/ lunes 21 de enero de 2019

Interlocución, mediación y promoción económica

Uno de los aspectos fundamentales en la gobernanza económica de México ha sido el papel de las organizaciones empresariales como voceros de la ideología empresarial y mecanismos de interlocución permanente con diferentes áreas del gobierno, del poder legislativo y en diversos aspectos consultivos de los organismos constitucionales autónomos.

La participación ciudadana empresarial se muestra, tanto en organismos tripartitos como el INFONAVIT y el IMSS, así como en los órganos de gobierno de diversos instrumentos de política pública, ya sea en la Banca de Desarrollo o en otros instrumentos de promoción económica.

Los cotos de intervención de los organismos empresariales se expresan en la ideología de la libre empresa, la libertad económica, la lucha antimonopolios y en diversas áreas de estudio económico, donde las empresas son fundamentales en el tejido productivo como la logística, el ahorro y el financiamiento, el consumo responsable, el cuidado al medio ambiente, los derechos humanos y estabilidad macroeconómica.

La trayectoria de las cámaras industriales y de comercio, así como de sus confederaciones acompañan la historia de México, en especial la del siglo XX, en el cual pasamos por una Revolución, un periodo de reconstrucción y ordenación económica, un largo proceso de estabilización democrática y económica, así como los sobresaltos de las crisis recurrentes de estancamiento con inflación desde los años setenta hasta finales del siglo.

Es precisamente en el último tercio del siglo pasado, que la obsesión neoliberal y el consenso de Washington configuraron gobiernos y políticas públicas de ajuste estructural, que por un lado armonizaban las reglas de operación de gobiernos y democracias, pero también los principios de conducción macroeconómica con sendos procesos de control inflacionario y apertura económica relativa para desactivar monopolios estatales o privados al amparo de dudosas democracias y procesos privatizadores.

El sector empresarial mexicano organizado en cámaras y confederaciones, así como en otros organismos cupulares representativos de intereses sectoriales como los banqueros, las aseguradoras, los industriales agropecuarios, los grandes corporativos de consumo o los representativos de grandes consorcios industriales se aglutinan en el Consejo Coordinador Empresarial.

En el Consejo Coordinador Empresarial se aglutinan los intereses del sector privado, y mediante comisiones de trabajo representativas de todos los organismos, se ventilan diversas problemáticas donde se requiere representación empresarial, defensa de posiciones y negociación multisectorial que permite establecer una interlocución permanente del sector con el poder público.

La palanca del desarrollo en realidad es la inversión privada que genera empleo, y que supera por mucho, la que realiza el sector público, por ello, para el nuevo gobierno es de vital importancia la suma del sector privado en la estrategia de inversión, en el desarrollo incluyente y en materia de innovación.

El Consejo Asesor Empresarial que impulsó el nuevo gobierno responde a la necesidad aumentar la interlocución consultiva, con la mayor diversidad posible, entre otras razones por la estructura corporativista que todavía existe en el tripartismo, que establece como la base del Diálogo Social la participación equilibrada de empresarios, trabajadores y gobierno en la gobernanza económica.

El relevo natural de los organismos de representación empresarial traerá nuevas caras y liderazgos a la mesa de interlocución empresarial, donde la Unidad del sector empresarial y una visión emprendedora del cambio, puedan coadyuvar con un gobierno de izquierda que coincide con el sector en la lucha contra la corrupción, que clama por un Estado de Derecho, que busca la productividad y la competitividad de la economía en su conjunto y que coincide plenamente con los planteamientos de justicia y paz como los cuatro ejes del nuevo gobierno.

En la renovación de los liderazgos empresariales, sin duda destaca el del Consejo Coordinador Empresarial que retorna su liderazgo a Monterrey, a la industria líder del país, que logra la unanimidad para posicionar a un destacado economista del sector industrial el licenciado Carlos Salazar Lomelin, quien fuera director general del Grupo FEMSA y cuya trayectoria en el sector es indiscutible.

Será a finales de esta semana que se conozcan las posturas y los puntos de acción propuestos por la nueva dirigencia empresarial, la cual buscará incidir en los temas de mayor impacto y servir de contrapeso económico y gestor de proyectos de inversión que contribuyan al crecimiento, a la diversificación económica del país y por supuesto en la innovación tecnológica emprendedora que se requiere para contribuir a resolver los problemas nacionales desde el mercado.

Vicepresidente de Canacintra

Uno de los aspectos fundamentales en la gobernanza económica de México ha sido el papel de las organizaciones empresariales como voceros de la ideología empresarial y mecanismos de interlocución permanente con diferentes áreas del gobierno, del poder legislativo y en diversos aspectos consultivos de los organismos constitucionales autónomos.

La participación ciudadana empresarial se muestra, tanto en organismos tripartitos como el INFONAVIT y el IMSS, así como en los órganos de gobierno de diversos instrumentos de política pública, ya sea en la Banca de Desarrollo o en otros instrumentos de promoción económica.

Los cotos de intervención de los organismos empresariales se expresan en la ideología de la libre empresa, la libertad económica, la lucha antimonopolios y en diversas áreas de estudio económico, donde las empresas son fundamentales en el tejido productivo como la logística, el ahorro y el financiamiento, el consumo responsable, el cuidado al medio ambiente, los derechos humanos y estabilidad macroeconómica.

La trayectoria de las cámaras industriales y de comercio, así como de sus confederaciones acompañan la historia de México, en especial la del siglo XX, en el cual pasamos por una Revolución, un periodo de reconstrucción y ordenación económica, un largo proceso de estabilización democrática y económica, así como los sobresaltos de las crisis recurrentes de estancamiento con inflación desde los años setenta hasta finales del siglo.

Es precisamente en el último tercio del siglo pasado, que la obsesión neoliberal y el consenso de Washington configuraron gobiernos y políticas públicas de ajuste estructural, que por un lado armonizaban las reglas de operación de gobiernos y democracias, pero también los principios de conducción macroeconómica con sendos procesos de control inflacionario y apertura económica relativa para desactivar monopolios estatales o privados al amparo de dudosas democracias y procesos privatizadores.

El sector empresarial mexicano organizado en cámaras y confederaciones, así como en otros organismos cupulares representativos de intereses sectoriales como los banqueros, las aseguradoras, los industriales agropecuarios, los grandes corporativos de consumo o los representativos de grandes consorcios industriales se aglutinan en el Consejo Coordinador Empresarial.

En el Consejo Coordinador Empresarial se aglutinan los intereses del sector privado, y mediante comisiones de trabajo representativas de todos los organismos, se ventilan diversas problemáticas donde se requiere representación empresarial, defensa de posiciones y negociación multisectorial que permite establecer una interlocución permanente del sector con el poder público.

La palanca del desarrollo en realidad es la inversión privada que genera empleo, y que supera por mucho, la que realiza el sector público, por ello, para el nuevo gobierno es de vital importancia la suma del sector privado en la estrategia de inversión, en el desarrollo incluyente y en materia de innovación.

El Consejo Asesor Empresarial que impulsó el nuevo gobierno responde a la necesidad aumentar la interlocución consultiva, con la mayor diversidad posible, entre otras razones por la estructura corporativista que todavía existe en el tripartismo, que establece como la base del Diálogo Social la participación equilibrada de empresarios, trabajadores y gobierno en la gobernanza económica.

El relevo natural de los organismos de representación empresarial traerá nuevas caras y liderazgos a la mesa de interlocución empresarial, donde la Unidad del sector empresarial y una visión emprendedora del cambio, puedan coadyuvar con un gobierno de izquierda que coincide con el sector en la lucha contra la corrupción, que clama por un Estado de Derecho, que busca la productividad y la competitividad de la economía en su conjunto y que coincide plenamente con los planteamientos de justicia y paz como los cuatro ejes del nuevo gobierno.

En la renovación de los liderazgos empresariales, sin duda destaca el del Consejo Coordinador Empresarial que retorna su liderazgo a Monterrey, a la industria líder del país, que logra la unanimidad para posicionar a un destacado economista del sector industrial el licenciado Carlos Salazar Lomelin, quien fuera director general del Grupo FEMSA y cuya trayectoria en el sector es indiscutible.

Será a finales de esta semana que se conozcan las posturas y los puntos de acción propuestos por la nueva dirigencia empresarial, la cual buscará incidir en los temas de mayor impacto y servir de contrapeso económico y gestor de proyectos de inversión que contribuyan al crecimiento, a la diversificación económica del país y por supuesto en la innovación tecnológica emprendedora que se requiere para contribuir a resolver los problemas nacionales desde el mercado.

Vicepresidente de Canacintra