/ jueves 18 de octubre de 2018

Infraestructura y Energía

por Eduardo Andrade Iturribarría

En esta época de definición de políticas públicas es fundamental que todos estemos parados en el mismo sitio y que tengamos acceso a información suficiente y veraz para poder tomar decisiones que pueden determinar el porvenir de generaciones enteras. Sin embargo, las declaraciones sobre política petrolera en México parecerían responder a un viejo paradigma sobre la disponibilidad de este recurso, sigue siendo correcto asumir que los hidrocarburos son no renovables; lo que ya no es cierto es que el petróleo se nos vaya a acabar.

EL PETRÓLEO NUNCA SE ACABARÁ

Tal como la era de piedra no terminó porque se acabaran las piedras, y como la era del carbón no terminó porque se acabara el mismo, el fin de la era del petróleo no sucederá porque nos lo acabemos, sino porque abandonaremos su uso fundamental: quemarlo.

En efecto, aproximadamente 87 por ciento del petróleo es usado como combustible de algún tipo. Cuando la suma de las energías renovables, y especialmente cuando el almacenamiento masivo de electricidad sea una realidad atractiva económicamente, su utilización será drásticamente reducida.

Pero quizá la parte más relevante que permite suponer que el petróleo nunca se acabará proviene de los avances tecnológicos que permiten técnicas mejoradas de recuperación en los yacimientos, los grandes descubrimientos de reservas no convencionales de hidrocarburos, y los procedimientos de extracción eficaces en costo y cuidado del medio ambiente para explotarlos.

Es, entonces, la combinación de una menor demanda inducida por la alternativa creciente del transporte eléctrico, el advenimiento de energía eléctrica barata proveniente de fuentes renovables y el incremento probabilísticamente asequible lo que permiten entender que el petróleo no se acabará.

Lo relevante para México, y la política energética que debiéramos seguir a futuro, es que nuestra relativa riqueza petrolera perderá valor a largo plazo. El esperable crecimiento en la oferta de petróleo y la disminución en la demanda hacen prever un menor precio futuro, y, por lo tanto, un menor valor presente neto de las reservas que nuestro país aún posee.

Guardar el petróleo indiscriminadamente para el futuro es legar a las próximas generaciones una herencia con valor esperable decreciente. Y aunque explotarlo sin límite resultaría imprudente, si resulta indispensable repensar lo que el país querría hacer con un gran recurso que muy bien nos puede proveer, hoy, de dinero para fomentar el desarrollo económico.

Los futuristas, al inicio del siglo discutían cuál sería la cima en la producción de petróleo a nivel mundial. Había un cierto nivel de aceptación respecto a que ese pico podría suceder entre el año 2006 y el año 2030.

Hoy los avances tecnológicos permiten tener mayor certeza científica sobre que el petróleo no se acabará. Nuestras políticas públicas tienen que escuchar esto y, por el bien de los presentes y de los futuros, deberíamos tener una política de aceleración de la explotación de los hidrocarburos. El fin de la era del petróleo se aproxima.

mail: eandrade@mexiconecesitaingenieros.com.mx



por Eduardo Andrade Iturribarría

En esta época de definición de políticas públicas es fundamental que todos estemos parados en el mismo sitio y que tengamos acceso a información suficiente y veraz para poder tomar decisiones que pueden determinar el porvenir de generaciones enteras. Sin embargo, las declaraciones sobre política petrolera en México parecerían responder a un viejo paradigma sobre la disponibilidad de este recurso, sigue siendo correcto asumir que los hidrocarburos son no renovables; lo que ya no es cierto es que el petróleo se nos vaya a acabar.

EL PETRÓLEO NUNCA SE ACABARÁ

Tal como la era de piedra no terminó porque se acabaran las piedras, y como la era del carbón no terminó porque se acabara el mismo, el fin de la era del petróleo no sucederá porque nos lo acabemos, sino porque abandonaremos su uso fundamental: quemarlo.

En efecto, aproximadamente 87 por ciento del petróleo es usado como combustible de algún tipo. Cuando la suma de las energías renovables, y especialmente cuando el almacenamiento masivo de electricidad sea una realidad atractiva económicamente, su utilización será drásticamente reducida.

Pero quizá la parte más relevante que permite suponer que el petróleo nunca se acabará proviene de los avances tecnológicos que permiten técnicas mejoradas de recuperación en los yacimientos, los grandes descubrimientos de reservas no convencionales de hidrocarburos, y los procedimientos de extracción eficaces en costo y cuidado del medio ambiente para explotarlos.

Es, entonces, la combinación de una menor demanda inducida por la alternativa creciente del transporte eléctrico, el advenimiento de energía eléctrica barata proveniente de fuentes renovables y el incremento probabilísticamente asequible lo que permiten entender que el petróleo no se acabará.

Lo relevante para México, y la política energética que debiéramos seguir a futuro, es que nuestra relativa riqueza petrolera perderá valor a largo plazo. El esperable crecimiento en la oferta de petróleo y la disminución en la demanda hacen prever un menor precio futuro, y, por lo tanto, un menor valor presente neto de las reservas que nuestro país aún posee.

Guardar el petróleo indiscriminadamente para el futuro es legar a las próximas generaciones una herencia con valor esperable decreciente. Y aunque explotarlo sin límite resultaría imprudente, si resulta indispensable repensar lo que el país querría hacer con un gran recurso que muy bien nos puede proveer, hoy, de dinero para fomentar el desarrollo económico.

Los futuristas, al inicio del siglo discutían cuál sería la cima en la producción de petróleo a nivel mundial. Había un cierto nivel de aceptación respecto a que ese pico podría suceder entre el año 2006 y el año 2030.

Hoy los avances tecnológicos permiten tener mayor certeza científica sobre que el petróleo no se acabará. Nuestras políticas públicas tienen que escuchar esto y, por el bien de los presentes y de los futuros, deberíamos tener una política de aceleración de la explotación de los hidrocarburos. El fin de la era del petróleo se aproxima.

mail: eandrade@mexiconecesitaingenieros.com.mx