/ viernes 10 de mayo de 2019

Jóvenes, orgullo de México

En distintas ocasiones he comentado que la complejidad de la dinámica política nacional, sus desafíos y, frecuentemente, las muy controvertidas decisiones de nuestros gobiernos, hacen que se pasen por alto logros de especial significado para la sociedad.

En momentos en que para millones de mexicanos prevalece incertidumbre no sólo respecto a su futuro personal y familiar, sino también el de la Nación; y en momentos en que una infinidad de problemas se encuentran desbordados y siguen en una ruta hacia su agudización, bien vale la pena rescatar aquellos hechos que, aún en medio de nuestras crisis, ha sido posible conseguir y, por lo tanto, merecen brindarles un amplio reconocimiento.

Hace unos días, nos enteramos que un grupo de seis alumnas y alumnos de la carrera de Ingeniería Civil de la UNAM, ganaron el primer lugar del Concurso “Blue Sky Competition Contest” que se realizó en el marco del Simposium de Estudiantes de México y Texas, a cargo de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles.

El equipo de la UNAM estuvo integrado por la y los estudiantes Sara Palma, Carlos Alberto Ibarra, Jesús Alejandro Márquez, Edwin Rodríguez, Juan Carlos García y Ricardo Alarcón, quienes compitieron frente a otros alumnos representantes de 18 universidades extranjeras, cuatro de las cuales son mexicanas: Tecnológico de Monterrey, Universidad Autónoma del Estado de México, La Salle Victoria y la UNAM.

El proyecto ganador de estos jóvenes fue el de una “ciudad autosustentable”, que incorpora sistemas de reciclaje de desechos, purificación de agua y producción de alimentos. Este merecido triunfo, también les abrió la posibilidad de participar en el concurso estadounidense en Melbourne Florida, que tendrá lugar el próximo mes de junio y en donde se enfrentarán a equipos representativos de Estados Unidos, Canadá y China.

Estoy seguro que muchos de ustedes amables lectores, coincidimos en la importancia y el valor de destacar estos logros de nuestros jóvenes estudiantes, que no sólo ponen muy en alto el nombre de México, sino también el de la UNAM, nuestra entrañable y máxima Casa de Estudios.

Como miembro de la comunidad universitaria, este hecho me llena de profundo orgullo por varias razones. En principio, por el esfuerzo y la dedicación que estos alumnos están poniendo en su educación; y también, por los resultados que están entregando a sus familias, a su Universidad y a sus maestros.

Desde luego, esto también representa una enorme satisfacción para sus padres, para la UNAM y para los profesores, pues cada uno, en su propio espacio, ve reflejado el fruto de su dedicación y esfuerzo cotidianos. Desde otra perspectiva, este grupo de estudiantes nos está transmitiendo un mensaje muy especial: mientras la Nación resiste los embates del crimen organizado, la inseguridad, la pobreza, la impunidad y la violencia en contra de mujeres, niñas y niños, la inmensa mayoría de los jóvenes universitarios cumple con su responsabilidad no sólo de estudiar y prepararse, sino también de imaginar y desarrollar proyectos para beneficio de las generaciones futuras y de la humanidad.

Se trata de extraordinarios jóvenes que intentan anticiparse a otros grandes desafíos por venir y que inevitablemente nos impactarán a todos y a todo el mundo: la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente, la crisis del agua, la seguridad alimentaria, el manejo de los residuos, el uso desmedido de envases plásticos, la excesiva generación de basura; en fin, de todo aquello que comprende la “agenda verde”.

Por estas y muchas razones más, desde este espacio expreso mi más sincera felicitación a este grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Mëxico; reconozco su esfuerzo y su compromiso con el futuro del país. También reconozco su empeño por mantener y cumplir sus sueños, a pesar de la incertidumbre y violencia que desafortunadamente impacta en los entornos educativos.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación

En distintas ocasiones he comentado que la complejidad de la dinámica política nacional, sus desafíos y, frecuentemente, las muy controvertidas decisiones de nuestros gobiernos, hacen que se pasen por alto logros de especial significado para la sociedad.

En momentos en que para millones de mexicanos prevalece incertidumbre no sólo respecto a su futuro personal y familiar, sino también el de la Nación; y en momentos en que una infinidad de problemas se encuentran desbordados y siguen en una ruta hacia su agudización, bien vale la pena rescatar aquellos hechos que, aún en medio de nuestras crisis, ha sido posible conseguir y, por lo tanto, merecen brindarles un amplio reconocimiento.

Hace unos días, nos enteramos que un grupo de seis alumnas y alumnos de la carrera de Ingeniería Civil de la UNAM, ganaron el primer lugar del Concurso “Blue Sky Competition Contest” que se realizó en el marco del Simposium de Estudiantes de México y Texas, a cargo de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles.

El equipo de la UNAM estuvo integrado por la y los estudiantes Sara Palma, Carlos Alberto Ibarra, Jesús Alejandro Márquez, Edwin Rodríguez, Juan Carlos García y Ricardo Alarcón, quienes compitieron frente a otros alumnos representantes de 18 universidades extranjeras, cuatro de las cuales son mexicanas: Tecnológico de Monterrey, Universidad Autónoma del Estado de México, La Salle Victoria y la UNAM.

El proyecto ganador de estos jóvenes fue el de una “ciudad autosustentable”, que incorpora sistemas de reciclaje de desechos, purificación de agua y producción de alimentos. Este merecido triunfo, también les abrió la posibilidad de participar en el concurso estadounidense en Melbourne Florida, que tendrá lugar el próximo mes de junio y en donde se enfrentarán a equipos representativos de Estados Unidos, Canadá y China.

Estoy seguro que muchos de ustedes amables lectores, coincidimos en la importancia y el valor de destacar estos logros de nuestros jóvenes estudiantes, que no sólo ponen muy en alto el nombre de México, sino también el de la UNAM, nuestra entrañable y máxima Casa de Estudios.

Como miembro de la comunidad universitaria, este hecho me llena de profundo orgullo por varias razones. En principio, por el esfuerzo y la dedicación que estos alumnos están poniendo en su educación; y también, por los resultados que están entregando a sus familias, a su Universidad y a sus maestros.

Desde luego, esto también representa una enorme satisfacción para sus padres, para la UNAM y para los profesores, pues cada uno, en su propio espacio, ve reflejado el fruto de su dedicación y esfuerzo cotidianos. Desde otra perspectiva, este grupo de estudiantes nos está transmitiendo un mensaje muy especial: mientras la Nación resiste los embates del crimen organizado, la inseguridad, la pobreza, la impunidad y la violencia en contra de mujeres, niñas y niños, la inmensa mayoría de los jóvenes universitarios cumple con su responsabilidad no sólo de estudiar y prepararse, sino también de imaginar y desarrollar proyectos para beneficio de las generaciones futuras y de la humanidad.

Se trata de extraordinarios jóvenes que intentan anticiparse a otros grandes desafíos por venir y que inevitablemente nos impactarán a todos y a todo el mundo: la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente, la crisis del agua, la seguridad alimentaria, el manejo de los residuos, el uso desmedido de envases plásticos, la excesiva generación de basura; en fin, de todo aquello que comprende la “agenda verde”.

Por estas y muchas razones más, desde este espacio expreso mi más sincera felicitación a este grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Mëxico; reconozco su esfuerzo y su compromiso con el futuro del país. También reconozco su empeño por mantener y cumplir sus sueños, a pesar de la incertidumbre y violencia que desafortunadamente impacta en los entornos educativos.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación