/ viernes 9 de julio de 2021

Inseguridad: la sociedad tiene otros datos

Por Angélica Canjura

A tres años del triunfo de la llamada “4T”, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la situación de violencia en México se ha mantenido sin mayores cambios respecto de la tendencia observada en el país desde 2021, con números alarmantes. Para muestra de ello, la cifra de homicidio doloso reportada el pasado 20 de junio por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, donde se tiene un promedio de 82 asesinatos diarios, que significa una ligera diminución en este delito (0.7%) entre el primer cuatrimestre de 2020 y 2021.

Causa en Común realiza cada mes una revisión de la prensa local de todos los estados del país e identifica los casos más atroces registrados, toda vez que no existen cifras oficiales que tengan por objetivo reconocer y atender los niveles de violencia y crueldad que caracterizan a muchos de los delitos que ocurren en el país; sin embargo este ejercicio es relevante ya que proporciona una muestra de la gran descomposición social, la falta de cohesión y de Estado de derecho que privan en el territorio nacional. En este informe, de enero a junio de 2021, se detectaron al menos 278 masacres (36 de ellas corresponden al mes de junio); 242 asesinatos de niños, niñas y adolescentes; 269 feminicidios con crueldad extrema y 594 fosas clandestinas, entre otros no menos escabrosos.

El pasado lunes 5 de julio, el presidente tuvo un diálogo tenso con el periodista Jorge Ramos durante su conferencia mañanera, ya que éste lo increpó sobre la eficacia de la “estrategia de abrazos no balazos” implementada por el gobierno federal y acusó a López Obrador de no ver las cifras “más allá de la burbuja de Palacio Nacional”, a lo que el presidente contestó con una evidente molestia que él tiene otros datos y que no vive en una burbuja. Señaló que “ya no hay masacres, en el país […] es un enfrentamiento entre bandas, ya no es el Estado el principal agresor de Derechos Humanos”. Lejos de cuestionar los resultados de la “estrategia”, es necesario que el presidente reconozca la crisis de seguridad como está, más allá de comparaciones y reproches; es decir, es necesario aceptar la realidad actual, cruda y violenta para poder resolver el problema.

El presidente señala que trabaja todos los días para garantizar la paz y la tranquilidad del país, y no lo dudo; sin embargo, es imperativo dejar de evadir la gravedad del problema para dar resultados. En el México de la “4T”, a pesar de las afirmaciones del presidente, no hay cero impunidad, las policías se encuentran abandonadas, las personas mueren con extrema violencia sin ser parte de grupos de la delincuencia organizada, contrariando el mito sobre el narcotráfico, de que los muertos son de sus filas; la sociedad está descompuesta en un grado que se refleja en las muertes de nuestras mujeres a manos de sus parejas, de las niñas y niños a manos de sus padres; las madres reciben restos de sus hijos desaparecidos después de años de búsquedas lideradas por ellas mismas.

La violencia continúa, señor presidente, no se desprecia la disminución que usted señala en algunos delitos, a pesar de que hay que apuntar que ésta se debe a las modificaciones en los patrones de movilidad a causa de la pandemia de covid- 19, que además afectaron la denuncia, generando un subregistro señalado por Causa en Común. Desafortunadamente, la sociedad tiene otros datos, y son datos atroces. Más allá de defender sus cifras, que no reflejan una atención integral de la violencia en el país, unamos fuerzas para reconocer la realidad y cambiarla.

Por Angélica Canjura

A tres años del triunfo de la llamada “4T”, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la situación de violencia en México se ha mantenido sin mayores cambios respecto de la tendencia observada en el país desde 2021, con números alarmantes. Para muestra de ello, la cifra de homicidio doloso reportada el pasado 20 de junio por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, donde se tiene un promedio de 82 asesinatos diarios, que significa una ligera diminución en este delito (0.7%) entre el primer cuatrimestre de 2020 y 2021.

Causa en Común realiza cada mes una revisión de la prensa local de todos los estados del país e identifica los casos más atroces registrados, toda vez que no existen cifras oficiales que tengan por objetivo reconocer y atender los niveles de violencia y crueldad que caracterizan a muchos de los delitos que ocurren en el país; sin embargo este ejercicio es relevante ya que proporciona una muestra de la gran descomposición social, la falta de cohesión y de Estado de derecho que privan en el territorio nacional. En este informe, de enero a junio de 2021, se detectaron al menos 278 masacres (36 de ellas corresponden al mes de junio); 242 asesinatos de niños, niñas y adolescentes; 269 feminicidios con crueldad extrema y 594 fosas clandestinas, entre otros no menos escabrosos.

El pasado lunes 5 de julio, el presidente tuvo un diálogo tenso con el periodista Jorge Ramos durante su conferencia mañanera, ya que éste lo increpó sobre la eficacia de la “estrategia de abrazos no balazos” implementada por el gobierno federal y acusó a López Obrador de no ver las cifras “más allá de la burbuja de Palacio Nacional”, a lo que el presidente contestó con una evidente molestia que él tiene otros datos y que no vive en una burbuja. Señaló que “ya no hay masacres, en el país […] es un enfrentamiento entre bandas, ya no es el Estado el principal agresor de Derechos Humanos”. Lejos de cuestionar los resultados de la “estrategia”, es necesario que el presidente reconozca la crisis de seguridad como está, más allá de comparaciones y reproches; es decir, es necesario aceptar la realidad actual, cruda y violenta para poder resolver el problema.

El presidente señala que trabaja todos los días para garantizar la paz y la tranquilidad del país, y no lo dudo; sin embargo, es imperativo dejar de evadir la gravedad del problema para dar resultados. En el México de la “4T”, a pesar de las afirmaciones del presidente, no hay cero impunidad, las policías se encuentran abandonadas, las personas mueren con extrema violencia sin ser parte de grupos de la delincuencia organizada, contrariando el mito sobre el narcotráfico, de que los muertos son de sus filas; la sociedad está descompuesta en un grado que se refleja en las muertes de nuestras mujeres a manos de sus parejas, de las niñas y niños a manos de sus padres; las madres reciben restos de sus hijos desaparecidos después de años de búsquedas lideradas por ellas mismas.

La violencia continúa, señor presidente, no se desprecia la disminución que usted señala en algunos delitos, a pesar de que hay que apuntar que ésta se debe a las modificaciones en los patrones de movilidad a causa de la pandemia de covid- 19, que además afectaron la denuncia, generando un subregistro señalado por Causa en Común. Desafortunadamente, la sociedad tiene otros datos, y son datos atroces. Más allá de defender sus cifras, que no reflejan una atención integral de la violencia en el país, unamos fuerzas para reconocer la realidad y cambiarla.