/ viernes 27 de julio de 2018

Inteligencia: Seguridad Nacional, Seguridad Pública

En pleno proceso de presentación de una larga serie de medidas, propuestas y proyectos por parte de los integrantes del equipo del candidato ganador de las elecciones presidenciales pasadas, destacan los planteamientos hechos en torno a la grave problemática que representa la inseguridad pública. Como sabemos, dicho asunto, tiene ramificaciones desde el funcionamiento de los micro sistemas sociales, hasta los convenios con gobiernos y organismos multilaterales.

Por supuesto que a nivel nacional, encontramos confusiones estructurales, traslapes institucionales, presupuestos con dudosos ejercicios producto de la opacidad, así como un tan complejo como ineficiente conjunto de leyes que de muy poco han servido para contener la ola criminal. Las Fuerzas Armadas, sin duda que han sido el recurso más solicitado por las autoridades y la población, para que de alguna forma puedan bien, recuperar o preservar sus actividades cotidianas. Lo mismo ha sucedido con instancias claves para la democracia mexicana como es el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, conocido con el acrónimo de Cisen.

A lo largo de los años, sobre todo del 2000 a la fecha, el Cisen ha sido dirigido por una larga lista de funcionarios con nula trayectoria y preparación en la materia, con muy, muy contadas excepciones. Desde luego que la responsabilidad es de quien les nombra, el Presidente de la República, pues en el perfil del director en turno denota el concepto y utilidad que se tiene de la institución. Así que de aquél año a nuestros días, ha pasado por ser una instancia con un halo de complicidad con la élite del poder y por tanto, de poca utilidad para los fines a los que originalmente fue creada.

A lo anterior debemos agregar, el severo desgaste de involucrarla en tareas estrictamente policiacas y de confrontación al crimen organizado. El desgaste acusado, atiende por lo tanto a la funcionalidad que el gobierno en turno le confirió, más que a la indispensable utilidad de la inteligencia y análisis que genera para prevenir y neutralizar los antagonismos al Estado y a la sociedad. Su aportación, en sus orígenes, a la democracia son invaluables. De allí que en la actual transición, al continuar con la inercia de la confusión que hay desde hace décadas entre Seguridad Nacional y Seguridad Pública, ahora se le tenga como probable destino, la futura Secretaría de Seguridad.

Dentro de las áreas de la Comisión Nacional de Seguridad y en la propia Policía Federal, existen oficinas encargadas de recuperar y generar inteligencia en materia de confrontación y sometimiento al crimen organizado. Incluso hay Divisiones de la Policía Federal como la Policía Cibernética, la Policía Científica, que en efecto, tienen como principal misión, la elaboración de planteamientos para la toma de decisiones inmediatas, dado que la Seguridad Pública al tener un muy alto contenido de prevención, las acciones a aplicar no admiten demoras.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

En pleno proceso de presentación de una larga serie de medidas, propuestas y proyectos por parte de los integrantes del equipo del candidato ganador de las elecciones presidenciales pasadas, destacan los planteamientos hechos en torno a la grave problemática que representa la inseguridad pública. Como sabemos, dicho asunto, tiene ramificaciones desde el funcionamiento de los micro sistemas sociales, hasta los convenios con gobiernos y organismos multilaterales.

Por supuesto que a nivel nacional, encontramos confusiones estructurales, traslapes institucionales, presupuestos con dudosos ejercicios producto de la opacidad, así como un tan complejo como ineficiente conjunto de leyes que de muy poco han servido para contener la ola criminal. Las Fuerzas Armadas, sin duda que han sido el recurso más solicitado por las autoridades y la población, para que de alguna forma puedan bien, recuperar o preservar sus actividades cotidianas. Lo mismo ha sucedido con instancias claves para la democracia mexicana como es el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, conocido con el acrónimo de Cisen.

A lo largo de los años, sobre todo del 2000 a la fecha, el Cisen ha sido dirigido por una larga lista de funcionarios con nula trayectoria y preparación en la materia, con muy, muy contadas excepciones. Desde luego que la responsabilidad es de quien les nombra, el Presidente de la República, pues en el perfil del director en turno denota el concepto y utilidad que se tiene de la institución. Así que de aquél año a nuestros días, ha pasado por ser una instancia con un halo de complicidad con la élite del poder y por tanto, de poca utilidad para los fines a los que originalmente fue creada.

A lo anterior debemos agregar, el severo desgaste de involucrarla en tareas estrictamente policiacas y de confrontación al crimen organizado. El desgaste acusado, atiende por lo tanto a la funcionalidad que el gobierno en turno le confirió, más que a la indispensable utilidad de la inteligencia y análisis que genera para prevenir y neutralizar los antagonismos al Estado y a la sociedad. Su aportación, en sus orígenes, a la democracia son invaluables. De allí que en la actual transición, al continuar con la inercia de la confusión que hay desde hace décadas entre Seguridad Nacional y Seguridad Pública, ahora se le tenga como probable destino, la futura Secretaría de Seguridad.

Dentro de las áreas de la Comisión Nacional de Seguridad y en la propia Policía Federal, existen oficinas encargadas de recuperar y generar inteligencia en materia de confrontación y sometimiento al crimen organizado. Incluso hay Divisiones de la Policía Federal como la Policía Cibernética, la Policía Científica, que en efecto, tienen como principal misión, la elaboración de planteamientos para la toma de decisiones inmediatas, dado que la Seguridad Pública al tener un muy alto contenido de prevención, las acciones a aplicar no admiten demoras.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso