/ domingo 23 de septiembre de 2018

John McCain, el adiós a un héroe

Uno de los pocos países que rinden culto de una u otra forma a sus héroes de guerra, es Estados Unidos, en lo que ha sido una tradición para ese país desde que es tal. Alrededor del mundo, es común ver en aquellas regiones donde han peleado guerras, la existencia de cementerios para los soldados estadounidenses caídos en batalla. En diferentes puntos de Europa, por ejemplo, hay cementerios militares donde reposan restos de soldados norteamericanos caídos en la Segunda Guerra Mundial, vaya, incluso en nuestro país, al norte de la Ciudad de México, existe un camposanto con restos de militares caídos en la invasión del siglo XIX.

Además de esa forma de rendir tributo a soldados caídos, el “Tío Sam”, rinde tributo en vida a sus héroes de guerra que se encuentran aún entre nosotros y que en muchos casos, se mantienen activos, alejados de las armas, pero con frecuencia optando por la actividad política, como fue el caso del senador republicano John McCain, quien falleció el pasado fin de semana a los 81 años de edad, tras una vida consagrada al servicio público civil y castrense, que lo llevó incluso a competir por la Presidencia de Estados Unidos en el 2008, siendo derrotado entonces por el demócrata Barack Obama, quien habría de convertirse en el primer mandatario afroamericano de aquella nación y uno de los más carismáticos de que se tenga recuerdo.

John McCain, es recordado, entre otras cosas, por haber sido uno de los políticos estadounidenses más destacados en la lucha por frenar la polarización de la política y la sociedad en su país. En su calidad de militar, peleó en la guerra de Vietnam como miembro de la Marina de EEUU, cayendo como prisionero del Vietcong, tras un sobrevuelo por Hanoi, en 1967.

El avión en el que sobrevolaba, recibió el impacto de un misil, por lo que se precipitó a tierra, caída en la que McCain se fracturó ambos brazos y piernas, lo que limitaría su movilidad por el resto de sus días. En esas condiciones cayó preso, valiéndose sus captores de ello para infligirle tormentos que le resultaran más dolorosos.

Dada la frágil condición en que se encontraba, el Vietcong pretendió liberarlo, algo que en aquel entonces fue tomado más como un acto propagandístico, que, como una medida verdaderamente humanitaria, por lo que McCain no aceptó tal condición a menos que fueran liberados todos los soldados y marinos estadounidenses que se encontraban bajo el poder de tropas enemigas.

Después de ello, John McCain y varios de sus compañeros de armas que eran presos de guerra, fueron liberados, pero el hoy fallecido senador debió permanecer hospitalizado por una larga temporada, sin lograr jamás restablecerse del todo de las heridas sufridas en el accidente y durante su cautiverio.

Aun siendo un político al que se le podría señalar como conservador por haber sido distinguido miembro del Partido Republicano, en los hechos, John McCain, siempre mostró tendencias liberales y proclives a generar acercamiento y concordia entre la sociedad y también entre los políticos. Quizá por ello es que siempre se manifestó contrario a que Donald Trump fuera presidente de EEUU, sin importar que fueran compañeros de partido. Incluso, en lo que fue seguramente su última voluntad, al ser desconectado en el hospital de la máquina que lo mantenía con vida por el cáncer que padecía, pidió que el presidente Trump no asistiera a su funeral y que por parte del Gobierno fuerfa el vicepresidente, Mike Pence.

En México guardamos un singular y grato recuerdo de John McCain, pues cuando fue candidato presidencial, hace 10 años, buscando una mayor cercanía con la población de origen mexicano en EEUU, viajó a nuestro país, para acudir a la Basílica de Guadalupe. Finalmente, el carisma de Barack Obama, le avasalló, pero su dignidad y autoridad moral prevalecieron para la posteridad.


Senadora de la República

correo: yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre


Uno de los pocos países que rinden culto de una u otra forma a sus héroes de guerra, es Estados Unidos, en lo que ha sido una tradición para ese país desde que es tal. Alrededor del mundo, es común ver en aquellas regiones donde han peleado guerras, la existencia de cementerios para los soldados estadounidenses caídos en batalla. En diferentes puntos de Europa, por ejemplo, hay cementerios militares donde reposan restos de soldados norteamericanos caídos en la Segunda Guerra Mundial, vaya, incluso en nuestro país, al norte de la Ciudad de México, existe un camposanto con restos de militares caídos en la invasión del siglo XIX.

Además de esa forma de rendir tributo a soldados caídos, el “Tío Sam”, rinde tributo en vida a sus héroes de guerra que se encuentran aún entre nosotros y que en muchos casos, se mantienen activos, alejados de las armas, pero con frecuencia optando por la actividad política, como fue el caso del senador republicano John McCain, quien falleció el pasado fin de semana a los 81 años de edad, tras una vida consagrada al servicio público civil y castrense, que lo llevó incluso a competir por la Presidencia de Estados Unidos en el 2008, siendo derrotado entonces por el demócrata Barack Obama, quien habría de convertirse en el primer mandatario afroamericano de aquella nación y uno de los más carismáticos de que se tenga recuerdo.

John McCain, es recordado, entre otras cosas, por haber sido uno de los políticos estadounidenses más destacados en la lucha por frenar la polarización de la política y la sociedad en su país. En su calidad de militar, peleó en la guerra de Vietnam como miembro de la Marina de EEUU, cayendo como prisionero del Vietcong, tras un sobrevuelo por Hanoi, en 1967.

El avión en el que sobrevolaba, recibió el impacto de un misil, por lo que se precipitó a tierra, caída en la que McCain se fracturó ambos brazos y piernas, lo que limitaría su movilidad por el resto de sus días. En esas condiciones cayó preso, valiéndose sus captores de ello para infligirle tormentos que le resultaran más dolorosos.

Dada la frágil condición en que se encontraba, el Vietcong pretendió liberarlo, algo que en aquel entonces fue tomado más como un acto propagandístico, que, como una medida verdaderamente humanitaria, por lo que McCain no aceptó tal condición a menos que fueran liberados todos los soldados y marinos estadounidenses que se encontraban bajo el poder de tropas enemigas.

Después de ello, John McCain y varios de sus compañeros de armas que eran presos de guerra, fueron liberados, pero el hoy fallecido senador debió permanecer hospitalizado por una larga temporada, sin lograr jamás restablecerse del todo de las heridas sufridas en el accidente y durante su cautiverio.

Aun siendo un político al que se le podría señalar como conservador por haber sido distinguido miembro del Partido Republicano, en los hechos, John McCain, siempre mostró tendencias liberales y proclives a generar acercamiento y concordia entre la sociedad y también entre los políticos. Quizá por ello es que siempre se manifestó contrario a que Donald Trump fuera presidente de EEUU, sin importar que fueran compañeros de partido. Incluso, en lo que fue seguramente su última voluntad, al ser desconectado en el hospital de la máquina que lo mantenía con vida por el cáncer que padecía, pidió que el presidente Trump no asistiera a su funeral y que por parte del Gobierno fuerfa el vicepresidente, Mike Pence.

En México guardamos un singular y grato recuerdo de John McCain, pues cuando fue candidato presidencial, hace 10 años, buscando una mayor cercanía con la población de origen mexicano en EEUU, viajó a nuestro país, para acudir a la Basílica de Guadalupe. Finalmente, el carisma de Barack Obama, le avasalló, pero su dignidad y autoridad moral prevalecieron para la posteridad.


Senadora de la República

correo: yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre