La siniestra frase “ Calumnia, que algo queda “ – algunos impresentables, tratando de infamar nuestra sagrada profesión, la han parodiado como “ columna, que algo queda “ - ha sido atribuida, según los tiempos y los intereses creados, a Maquiavelo, Goebbels y Ruiz Cortínes. Sin embargo, ninguno de estos maestros de acérbica lengua política construyeron el epigrama. De hecho se debe a don Basilio, un personaje de la opera cómica El Barbero de Sevilla, quien la canta en su aria “ la Calunnia “ o, para ser escrupulosamente justos y exactos, al libretista de Rossini, Cesare Sterbini.
Viene lo anterior a cuenta porque la calumnia, que el diccionario define como “ acusación falsa, hecha maliciosamente para causar daño “ ha vuelto a la actualidad de la mano de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al ser despenalizada, pues todavía se contemplaba como delito en el estado de Nayarit, pese que desapareció del Código Penal Federal desde 2011.
Los magistrados de la SCJN anularon varios artículos del Código Penal de Nayarit, estableciendo que el delito de calumnia atenta contra la libertad de expresión, especialmente la que se ejerce a través de los medios de comunicación.
Además, ampliaron, también vulnera el principio pro persona, porque limita de manera excesiva el derecho a la información.
Un triunfo del periodismo nacional. Irónicamente, junto a la nota en que lo anuncia El Sol de México, aparece la noticia de la muerte del colega Héctor González Antonio, asesinado a golpes en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Insultos a domicilio
Cuando falta un mes de campaña, me imagino que los candidatos presidenciales van a necesitar reponer su arsenal de insultos, que es su estilo de debatir ( y no es que nos quejemos. Después de todo, el primer ser humano que en vez de lanzar una piedra lanzó un insulto, inventó la civilización ).
He aquí algunos aportes al color y brillo de México18:
- es alguien que cree en la ley y el orden…siempre que él haga la ley y de las órdenes
- sus discursos tienen la agilidad de una mujer embarazada practicando el salto de garrocha
- es tan estrecho de miras, que puede ver a través del ojo de la cerradura con los dos ojos
- es la clase gente que busca un buzón redondo para mandar una circular
- quiere ponerle fuego a su discurso. Sería mejor que pusiera su discurso en el fuego
- usa muchas palabras para decir poco de nada
- en tiempos bíblicos, se consideraba un milagro que un burro hablara. Escuchando a ( aquí el nombre del rival ) nos damos cuenta de cómo han cambiado los tiempos.
Buenos días. Buena suerte.
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