/ miércoles 8 de noviembre de 2017

Juego de palabras | De bates y pelotas

Desde que se iniciaron el 12 de mayo de 1994, los debates presidenciales mexicanos han sido una constante fuente de frustraciones para la ciudadanía. El primero, como seguramente usted recordará -si nos es milenial- fue entre Ernesto Zedillo, del PRI; Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD, y Diego Fernández de Cevallos, del PAN. México se había tardado 34 años en imitar una práctica política que se había convertido en tradición en la mayor parte del mundo, especialmente en los Estados Unidos, donde un primer encuentro de este tipo se dio, y fue trasmitido televisivamente, en 1960.

Y digo que han sido fuente de frustraciones porque en ninguno de los enfrentamientos mexicanos ocurrió lo que se dio en Estados Unidos en 1960, cuando los resultados del intercambio entre Kennedy y Nixon le dieron la victoria al primero. Según los comentaristas, aquel tribate entre representantes de la derecha, el centro y la izquierda fue ganado por el panista Fernández de Cevallos -quizá porque fue el único de los protagonistas en no estar con cara de momia durante  98 minutos ante las cámaras– pero la elección la ganó el priísta Zedillo. Esa discordancia entre debate y elección, más el formato acartonado, trivial y ¡ay! mortalmente aburrido, han provocado que la historia de los debates presidenciales en México a lo largo de un cuarto de siglo hayan sido, para decirlo caritativamente, poco más que un catálogo de inutilidades.

AHORA VA EL BUENO

Consciente de lo anterior, el Instituto Nacional Electoral, INE, convocó la semana pasada el Foro Internacional de Debates Internacionales, en el cual participaron casi exclusivamente comunicadores mexicanos y “ expertos “ latinoamericanos. Al final no hubo recomendaciones dramáticas, sino cositas como poner más pantallas y hacer todo lo posible por captar el interés de los jóvenes. Desde  luego que interesar a los jóvenes en este y todos los detalles de los procesos electorales es crucial, pero para que nos dijeran eso el INE no necesitaba haberse gastado tanto dinero en boletos y hoteles que, dadas las circunstancias, le hubieran sido de más utilidad a los damnificados del 19S.

Visto lo cual estos tratados, como tantas otras veces, se ven obligados a intervenir para sacarles las castañas del fuego a los organizadores profesionales de encuentros entre políticos, pero primero necesitamos que  nos aclaren que va a pasar con los 60 candidatos independientes a la Presidencia.

¿Van a participar en los debates, todos los debates, todos ellos  Si ese es la idea, y vale apuntar que cualquier otra decisión sería  antidemocrática, no creemos necesario ofrecer alternativas de interés, pues está garantizado que cada encuentro va a ser la institucionalización del arguende y probablemente terminará como rosarios de Amozoc.

Pero si se considera contraproducente, por considerarlo algo, que todos participen, pero que algunos lo hagan en representación de todos, cómo se va a hacer la selcción. ¿Al estilo FIFA, enfrentándolos dos a dos en minidebates previos, hasta que queden para participar en el ‘grande “uno, dos o la cantidad que finalmente acuerden el INE y la Asociación Nacional de Candidatos Independientes a la Presidencia de la República Mexicana, Similares y Conexos que, si no existe aun, júrelo usted que debuta -o de lo que sea- en cualquier momento.

Por cierto que lo de la FIFA nos ha dado una idea bien picuda.

Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

Sitio Web: juegodepalabras.mx

Desde que se iniciaron el 12 de mayo de 1994, los debates presidenciales mexicanos han sido una constante fuente de frustraciones para la ciudadanía. El primero, como seguramente usted recordará -si nos es milenial- fue entre Ernesto Zedillo, del PRI; Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD, y Diego Fernández de Cevallos, del PAN. México se había tardado 34 años en imitar una práctica política que se había convertido en tradición en la mayor parte del mundo, especialmente en los Estados Unidos, donde un primer encuentro de este tipo se dio, y fue trasmitido televisivamente, en 1960.

Y digo que han sido fuente de frustraciones porque en ninguno de los enfrentamientos mexicanos ocurrió lo que se dio en Estados Unidos en 1960, cuando los resultados del intercambio entre Kennedy y Nixon le dieron la victoria al primero. Según los comentaristas, aquel tribate entre representantes de la derecha, el centro y la izquierda fue ganado por el panista Fernández de Cevallos -quizá porque fue el único de los protagonistas en no estar con cara de momia durante  98 minutos ante las cámaras– pero la elección la ganó el priísta Zedillo. Esa discordancia entre debate y elección, más el formato acartonado, trivial y ¡ay! mortalmente aburrido, han provocado que la historia de los debates presidenciales en México a lo largo de un cuarto de siglo hayan sido, para decirlo caritativamente, poco más que un catálogo de inutilidades.

AHORA VA EL BUENO

Consciente de lo anterior, el Instituto Nacional Electoral, INE, convocó la semana pasada el Foro Internacional de Debates Internacionales, en el cual participaron casi exclusivamente comunicadores mexicanos y “ expertos “ latinoamericanos. Al final no hubo recomendaciones dramáticas, sino cositas como poner más pantallas y hacer todo lo posible por captar el interés de los jóvenes. Desde  luego que interesar a los jóvenes en este y todos los detalles de los procesos electorales es crucial, pero para que nos dijeran eso el INE no necesitaba haberse gastado tanto dinero en boletos y hoteles que, dadas las circunstancias, le hubieran sido de más utilidad a los damnificados del 19S.

Visto lo cual estos tratados, como tantas otras veces, se ven obligados a intervenir para sacarles las castañas del fuego a los organizadores profesionales de encuentros entre políticos, pero primero necesitamos que  nos aclaren que va a pasar con los 60 candidatos independientes a la Presidencia.

¿Van a participar en los debates, todos los debates, todos ellos  Si ese es la idea, y vale apuntar que cualquier otra decisión sería  antidemocrática, no creemos necesario ofrecer alternativas de interés, pues está garantizado que cada encuentro va a ser la institucionalización del arguende y probablemente terminará como rosarios de Amozoc.

Pero si se considera contraproducente, por considerarlo algo, que todos participen, pero que algunos lo hagan en representación de todos, cómo se va a hacer la selcción. ¿Al estilo FIFA, enfrentándolos dos a dos en minidebates previos, hasta que queden para participar en el ‘grande “uno, dos o la cantidad que finalmente acuerden el INE y la Asociación Nacional de Candidatos Independientes a la Presidencia de la República Mexicana, Similares y Conexos que, si no existe aun, júrelo usted que debuta -o de lo que sea- en cualquier momento.

Por cierto que lo de la FIFA nos ha dado una idea bien picuda.

Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

Sitio Web: juegodepalabras.mx