/ martes 26 de mayo de 2020

Infodemia, la otra pandemia

Por: Mtra. Yoanna Shubich Green

Desde febrero pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) empezó a utilizar el término de infodemia para describir la serie de rumores y desinformación que existe sobre el Covid-19. El neologismo está formado de las voces información y epidemia; se refiere a un exceso de información acerca de un tema, mucha de la cual son rumores, chismes, noticias totalmente falsas (fake news) o parcialmente incorrectas, lo que dificulta la toma de decisiones de las personas.

Las noticias falsas no son nuevas, sin embargo, hoy su divulgación a través de internet es más rápida y la multiplicación de emisores es mayor, además, éstas se aprovechan del miedo y la angustia que impulsa a compartirlas. A la audiencia le es atractivo leer teorías de conspiración y rumores y es poco usual que quien las reciba las verifique o cuestione su veracidad. Ante la generación masiva de contenido, los usuarios esperan que les llegue información novedosa y vigente para comunicarla.

Al mismo tiempo, el proceso científico, que es más riguroso, no opera a la misma velocidad que los medios sociales de comunicación ni plataformas de mensajería en una era de la inmediatez. Igualmente, varios líderes políticos han despreciado a la ciencia y a los expertos como legítimos especialistas en la materia, provocando la politización de la ciencia durante la pandemia.

Para mitigar lo anterior, la OMS creó un equipo de comunicación de riesgos y gestión de infodemias, para revisar constantemente la información que circula y, a su vez, otro equipo se encarga de corregir la información para dar a conocer los hechos reales e información más veraz. También pidió el apoyo de empresas como Facebook, Google, Youtube, Tik Tok, así como a gobiernos e investigadores para detener la propagación de información dudosa y publicar información fidedigna y actualizada sobre la pandemia. Incluso, ya algunas de estas compañías han removido publicaciones con contenido dudoso; comenzaron con proyectos de verificación y han colocado vínculos de la OMS con contenidos que refutan publicaciones inciertas. La OMS busca incluir a otras empresas de tecnología como Amazon, Airbnb y Uber para que en sus plataformas proporcionen información veraz que sirva para proteger la salud de sus clientes.

La divulgación de información falsa es emitida con premeditación y propósitos específicos; ha aumentado en los últimos años con fines comerciales o políticos para confundir o desorientar a las personas o también para influenciar en comportamientos políticos o sociales de los propios ciudadanos.

Ante la crisis de la desinformación, mala información o la sobreabundancia informática no contrastada y su rápida propagación entre personas, medios o redes sociales, se recomienda aprobar una normatividad para elevar la calidad de información que circula; monitorear y revisar los contenidos; consumir la información con moderación; verificar los datos y fuentes; consultar a los expertos, científicos e investigadores más que a los influencers; brindar plataformas donde se puedan cotejar los hechos y viralizar la información veraz, a pesar de que actualmente la verdad cada vez importe menos.

*Coordinadora de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.

Por: Mtra. Yoanna Shubich Green

Desde febrero pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) empezó a utilizar el término de infodemia para describir la serie de rumores y desinformación que existe sobre el Covid-19. El neologismo está formado de las voces información y epidemia; se refiere a un exceso de información acerca de un tema, mucha de la cual son rumores, chismes, noticias totalmente falsas (fake news) o parcialmente incorrectas, lo que dificulta la toma de decisiones de las personas.

Las noticias falsas no son nuevas, sin embargo, hoy su divulgación a través de internet es más rápida y la multiplicación de emisores es mayor, además, éstas se aprovechan del miedo y la angustia que impulsa a compartirlas. A la audiencia le es atractivo leer teorías de conspiración y rumores y es poco usual que quien las reciba las verifique o cuestione su veracidad. Ante la generación masiva de contenido, los usuarios esperan que les llegue información novedosa y vigente para comunicarla.

Al mismo tiempo, el proceso científico, que es más riguroso, no opera a la misma velocidad que los medios sociales de comunicación ni plataformas de mensajería en una era de la inmediatez. Igualmente, varios líderes políticos han despreciado a la ciencia y a los expertos como legítimos especialistas en la materia, provocando la politización de la ciencia durante la pandemia.

Para mitigar lo anterior, la OMS creó un equipo de comunicación de riesgos y gestión de infodemias, para revisar constantemente la información que circula y, a su vez, otro equipo se encarga de corregir la información para dar a conocer los hechos reales e información más veraz. También pidió el apoyo de empresas como Facebook, Google, Youtube, Tik Tok, así como a gobiernos e investigadores para detener la propagación de información dudosa y publicar información fidedigna y actualizada sobre la pandemia. Incluso, ya algunas de estas compañías han removido publicaciones con contenido dudoso; comenzaron con proyectos de verificación y han colocado vínculos de la OMS con contenidos que refutan publicaciones inciertas. La OMS busca incluir a otras empresas de tecnología como Amazon, Airbnb y Uber para que en sus plataformas proporcionen información veraz que sirva para proteger la salud de sus clientes.

La divulgación de información falsa es emitida con premeditación y propósitos específicos; ha aumentado en los últimos años con fines comerciales o políticos para confundir o desorientar a las personas o también para influenciar en comportamientos políticos o sociales de los propios ciudadanos.

Ante la crisis de la desinformación, mala información o la sobreabundancia informática no contrastada y su rápida propagación entre personas, medios o redes sociales, se recomienda aprobar una normatividad para elevar la calidad de información que circula; monitorear y revisar los contenidos; consumir la información con moderación; verificar los datos y fuentes; consultar a los expertos, científicos e investigadores más que a los influencers; brindar plataformas donde se puedan cotejar los hechos y viralizar la información veraz, a pesar de que actualmente la verdad cada vez importe menos.

*Coordinadora de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.