/ domingo 8 de mayo de 2022

Infracciones electorales de obispos

MIRAR

El jueves 7 de abril, antes de las votaciones sobre la revocación de mandato del actual Presidente de nuestro país, la Unidad Técnica de lo Contencioso Electoral de la Secretaría Ejecutiva del Instituto Nacional Electoral, por medio de su 34 Junta Distrital Ejecutiva en el Estado de México, con sede en la ciudad de Toluca, donde resido, me hizo llegar un requerimiento (UT/SCG/PE/SERS/CG/196/2022), para que les aclarara unos puntos referentes a mis escritos sobre dicha revocación, en razón de que un ciudadano, sin domicilio sino sólo con un correo electrónico, denunció a la presidencia de nuestra Conferencia Episcopal y a un servidor por “posibles infracciones atribuidas a ministros de culto derivado de la emisión de un par de publicaciones, entre ellas una realizada por el referido Cardenal”. Me pusieron “un plazo de cuarenta y ocho horas” para proporcionarles los datos que me pedían sobre los medios en que se publicaron mis escritos. De no responder, me impondrían “una amonestación como medida de apremio… so pena de actualizar una infracción en materia electoral”. Me presenté personalmente, en tiempo y forma, sin abogados, y respondí a lo que se me requería ante dicha Unidad Técnica. Me trataron muy bien y parece que todo quedó en paz. Nada me preguntaron sobre el contenido de mis escritos, sino sólo sobre algunos puntos colaterales. Ante esto, me pregunto si los obispos dijimos algo que acreditara una infracción electoral, o qué es lo que podemos o no podemos declarar. La Presidencia de nuestra Conferencia Episcopal tuvo que responder por su parte a una demanda sobre el mismo asunto.

El episcopado mexicano emitió un comunicado en que no se inclinaba por ninguna opción política partidista, sino sólo invitaba a reflexionar y orar por este evento democrático, la revocación de mandato, para que cada ciudadano procediera según su conciencia. En el mismo sentido me expresé en mis escritos. Somos muy respetuosos del marco legal y sabemos qué podemos hacer y qué no, siempre y cuando no se violen derechos de los seres humanos y de Dios. No podemos hacer propaganda a favor o en contra de un partido político, o de un candidato a puestos públicos, pero sí podemos y debemos orientar a la comunidad, a partir de nuestra fe cristiana, para que asuma su responsabilidad ante eventos de esta naturaleza. Esto no es algo contrario a nuestra misión pastoral, pues ésta no se reduce a rezar y celebrar ritos, sino también a procurar que el Evangelio ilumine la vida social; si no, ¡para qué sirve!

No falta quien critique al Papa Francisco por abordar temas semejantes, como si eso fuera ajeno a su identidad y misión. Que lean a los profetas y a Jesús. El cristianismo debe incidir en la vida social.

DISCERNIR

El Concilio Vaticano II, en su Constitución Gaudium et spes, dice: “La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de esta misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina” (42).

ACTUAR

Creyentes y no creyentes, seguidores de un partido político o de una corriente ideológica, obispos y gobernantes, unámonos en la búsqueda y promoción del mayor bien de la comunidad, sin tantas desconfianzas ni rechazos. Nosotros respetamos las leyes, no pretendemos un poder político, sino libertad para aportar los valores de nuestra fe en la construcción del bien común.


MIRAR

El jueves 7 de abril, antes de las votaciones sobre la revocación de mandato del actual Presidente de nuestro país, la Unidad Técnica de lo Contencioso Electoral de la Secretaría Ejecutiva del Instituto Nacional Electoral, por medio de su 34 Junta Distrital Ejecutiva en el Estado de México, con sede en la ciudad de Toluca, donde resido, me hizo llegar un requerimiento (UT/SCG/PE/SERS/CG/196/2022), para que les aclarara unos puntos referentes a mis escritos sobre dicha revocación, en razón de que un ciudadano, sin domicilio sino sólo con un correo electrónico, denunció a la presidencia de nuestra Conferencia Episcopal y a un servidor por “posibles infracciones atribuidas a ministros de culto derivado de la emisión de un par de publicaciones, entre ellas una realizada por el referido Cardenal”. Me pusieron “un plazo de cuarenta y ocho horas” para proporcionarles los datos que me pedían sobre los medios en que se publicaron mis escritos. De no responder, me impondrían “una amonestación como medida de apremio… so pena de actualizar una infracción en materia electoral”. Me presenté personalmente, en tiempo y forma, sin abogados, y respondí a lo que se me requería ante dicha Unidad Técnica. Me trataron muy bien y parece que todo quedó en paz. Nada me preguntaron sobre el contenido de mis escritos, sino sólo sobre algunos puntos colaterales. Ante esto, me pregunto si los obispos dijimos algo que acreditara una infracción electoral, o qué es lo que podemos o no podemos declarar. La Presidencia de nuestra Conferencia Episcopal tuvo que responder por su parte a una demanda sobre el mismo asunto.

El episcopado mexicano emitió un comunicado en que no se inclinaba por ninguna opción política partidista, sino sólo invitaba a reflexionar y orar por este evento democrático, la revocación de mandato, para que cada ciudadano procediera según su conciencia. En el mismo sentido me expresé en mis escritos. Somos muy respetuosos del marco legal y sabemos qué podemos hacer y qué no, siempre y cuando no se violen derechos de los seres humanos y de Dios. No podemos hacer propaganda a favor o en contra de un partido político, o de un candidato a puestos públicos, pero sí podemos y debemos orientar a la comunidad, a partir de nuestra fe cristiana, para que asuma su responsabilidad ante eventos de esta naturaleza. Esto no es algo contrario a nuestra misión pastoral, pues ésta no se reduce a rezar y celebrar ritos, sino también a procurar que el Evangelio ilumine la vida social; si no, ¡para qué sirve!

No falta quien critique al Papa Francisco por abordar temas semejantes, como si eso fuera ajeno a su identidad y misión. Que lean a los profetas y a Jesús. El cristianismo debe incidir en la vida social.

DISCERNIR

El Concilio Vaticano II, en su Constitución Gaudium et spes, dice: “La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de esta misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina” (42).

ACTUAR

Creyentes y no creyentes, seguidores de un partido político o de una corriente ideológica, obispos y gobernantes, unámonos en la búsqueda y promoción del mayor bien de la comunidad, sin tantas desconfianzas ni rechazos. Nosotros respetamos las leyes, no pretendemos un poder político, sino libertad para aportar los valores de nuestra fe en la construcción del bien común.