/ viernes 15 de julio de 2022

Interrumpir el cambio de horario 

Recientemente en México el Presidente López Obrador, firmó y envió a la Cámara de Diputados una iniciativa para dejar de ajustar nuestros relojes y quedarnos con un solo horario todo el año. Al parecer es una iniciativa que proviene de estudios que ha hecho el propio gobierno.

Pero vayamos por partes, analicemos por qué surge esta medida y cuándo. En la antigüedad, solo había día y noche. la gente se despertaba a la hora que salía el sol y se guardaba en interiores cuando la luz desaparecía. Con las primeras civilizaciones como las mesopotámica, egipcia y romana, se comenzaron a medir la duración de los días en doce horas y otras tantas las noches. En verano ajustaban la duración de las horas haciéndolas más largas o más cortas en el invierno. De tal forma qué día y noche tuvieran doce horas, aunque éstas, las horas, no tuviesen la misma duración.

Los primeros relojes aparecen hasta el siglo XIV y las horas tienen, a partir de entonces, idéntica duración. No obstante, para fijar el horario de cada localidad, los relojes debían ajustarse a las 12 en punto justo en el momento en el que el sol se encontraba en el cenit de la plaza central de la ciudad.

Con el advenimiento de la Revolución Industrial, llegaron el ferrocarril y el telégrafo, siendo un obstáculo para su desarrollo que cada ciudad tuviese su propio horario solar. Surgió así la necesidad de unificar la medición del tiempo apareciendo la hora estándar y los husos horarios.

Para aprovechar de mejor forma las horas con luz, en 1784 en Paris Francia, Benjamín Franklin sugiere que, para ahorrar el consumo de velas, las personas se levantaran más temprano para utilizar así mejor la luz del día proponiendo despertar a la ciudadanía con el sonar de las campanas tan pronto saliera el sol. Franklin proponía que la gente aprovechara mejor la luz solar modificando sus hábitos sin necesidad de cambiar el horario.

Es hasta la Primera Guerra Mundial cuando realmente se observó una política deliberada de modificar los horarios, primero en Alemania y luego en Inglaterra para extenderse a casi todos los países involucrados, incluyendo a Estados Unidos. Fueron las necesidades objetivas de las batallas las que motivaron esta decisión.

En los años posteriores a la Gran Guerra el uso del horario de verano se utilizó intermitentemente. Estados Unidos era un ejemplo de desorden. Cada ayuntamiento escogía si lo aplicaba y entre qué fechas. Fue la necesidad de ahorrar combustible en la gran crisis del petróleo en 1974, cuando Estados Unidos y muchos países europeos tuvieron que adoptar el cambio de hora de forma ininterrumpida.

Desde que se implementó por primera vez el cambio de horario en Alemania hasta diciembre del año pasado, habían sido 143 países los que en algún momento habían utilizado el horario de verano. Sin embargo, en los últimos años la medida se ha venido abandonando. Hoy en día solamente son 74 países los que mantienen el cambio de horario.

Este año otras naciones como Estados Unidos han iniciado pasos para dejar de utilizar esta herramienta como una medida de ahorro de energía e incremento de la productividad. En el pasado mes de abril, el Senado de EE. UU. votó unánimemente para eliminar el cambio de horario. Si bien aún es necesaria la aprobación de la cámara de representantes es muy probable que la medida avance.

Los principales argumentos fueron que hay estudios que muestran que el cambio de reloj tiene un efecto nocivo en la salud. Los ataques cardíacos y las tasas de accidentes aumentan con los cambios de hora. También se citaron evidencias que indican que adelantar los relojes provoca un aumento de la demanda de electricidad, ya que hay una compensación entre la reducción de la demanda de iluminación y el aumento de la demanda de calefacción y refrigeración.

En el caso mexicano, la primera vez que usamos el horario de verano fue durante el gobierno del presidente Ernesto Zedillo en 1996. Los argumentos utilizados, fueron los relacionados con el ahorro de energía eléctrica, cosa que sucedió de manera constante hasta el año de 2010 cuando se empezó a notar una reducción en el ahorro que se obtenía por aplicar el horario de verano. La verdad que no se dijo en ese entonces, fue la conveniencia de tener un horario alineado al de nuestros socios comerciales del TLC ya que así se facilitaban las transacciones financieras y comerciales.

El pasado 5 de julio el AMLO envió una iniciativa a la cámara diputados para eliminar el horario de verano, los funcionarios del gobierno y el propio mandatario dieron diversas justificaciones, pero volvió a omitirse una razón fundamental, que es el hecho de que en Estados Unidos la medida ya dejará de operar próximamente y por lo tanto volvemos a alinear nuestros horarios con ese país. Siendo esto de lo más normal en una región integrada comercialmente, me pregunto por qué adornar la medida con argumentos “populares”, porqué se trata de ocultar un hecho tan evidente: México desde que tenemos libre comercio con América del Norte ha tratado de homologar sus políticas horarias con sus principales socios comerciales.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación.

Recientemente en México el Presidente López Obrador, firmó y envió a la Cámara de Diputados una iniciativa para dejar de ajustar nuestros relojes y quedarnos con un solo horario todo el año. Al parecer es una iniciativa que proviene de estudios que ha hecho el propio gobierno.

Pero vayamos por partes, analicemos por qué surge esta medida y cuándo. En la antigüedad, solo había día y noche. la gente se despertaba a la hora que salía el sol y se guardaba en interiores cuando la luz desaparecía. Con las primeras civilizaciones como las mesopotámica, egipcia y romana, se comenzaron a medir la duración de los días en doce horas y otras tantas las noches. En verano ajustaban la duración de las horas haciéndolas más largas o más cortas en el invierno. De tal forma qué día y noche tuvieran doce horas, aunque éstas, las horas, no tuviesen la misma duración.

Los primeros relojes aparecen hasta el siglo XIV y las horas tienen, a partir de entonces, idéntica duración. No obstante, para fijar el horario de cada localidad, los relojes debían ajustarse a las 12 en punto justo en el momento en el que el sol se encontraba en el cenit de la plaza central de la ciudad.

Con el advenimiento de la Revolución Industrial, llegaron el ferrocarril y el telégrafo, siendo un obstáculo para su desarrollo que cada ciudad tuviese su propio horario solar. Surgió así la necesidad de unificar la medición del tiempo apareciendo la hora estándar y los husos horarios.

Para aprovechar de mejor forma las horas con luz, en 1784 en Paris Francia, Benjamín Franklin sugiere que, para ahorrar el consumo de velas, las personas se levantaran más temprano para utilizar así mejor la luz del día proponiendo despertar a la ciudadanía con el sonar de las campanas tan pronto saliera el sol. Franklin proponía que la gente aprovechara mejor la luz solar modificando sus hábitos sin necesidad de cambiar el horario.

Es hasta la Primera Guerra Mundial cuando realmente se observó una política deliberada de modificar los horarios, primero en Alemania y luego en Inglaterra para extenderse a casi todos los países involucrados, incluyendo a Estados Unidos. Fueron las necesidades objetivas de las batallas las que motivaron esta decisión.

En los años posteriores a la Gran Guerra el uso del horario de verano se utilizó intermitentemente. Estados Unidos era un ejemplo de desorden. Cada ayuntamiento escogía si lo aplicaba y entre qué fechas. Fue la necesidad de ahorrar combustible en la gran crisis del petróleo en 1974, cuando Estados Unidos y muchos países europeos tuvieron que adoptar el cambio de hora de forma ininterrumpida.

Desde que se implementó por primera vez el cambio de horario en Alemania hasta diciembre del año pasado, habían sido 143 países los que en algún momento habían utilizado el horario de verano. Sin embargo, en los últimos años la medida se ha venido abandonando. Hoy en día solamente son 74 países los que mantienen el cambio de horario.

Este año otras naciones como Estados Unidos han iniciado pasos para dejar de utilizar esta herramienta como una medida de ahorro de energía e incremento de la productividad. En el pasado mes de abril, el Senado de EE. UU. votó unánimemente para eliminar el cambio de horario. Si bien aún es necesaria la aprobación de la cámara de representantes es muy probable que la medida avance.

Los principales argumentos fueron que hay estudios que muestran que el cambio de reloj tiene un efecto nocivo en la salud. Los ataques cardíacos y las tasas de accidentes aumentan con los cambios de hora. También se citaron evidencias que indican que adelantar los relojes provoca un aumento de la demanda de electricidad, ya que hay una compensación entre la reducción de la demanda de iluminación y el aumento de la demanda de calefacción y refrigeración.

En el caso mexicano, la primera vez que usamos el horario de verano fue durante el gobierno del presidente Ernesto Zedillo en 1996. Los argumentos utilizados, fueron los relacionados con el ahorro de energía eléctrica, cosa que sucedió de manera constante hasta el año de 2010 cuando se empezó a notar una reducción en el ahorro que se obtenía por aplicar el horario de verano. La verdad que no se dijo en ese entonces, fue la conveniencia de tener un horario alineado al de nuestros socios comerciales del TLC ya que así se facilitaban las transacciones financieras y comerciales.

El pasado 5 de julio el AMLO envió una iniciativa a la cámara diputados para eliminar el horario de verano, los funcionarios del gobierno y el propio mandatario dieron diversas justificaciones, pero volvió a omitirse una razón fundamental, que es el hecho de que en Estados Unidos la medida ya dejará de operar próximamente y por lo tanto volvemos a alinear nuestros horarios con ese país. Siendo esto de lo más normal en una región integrada comercialmente, me pregunto por qué adornar la medida con argumentos “populares”, porqué se trata de ocultar un hecho tan evidente: México desde que tenemos libre comercio con América del Norte ha tratado de homologar sus políticas horarias con sus principales socios comerciales.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación.