/ sábado 7 de mayo de 2022

Inflación reptante (y reversible)

Durante muchos decenios la tasa anual de inflación en México fue del diez por ciento. Pero en el primer gobierno neoliberal, entre 1982 y 1988, la tasa inflacionaria fue de algo más del diez mil por ciento. Y la razón era muy simple.

La burocracia neoliberal entró a saco en las arcas públicas. Y una vez vaciadas se quedó sin dinero para financiar las tareas de gobierno. Y así las cosas echó a andar la máquina de hacer billetes: la llamada por los economistas emisión primaria.

Al mismo tiempo empezaron a ponerse en práctica otras medidas típicamente neoliberales de saqueo de las arcas públicas, la principal entre ellas la privatización de los bienes, instituciones y empresas públicas. Sobre todo la apropiación privada de los grandes medios de producción propiedad del Estado.

También por esas fechas y hasta el año 2018 se pusieron subrepticiamente en práctica otras medidas privatizadoras, como la devolución y condonación de impuestos, así como otras formas de fraude fiscal toleradas y promovidas por el propio Estado neoliberal como, por ejemplo, el contrabando en gran escala.

Todo esto condujo, desde luego, a la mayor penuria de recursos del gobierno, lo que explica la desaforada utilización de la máquina de hacer billetes y las tasas inflacionarias que en los sexenios neoliberales llegaron a ser de hasta 70 mil por ciento a lo largo de 18 años (los gobiernos de tres ilustrísimos economistas: Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo).

Lógicamente, esas estratosféricas tasas de inflación condujeron a la ruina de la economía nacional, por lo que fue embodegada la dichosa maquinita de imprimir billetes. Y a partir de entonces sólo fueron usadas las otras modalidades ya mencionadas de robo de los bienes públicos. Y algunas más como los contratos leoninos en perjuicio del Estado y el robo descarado, hasta a la luz del día, como la ordeña de combustibles, el llamado huachicol, planeado y ejecutado desde la propia empresa petrolera nacional.

Hoy, con la llegada de López Obrador a Palacio Nacional, todo eso es cosa del pasado. Hoy la moderada inflación que se padece se explica por razones (pandemia, guerra en Europa y escasa oferta mundial) que no tienen ninguna relación con la emisión primaria.

Y por eso es posible (y lo será en breve tiempo) conseguir que la tasa inflacionaria vuelva a ser reptante y no galopante como lo fue en aquellos tres gobiernos neoliberales de 1982 a 2000.


mentorferrer@gmail.com


Durante muchos decenios la tasa anual de inflación en México fue del diez por ciento. Pero en el primer gobierno neoliberal, entre 1982 y 1988, la tasa inflacionaria fue de algo más del diez mil por ciento. Y la razón era muy simple.

La burocracia neoliberal entró a saco en las arcas públicas. Y una vez vaciadas se quedó sin dinero para financiar las tareas de gobierno. Y así las cosas echó a andar la máquina de hacer billetes: la llamada por los economistas emisión primaria.

Al mismo tiempo empezaron a ponerse en práctica otras medidas típicamente neoliberales de saqueo de las arcas públicas, la principal entre ellas la privatización de los bienes, instituciones y empresas públicas. Sobre todo la apropiación privada de los grandes medios de producción propiedad del Estado.

También por esas fechas y hasta el año 2018 se pusieron subrepticiamente en práctica otras medidas privatizadoras, como la devolución y condonación de impuestos, así como otras formas de fraude fiscal toleradas y promovidas por el propio Estado neoliberal como, por ejemplo, el contrabando en gran escala.

Todo esto condujo, desde luego, a la mayor penuria de recursos del gobierno, lo que explica la desaforada utilización de la máquina de hacer billetes y las tasas inflacionarias que en los sexenios neoliberales llegaron a ser de hasta 70 mil por ciento a lo largo de 18 años (los gobiernos de tres ilustrísimos economistas: Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo).

Lógicamente, esas estratosféricas tasas de inflación condujeron a la ruina de la economía nacional, por lo que fue embodegada la dichosa maquinita de imprimir billetes. Y a partir de entonces sólo fueron usadas las otras modalidades ya mencionadas de robo de los bienes públicos. Y algunas más como los contratos leoninos en perjuicio del Estado y el robo descarado, hasta a la luz del día, como la ordeña de combustibles, el llamado huachicol, planeado y ejecutado desde la propia empresa petrolera nacional.

Hoy, con la llegada de López Obrador a Palacio Nacional, todo eso es cosa del pasado. Hoy la moderada inflación que se padece se explica por razones (pandemia, guerra en Europa y escasa oferta mundial) que no tienen ninguna relación con la emisión primaria.

Y por eso es posible (y lo será en breve tiempo) conseguir que la tasa inflacionaria vuelva a ser reptante y no galopante como lo fue en aquellos tres gobiernos neoliberales de 1982 a 2000.


mentorferrer@gmail.com