/ sábado 14 de abril de 2018

Instituciones, ¿al diablo?

No fue “ya sabes quién”, el que las envió al Averno. El Tribunal Federal Electoral se encargó de hacerlo. Incluir al Bronco, en las boletas de candidato a la presidencia, dio al traste con los esfuerzos de años.

El IFE (Ahora INE) surgió de la urgencia de tener elecciones limpias, transparentes, en las que, el voto del ciudadano en verdad contara.

Echarlo a andar, consolidar su estructura y, sobre todo, recuperar la credibilidad y la confianza de la sociedad, se consiguió gracias al enorme esfuerzo de figuras como la de José Woldenberg. Aún en manos de consejeros bisoños y con una incipiente organización, los mexicanos le dieron su aval y los partidos, las campañas y las jornadas electorales, tomaron otro sesgo.

En la misma línea, el Tribunal Federal Electoral ratificó el avance y, aunque hubo algunos magistrados controvertidos, en general sus resoluciones fueron justas, conforme a la Ley. De golpe y porrazo, cuatro mega cretinos lo echan por tierra.

Un personaje, que presentó más de 800 mil firmas -por decir lo menos- cuestionables, debería haber ido a juicio y no a ocupar un lugar en la papeleta en la que se decidirán seis años del destino de todos.

El INE cumplió con su responsabilidad de checar las firmas que presentó Jaime Rodríguez. Se sabía de las trácalas para conseguirlas: muertos redivivos, duplicación de credenciales, viles copias fotostáticas y un sinfín más, de trastupijes. De acuerdo a la normatividad, imposible que pasara.

La revisión dejó en claro que, el interfecto, estaba impedido para contender, hasta que, Felipe Fuentes, Indalfer Infante, Mónica Soto y José Luis Vargas salieron por peteneras y argumentaron que se le había negado el “Derecho de Audiencia”. ¡Dioses, explicación de Perogrullo!

Felipe de la Mata, Reyes Rodríguez y la Presidenta del Tribunal, Janine Otálora, votaron en contra y Otálora declaró que “se necesita perfil ético y no sólo político”.

¿Y la opinión pública? En el ácido. La credibilidad cayó a cero. La rumorología se alocó y se vio el fallo como una “orden” de Los Pinos. Otros se la endilgan al PRI, porque el Bronco es más priísta que Meade y los representará con mayores probabilidades. Hay el grupo de los ilusos que considera que subirá el porcentaje del alicaído Meade, al atomizarse el sufragio, cuando la realidad es que el ganador del entuerto, será AMLO:

De entrada se pone en duda el proceso electoral, se decepciona a la población y se rebaja a las instituciones encargadas, a niveles vergonzosos.Más de uno comenta, que estas elecciones acabarán judicializadas y la resolución la tomarán siete individuos.

No es el primer sainete entre el INE y el TRIFE. En varias ocasiones, el mentado Tribunal le corrigió la plana a Córdova y sus consejeros. En esos temas pudo haber discrepancias en la interpretación; en este último, no.

Sembrar la duda, sobre el árbitro de una contienda tan espinosa, es demencial. El que lo hicieran ellos mismos, catastrófico. En sintonía con el rechazo, juristas de los tamaños de un Diego Valadés.

A un tramposo, de los tamaños de Jaime Rodríguez, se le debió sancionar y así confirmar el apego a la Ley, lo que garantizaría elecciones democráticas. El neoleonés, que ya traía la cola de su desgobierno, se puso la soga al cuello.

Se ensucian las campañas, se hace un cochinero en la boleta –al incluir a un trácala- y se aleja de las urnas, a un sector harto de porquerías. ¡La hicieron buena!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq




No fue “ya sabes quién”, el que las envió al Averno. El Tribunal Federal Electoral se encargó de hacerlo. Incluir al Bronco, en las boletas de candidato a la presidencia, dio al traste con los esfuerzos de años.

El IFE (Ahora INE) surgió de la urgencia de tener elecciones limpias, transparentes, en las que, el voto del ciudadano en verdad contara.

Echarlo a andar, consolidar su estructura y, sobre todo, recuperar la credibilidad y la confianza de la sociedad, se consiguió gracias al enorme esfuerzo de figuras como la de José Woldenberg. Aún en manos de consejeros bisoños y con una incipiente organización, los mexicanos le dieron su aval y los partidos, las campañas y las jornadas electorales, tomaron otro sesgo.

En la misma línea, el Tribunal Federal Electoral ratificó el avance y, aunque hubo algunos magistrados controvertidos, en general sus resoluciones fueron justas, conforme a la Ley. De golpe y porrazo, cuatro mega cretinos lo echan por tierra.

Un personaje, que presentó más de 800 mil firmas -por decir lo menos- cuestionables, debería haber ido a juicio y no a ocupar un lugar en la papeleta en la que se decidirán seis años del destino de todos.

El INE cumplió con su responsabilidad de checar las firmas que presentó Jaime Rodríguez. Se sabía de las trácalas para conseguirlas: muertos redivivos, duplicación de credenciales, viles copias fotostáticas y un sinfín más, de trastupijes. De acuerdo a la normatividad, imposible que pasara.

La revisión dejó en claro que, el interfecto, estaba impedido para contender, hasta que, Felipe Fuentes, Indalfer Infante, Mónica Soto y José Luis Vargas salieron por peteneras y argumentaron que se le había negado el “Derecho de Audiencia”. ¡Dioses, explicación de Perogrullo!

Felipe de la Mata, Reyes Rodríguez y la Presidenta del Tribunal, Janine Otálora, votaron en contra y Otálora declaró que “se necesita perfil ético y no sólo político”.

¿Y la opinión pública? En el ácido. La credibilidad cayó a cero. La rumorología se alocó y se vio el fallo como una “orden” de Los Pinos. Otros se la endilgan al PRI, porque el Bronco es más priísta que Meade y los representará con mayores probabilidades. Hay el grupo de los ilusos que considera que subirá el porcentaje del alicaído Meade, al atomizarse el sufragio, cuando la realidad es que el ganador del entuerto, será AMLO:

De entrada se pone en duda el proceso electoral, se decepciona a la población y se rebaja a las instituciones encargadas, a niveles vergonzosos.Más de uno comenta, que estas elecciones acabarán judicializadas y la resolución la tomarán siete individuos.

No es el primer sainete entre el INE y el TRIFE. En varias ocasiones, el mentado Tribunal le corrigió la plana a Córdova y sus consejeros. En esos temas pudo haber discrepancias en la interpretación; en este último, no.

Sembrar la duda, sobre el árbitro de una contienda tan espinosa, es demencial. El que lo hicieran ellos mismos, catastrófico. En sintonía con el rechazo, juristas de los tamaños de un Diego Valadés.

A un tramposo, de los tamaños de Jaime Rodríguez, se le debió sancionar y así confirmar el apego a la Ley, lo que garantizaría elecciones democráticas. El neoleonés, que ya traía la cola de su desgobierno, se puso la soga al cuello.

Se ensucian las campañas, se hace un cochinero en la boleta –al incluir a un trácala- y se aleja de las urnas, a un sector harto de porquerías. ¡La hicieron buena!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq