/ martes 27 de febrero de 2018

Instituciones y retos sociales y económicos

Una de las características de la economía mexicana es su estrecha relación con la de los Estados Unidos y, en general, con la economía global. Esta circunstancia hace que todas las decisiones de política económica que se adoptan deban ser leídas en su efecto en el ámbito interno como en su relación con el exterior. Cabe mencionar que en la actualidad la economía global ha fortalecido los vínculos entre los países ya que hoy, como nunca antes, la interrelación entre las economías es muy estrecha.

Uno de los casos más relevantes es el de la política monetaria donde un incremento en la tasa de interés en Europa o en Estados Unidos tiene repercusiones globales. Particularmente para el caso mexicano la relación peso-dólar obliga a poner atención en los movimientos de la tasa de interés y en los vaivenes del mercado cambiario.Así, en los últimos años ha sido necesario que las decisiones de política monetaria del Banco de México se basen en las necesidades internas de preservar el valor del peso, es decir, contener la inflación y, en otras consideren los movimientos de la tasa de interés en Estados Unidos.

Al respecto, en un clima financiero que a partir de los resultados positivos que registra la economía estadounidense advierte un fortalecimiento del dólar y una mayor velocidad en el objetivo de llevar al alza su tasa de interés, la semana pasada el Banco de México incrementó en 25 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día llevándola a un nivel de 7.50 por ciento.

De acuerdo con el banco central, las decisiones de política monetaria buscan “mantener ancladas” las expectativas de inflación de mediano y largo plazo, así como fortalecer el acompañamiento de la política fiscal que ya logró obtener un superávit primario. De este modo, tanto la política monetaria como la fiscal se combinan para contener el alza de precios, pero al mismo tiempo buscan mantener un diferencial atractivo entre la tasa de interés nacional y la de Estados Unidos.

Lo anterior es importante en el marco de un escenario de riesgos de la economía mundial y los retos internos que enfrenta la economía nacional. Así, el objetivo de las autoridades hacendarias de mantener la estabilidad y la rentabilidad de la inversión en México se mantiene y se refuerza continuamente con medidas como la anunciada por el Banco de México.

Lo importante es que el ambiente económico siga enviando señales de certidumbre y que con ello se mantenga el funcionamiento de la actividad productiva y la generación de empleo. Ante todo destaca el comportamiento de la instituciones y el compromiso con la estabilidad, la cual deberá traducirse también en dar certidumbre en la continua mejoría de las condiciones de vida de la población. Ejemplo de ello es que las últimas cifras del consumo privado señalan que este indicador aumentó 2.9% real anual en noviembre de 2017, lo que fue apoyado por las importaciones que básicamente son insumos para la producción. Al mismo tiempo, la producción industrial ya comenzó a presentar avances positivos; en diciembre pasado su crecimiento fue de 0.1% en términos reales, luego de reportar 8 contracciones anuales continuas. Destaca el incremento de 3.1% en la actividad del sector construcción (El mayor de los últimos trece meses) y de 1.2% en la industria manufacturera. Este comportamiento contribuyó a atenuar el efeto negativo de la minería que sigue afectada por la baja producción petrolera, la cual se espera repunte a lo largo de 2018.

Otra de las señales positivas es que después de los incrementos en el ritmo inflacionario que llegó al tope de siete por ciento anual, ya se comenzó a registrar un comportamiento a la baja. En enero del presente año la tasa inflacionaria se ubicó en 5.5% anual lo que representa una fuerte reducción comparada con la del cierre del año pasado. De confirmarse las tendencias descritas se estaría ante un escenario en el que la dinámica de precios comienza a mostrar el comportamiento a la baja esperado, mientras que la producción industrial repunta y el consumo privado sigue al alza.

Estos resultados se basan en la capacidad institucional del país para adoptar y mantener políticas que permitan atender las necesidades de la población y enfrentar los retos económicos y sociales de la coyuntura interna y externa. La base es sin duda la fortaleza de las instituciones y la claridad en la toma de decisiones, lo cual refleja lo que los mexicanos hemos construido a lo largo de años de trabajo. Mantener la institucionalidad alcanzada y fortalecer su capacidad de respuesta a las necesidades de la población debe ser uno de los objetivos de la Nación.

Una de las características de la economía mexicana es su estrecha relación con la de los Estados Unidos y, en general, con la economía global. Esta circunstancia hace que todas las decisiones de política económica que se adoptan deban ser leídas en su efecto en el ámbito interno como en su relación con el exterior. Cabe mencionar que en la actualidad la economía global ha fortalecido los vínculos entre los países ya que hoy, como nunca antes, la interrelación entre las economías es muy estrecha.

Uno de los casos más relevantes es el de la política monetaria donde un incremento en la tasa de interés en Europa o en Estados Unidos tiene repercusiones globales. Particularmente para el caso mexicano la relación peso-dólar obliga a poner atención en los movimientos de la tasa de interés y en los vaivenes del mercado cambiario.Así, en los últimos años ha sido necesario que las decisiones de política monetaria del Banco de México se basen en las necesidades internas de preservar el valor del peso, es decir, contener la inflación y, en otras consideren los movimientos de la tasa de interés en Estados Unidos.

Al respecto, en un clima financiero que a partir de los resultados positivos que registra la economía estadounidense advierte un fortalecimiento del dólar y una mayor velocidad en el objetivo de llevar al alza su tasa de interés, la semana pasada el Banco de México incrementó en 25 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día llevándola a un nivel de 7.50 por ciento.

De acuerdo con el banco central, las decisiones de política monetaria buscan “mantener ancladas” las expectativas de inflación de mediano y largo plazo, así como fortalecer el acompañamiento de la política fiscal que ya logró obtener un superávit primario. De este modo, tanto la política monetaria como la fiscal se combinan para contener el alza de precios, pero al mismo tiempo buscan mantener un diferencial atractivo entre la tasa de interés nacional y la de Estados Unidos.

Lo anterior es importante en el marco de un escenario de riesgos de la economía mundial y los retos internos que enfrenta la economía nacional. Así, el objetivo de las autoridades hacendarias de mantener la estabilidad y la rentabilidad de la inversión en México se mantiene y se refuerza continuamente con medidas como la anunciada por el Banco de México.

Lo importante es que el ambiente económico siga enviando señales de certidumbre y que con ello se mantenga el funcionamiento de la actividad productiva y la generación de empleo. Ante todo destaca el comportamiento de la instituciones y el compromiso con la estabilidad, la cual deberá traducirse también en dar certidumbre en la continua mejoría de las condiciones de vida de la población. Ejemplo de ello es que las últimas cifras del consumo privado señalan que este indicador aumentó 2.9% real anual en noviembre de 2017, lo que fue apoyado por las importaciones que básicamente son insumos para la producción. Al mismo tiempo, la producción industrial ya comenzó a presentar avances positivos; en diciembre pasado su crecimiento fue de 0.1% en términos reales, luego de reportar 8 contracciones anuales continuas. Destaca el incremento de 3.1% en la actividad del sector construcción (El mayor de los últimos trece meses) y de 1.2% en la industria manufacturera. Este comportamiento contribuyó a atenuar el efeto negativo de la minería que sigue afectada por la baja producción petrolera, la cual se espera repunte a lo largo de 2018.

Otra de las señales positivas es que después de los incrementos en el ritmo inflacionario que llegó al tope de siete por ciento anual, ya se comenzó a registrar un comportamiento a la baja. En enero del presente año la tasa inflacionaria se ubicó en 5.5% anual lo que representa una fuerte reducción comparada con la del cierre del año pasado. De confirmarse las tendencias descritas se estaría ante un escenario en el que la dinámica de precios comienza a mostrar el comportamiento a la baja esperado, mientras que la producción industrial repunta y el consumo privado sigue al alza.

Estos resultados se basan en la capacidad institucional del país para adoptar y mantener políticas que permitan atender las necesidades de la población y enfrentar los retos económicos y sociales de la coyuntura interna y externa. La base es sin duda la fortaleza de las instituciones y la claridad en la toma de decisiones, lo cual refleja lo que los mexicanos hemos construido a lo largo de años de trabajo. Mantener la institucionalidad alcanzada y fortalecer su capacidad de respuesta a las necesidades de la población debe ser uno de los objetivos de la Nación.