/ viernes 29 de marzo de 2019

Infraestructura y Energía | ¿Sólo cuatro empresas invitadas?

Invitar a cuatro empresas para hacer la gerencia del proyecto y la construcción de la nueva refinería en Dos Bocas es una práctica sobradamente positiva. Si hubiera más actividad de proceso de petróleo en México muy probablemente, y bajo prácticas perfectamente aceptadas en el mundo empresarial, se habría llamado sólo a la empresa de confianza que hace este tipo de trabajo tradicionalmente para Pemex y, quizá, a una más para tener otra opción. Habría una negociación directa en base a parámetros típicos para obtener el precio que se le pagaría y de ahí en adelante todos a trabajar.

Las empresas que hacen este tipo de trabajos son pocas, y las que estarían disponibles en el momento en que se les requirió serían aún menos. Es decir, hay que saber hacerlo y después estar disponible en el momento en que el inversionista -Pemex en este caso- lo necesita.

Uno de los preceptos de la reforma energética era tratar a Pemex como empresa. Esta es una de las cosas que las compañías hacen: comprar o adquirir servicios como mejor les convenga. Distingamos que comprar botellas de agua para las salas de juntas y hacerse de los servicios de la empresa de ingeniería para un proyecto de más de ocho mil millones de dólares es totalmente distinto.

La empresa seleccionada tendrá que encargarse de manejar los contratos de procura y construcción de la refinería, para lo que tendrá que encontrar un enjambre de empresas y proveedores que tendrán que pasar por el tamiz de su capacidad técnica, financiera y de coordinación de obra. Es decir, lo anunciado fue para la empresa que hará, de una manera muy sofisticada, la “supervisión” de obra e ingeniería.

Entiendo el vendaval político que acompañó la noticia, pero en términos prácticos y dentro de prácticas comunes de empresa, este mecanismo fue el correcto.

Seguirá obtener las licencias para los distintos procesos que habrá en las 50 o más plantas de proceso, y otra vez más habrá que llevar a cabo un proceso cualitativo de selección, negociación y pago de estas tecnologías.

Simplemente los métodos de adquisiciones de bienes que utiliza un gobierno, el que sea, no aplican para estos proyectos. En un país en que, prácticamente, todos desconfiamos de todo por principio tendremos que asimilar que el proyecto y su ejecución final tendrán que ser adjudicados por mecanismos distintos a los tradicionales.

¿Qué le queda al Gobierno en este momento? Ahora es cuando tendrá que pedir a la empresa seleccionada para hacer el paquete de supervisión e ingeniería que, dentro de su alcance, tenga los procedimientos suficientemente claros para que la ciudadanía esté satisfecha con la posterior elección de las constructoras que se encargarán de la parte física de la obra.

No es que sea sencillo, pero en esta parte de la industria de la construcción tampoco es inusual. El gran pendiente para Pemex es encontrar quienes puedan construir una refinería en un tiempo récord, con un presupuesto esperado bajo, dentro de estándares de calidad y seguridad absolutas y bajo procedimientos de compras que nunca ha, en realidad, explorado.

eduarddoandradeiturribarria@gmail.com

Invitar a cuatro empresas para hacer la gerencia del proyecto y la construcción de la nueva refinería en Dos Bocas es una práctica sobradamente positiva. Si hubiera más actividad de proceso de petróleo en México muy probablemente, y bajo prácticas perfectamente aceptadas en el mundo empresarial, se habría llamado sólo a la empresa de confianza que hace este tipo de trabajo tradicionalmente para Pemex y, quizá, a una más para tener otra opción. Habría una negociación directa en base a parámetros típicos para obtener el precio que se le pagaría y de ahí en adelante todos a trabajar.

Las empresas que hacen este tipo de trabajos son pocas, y las que estarían disponibles en el momento en que se les requirió serían aún menos. Es decir, hay que saber hacerlo y después estar disponible en el momento en que el inversionista -Pemex en este caso- lo necesita.

Uno de los preceptos de la reforma energética era tratar a Pemex como empresa. Esta es una de las cosas que las compañías hacen: comprar o adquirir servicios como mejor les convenga. Distingamos que comprar botellas de agua para las salas de juntas y hacerse de los servicios de la empresa de ingeniería para un proyecto de más de ocho mil millones de dólares es totalmente distinto.

La empresa seleccionada tendrá que encargarse de manejar los contratos de procura y construcción de la refinería, para lo que tendrá que encontrar un enjambre de empresas y proveedores que tendrán que pasar por el tamiz de su capacidad técnica, financiera y de coordinación de obra. Es decir, lo anunciado fue para la empresa que hará, de una manera muy sofisticada, la “supervisión” de obra e ingeniería.

Entiendo el vendaval político que acompañó la noticia, pero en términos prácticos y dentro de prácticas comunes de empresa, este mecanismo fue el correcto.

Seguirá obtener las licencias para los distintos procesos que habrá en las 50 o más plantas de proceso, y otra vez más habrá que llevar a cabo un proceso cualitativo de selección, negociación y pago de estas tecnologías.

Simplemente los métodos de adquisiciones de bienes que utiliza un gobierno, el que sea, no aplican para estos proyectos. En un país en que, prácticamente, todos desconfiamos de todo por principio tendremos que asimilar que el proyecto y su ejecución final tendrán que ser adjudicados por mecanismos distintos a los tradicionales.

¿Qué le queda al Gobierno en este momento? Ahora es cuando tendrá que pedir a la empresa seleccionada para hacer el paquete de supervisión e ingeniería que, dentro de su alcance, tenga los procedimientos suficientemente claros para que la ciudadanía esté satisfecha con la posterior elección de las constructoras que se encargarán de la parte física de la obra.

No es que sea sencillo, pero en esta parte de la industria de la construcción tampoco es inusual. El gran pendiente para Pemex es encontrar quienes puedan construir una refinería en un tiempo récord, con un presupuesto esperado bajo, dentro de estándares de calidad y seguridad absolutas y bajo procedimientos de compras que nunca ha, en realidad, explorado.

eduarddoandradeiturribarria@gmail.com