/ domingo 13 de marzo de 2022

Interculturalidad para la sinodalidad

MIRAR

Del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, en la selva peruana, me pidieron una intervención sobre este asunto para la asamblea que estaban realizando. Ellos están dando los pasos para dar su aporte al Sínodo mundial de obispos, a realizarse en Roma en 2023, que versa sobre la sinodalidad. Insistí en que ésta consiste en caminar juntos como Pueblo de Dios, en hacer juntos el camino eclesial, en ser todos responsables de la identidad y misión de la Iglesia. Pero hay que tomar en cuenta que quienes caminamos juntos somos diferentes: en sexo, en edad, en ministerios (laicos, vida consagrada, diáconos, sacerdotes y obispos), y sobre todo en culturas. Ese Vicariato está compuesto por indígenas amazónicos, andinos de cultura quechua y agentes de pastoral, varios procedentes de países extranjeros.

Interculturalidad es la relación e interacción entre las diferentes culturas, la influencia de unas en otras, el aporte que cada una ofrece. No es el dominio de una sobre otras, como ha pasado en la sociedad en general y también en la Iglesia, pues durante mucho tiempo se ha impuesto la cultura castellana y se han menospreciado las culturas originarias, como si éstas no tuvieran valores y como si fuera mejor que desaparecieran. En nuestra pastoral, ha prevalecido el modelo rural, adaptado en algunos aspectos a la cultura urbana, pero las culturas actuales, también en las ciudades, son muy variadas y no siempre las tomamos en cuenta.

En el año 2014, la Conferencia del Episcopado Mexicano dedicó su XCVII Asamblea a la evangelización de la cultura. Me tocó coordinarla, como responsable de la Dimensión Episcopal de Cultura. Nos propusimos estos objetivos: Dialogar con distintos actores de la sociedad, para comprender su visión y tratar de responder al desafío de evangelizar las culturas del país. Promover una reflexión sobre la pastoral de la cultura, desde el Magisterio pontificio, latinoamericano y mexicano. Analizar algunas experiencias significativas de la evangelización de la cultura, para proponer algunos compromisos concretos. Invitamos al Rector de la UNAM y a otro exrector, pero no aceptaron participar; en cambio, estuvo un profesor de la misma, no católico. También participaron artistas, rectores de universidades interculturales y privadas, políticos, medios de comunicación, empresarios, migrantes, líderes sociales, víctimas de violencia, indígenas, y se presentaron diversas experiencias pastorales en ciudades, con grupos marginados, con jóvenes punk y de bandas. La interculturalidad, pues, no es sólo con los indígenas, sino con las variadas culturas que existen entre nosotros.

DISCERNIR

El Papa Francisco ha insistido en ello: “El cristianismo no tiene un único modo cultural, sino que, permaneciendo plenamente uno mismo, llevará consigo también el rostro de tantas culturas y de tantos pueblos en que ha sido acogido y arraigado” (EG 116).

ACTUAR

Para que haya sinodalidad, se necesita que nos convirtamos todos hacia la interculturalidad. No puede haber sinodalidad sin interculturalidad, sin tomar en cuenta tantas culturas que hay entre nosotros, no sólo las indígenas. La interculturalidad es un elemento necesario para la sinodalidad. Si la sinodalidad es caminar juntos, y los que queremos caminar juntos somos diferentes, porque somos de culturas distintas, es necesario tomarnos en cuenta como diferentes, escucharnos y valorarnos, siempre teniendo como punto central de referencia a Jesús.

MIRAR

Del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, en la selva peruana, me pidieron una intervención sobre este asunto para la asamblea que estaban realizando. Ellos están dando los pasos para dar su aporte al Sínodo mundial de obispos, a realizarse en Roma en 2023, que versa sobre la sinodalidad. Insistí en que ésta consiste en caminar juntos como Pueblo de Dios, en hacer juntos el camino eclesial, en ser todos responsables de la identidad y misión de la Iglesia. Pero hay que tomar en cuenta que quienes caminamos juntos somos diferentes: en sexo, en edad, en ministerios (laicos, vida consagrada, diáconos, sacerdotes y obispos), y sobre todo en culturas. Ese Vicariato está compuesto por indígenas amazónicos, andinos de cultura quechua y agentes de pastoral, varios procedentes de países extranjeros.

Interculturalidad es la relación e interacción entre las diferentes culturas, la influencia de unas en otras, el aporte que cada una ofrece. No es el dominio de una sobre otras, como ha pasado en la sociedad en general y también en la Iglesia, pues durante mucho tiempo se ha impuesto la cultura castellana y se han menospreciado las culturas originarias, como si éstas no tuvieran valores y como si fuera mejor que desaparecieran. En nuestra pastoral, ha prevalecido el modelo rural, adaptado en algunos aspectos a la cultura urbana, pero las culturas actuales, también en las ciudades, son muy variadas y no siempre las tomamos en cuenta.

En el año 2014, la Conferencia del Episcopado Mexicano dedicó su XCVII Asamblea a la evangelización de la cultura. Me tocó coordinarla, como responsable de la Dimensión Episcopal de Cultura. Nos propusimos estos objetivos: Dialogar con distintos actores de la sociedad, para comprender su visión y tratar de responder al desafío de evangelizar las culturas del país. Promover una reflexión sobre la pastoral de la cultura, desde el Magisterio pontificio, latinoamericano y mexicano. Analizar algunas experiencias significativas de la evangelización de la cultura, para proponer algunos compromisos concretos. Invitamos al Rector de la UNAM y a otro exrector, pero no aceptaron participar; en cambio, estuvo un profesor de la misma, no católico. También participaron artistas, rectores de universidades interculturales y privadas, políticos, medios de comunicación, empresarios, migrantes, líderes sociales, víctimas de violencia, indígenas, y se presentaron diversas experiencias pastorales en ciudades, con grupos marginados, con jóvenes punk y de bandas. La interculturalidad, pues, no es sólo con los indígenas, sino con las variadas culturas que existen entre nosotros.

DISCERNIR

El Papa Francisco ha insistido en ello: “El cristianismo no tiene un único modo cultural, sino que, permaneciendo plenamente uno mismo, llevará consigo también el rostro de tantas culturas y de tantos pueblos en que ha sido acogido y arraigado” (EG 116).

ACTUAR

Para que haya sinodalidad, se necesita que nos convirtamos todos hacia la interculturalidad. No puede haber sinodalidad sin interculturalidad, sin tomar en cuenta tantas culturas que hay entre nosotros, no sólo las indígenas. La interculturalidad es un elemento necesario para la sinodalidad. Si la sinodalidad es caminar juntos, y los que queremos caminar juntos somos diferentes, porque somos de culturas distintas, es necesario tomarnos en cuenta como diferentes, escucharnos y valorarnos, siempre teniendo como punto central de referencia a Jesús.