes que están defendiendo la madre tierra; unos han sido asesinados y otros han sido encarcelados injustamente. Los programas de asistencia social que imparte el gobierno crean dependencia; es una manera de comprar al pueblo. En tiempo de elecciones, los políticos se aprovechan de la pobreza de la gente y la manipulan; dividen a la comunidad. La violencia intrafamiliar. La mujer sufre discriminación, por ser mujer, pobre e indígena. En algunas regiones la mujer va dando su voz y su presencia. El sistema de familias extensas, muy propio de estas comunidades, está cambiando. Se ha rescatado la medicina tradicional. Explotaciones mineras, agrotóxicos, agro negocios que traen desforestación, contaminación a los territorios comunitarios y atentan contra el buen vivir de los pueblos indígenas. Afectan al territorio, tornándolo improductivo. La falta de acceso al agua y contaminación de la misma. La pobreza es cada vez más notoria, por las políticas neoliberales que se llevan adelante desde el Estado”.

PENSAR

Muchos textos del Magisterio, tanto pontificio como latinoamericano, alientan esta pastoral. Los he recogido en un librito, editado tanto por nuestra Conferencia Episcopal como por el CELAM, titulado Pueblos originarios y Magisterio eclesial. Hay muchísimas intervenciones de San Pío X, San Juan Pablo II, de Benedicto XVI y Francisco. Por ejemplo, éste dijo en Puerto Maldonado, Perú: “Ayuden a sus obispos, ayuden a sus misioneros y misioneras, para que se hagan uno con ustedes, y de esa manera dialogando entre todos, puedan plasmar una Iglesia con rostro amazónico y una Iglesia con rostro indígena” (19-I-2018).

ACTUAR

Transcribo lo que pidieron: “Que en los seminarios y en las casas de formación religiosa no se les robe su identidad. Valorar las vocaciones indígenas, desde la cosmovisión y espiritualidad de los pueblos. Estar con el pueblo y acompañar su proceso de reflexión teológica. El acompañamiento en sus luchas sociales, sobre todo en la defensa de sus derechos, cultura, territorio.

Obispo Emérito de San Cristobal de las Casas

Coordiné un encuentro latinoamericano de 47 agentes de pastoral nativos de pueblos originarios, todos procedentes de diferentes culturas indígenas, en Latacunga, Ecuador, del 1 al 6 de abril. Eran seglares, religiosas, diáconos y sacerdotes de Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y México.

Sólo faltaron de El Salvador y Honduras, donde me dijeron sus Conferencias Episcopales que no tienen bien organizada esta pastoral. De Venezuela iban a participar dos, pero lo impidieron trabas migratorias a la hora de abordar el avión en Caracas. El encuentro fue promovido por el Departamento de Cultura y Educación del CELAM, del que soy miembro. Su objetivo fue compartir la realidad de los pueblos originarios latinoamericanos, discernir criterios a la luz del Magisterio universal y latinoamericano, y hacer propuestas pastorales, para fortalecer el proceso hacia una Iglesia con rostro autóctono.

Al compartir las realidades que viven, entre otras muchas cosas, dijeron: “Los países se declaran multiétnicos y pluriculturales, pero no lo ponen en práctica. Control de la natalidad de una manera obligada (esterilización forzada). La pérdida de identidad de nuestros jóvenes. Se están perdiendo el idioma, el traje y los valores étnicos. El mal uso de las nuevas tecnologías. Como consecuencia de las migraciones a la ciudad, surgen adicciones (alcohol, droga), especialmente en los jóvenes, prostitución, embarazos precoces, relativismo, etc. Desplazamiento de las comunidades, por la violencia y el narcotráfico. Persecución y criminalización de los líderes que están defendiendo la madre tierra; unos han sido asesinados y otros han sido encarcelados injustamente. Los programas de asistencia social que imparte el gobierno crean dependencia; es una manera de comprar al pueblo. En tiempo de elecciones, los políticos se aprovechan de la pobreza de la gente y la manipulan; dividen a la comunidad. La violencia intrafamiliar. La mujer sufre discriminación, por ser mujer, pobre e indígena. En algunas regiones la mujer va dando su voz y su presencia. El sistema de familias extensas, muy propio de estas comunidades, está cambiando. Se ha rescatado la medicina tradicional. Explotaciones mineras, agrotóxicos, agro negocios que traen desforestación, contaminación a los territorios comunitarios y atentan contra el buen vivir de los pueblos indígenas. Afectan al territorio, tornándolo improductivo. La falta de acceso al agua y contaminación de la misma. La pobreza es cada vez más notoria, por las políticas neoliberales que se llevan adelante desde el Estado”.

PENSAR

Muchos textos del Magisterio, tanto pontificio como latinoamericano, alientan esta pastoral. Los he recogido en un librito, editado tanto por nuestra Conferencia Episcopal como por el CELAM, titulado Pueblos originarios y Magisterio eclesial. Hay muchísimas intervenciones de San Pío X, San Juan Pablo II, de Benedicto XVI y Francisco. Por ejemplo, éste dijo en Puerto Maldonado, Perú: “Ayuden a sus obispos, ayuden a sus misioneros y misioneras, para que se hagan uno con ustedes, y de esa manera dialogando entre todos, puedan plasmar una Iglesia con rostro amazónico y una Iglesia con rostro indígena” (19-I-2018).

ACTUAR

Transcribo lo que pidieron: “Que en los seminarios y en las casas de formación religiosa no se les robe su identidad. Valorar las vocaciones indígenas, desde la cosmovisión y espiritualidad de los pueblos. Estar con el pueblo y acompañar su proceso de reflexión teológica. El acompañamiento en sus luchas sociales, sobre todo en la defensa de sus derechos, cultura, territorio.

Obispo Emérito de San Cristobal de las Casas