/ viernes 8 de diciembre de 2017

Juego de palabras | La democracia, esa desconocida

La democracia fue inventada por Clístenes  hace 26 siglos –para ser exactos, en el año 508 antes de Cristo-  como una manera diferente de gobernar Atenas. El término se forma a partir de los vocablos dimos, que puede traducirse como pueblo y krátos, que puede traducirse como poder, o gobierno, o sea, el gobierno del pueblo. Su manera de funcionar era que el pueblo votara en el ágora y ganaba el hombre que recibiera más votos lo cual es muy moderno pero… la Atenas de Clístenes tenía una población de 500 mil, de los cuales 400 mil eran esclavos, que no votaban, 10 mil metecos (residentes de origen extranjero), que no votaban, y 84 mil atenienses “puros“, de los cuales 63 mil eran mujeres, que tampoco votaban. Al final, la democracia griega consistía en medio millón de personas de las cuales solo 21 mil tenían voz y voto en los asuntos de todos. Esto sí que no es nada moderno. 

De la democracia dijo Platón que era una forma encantadora de gobierno, llena de variedad y desorden, que dispensaba cierta forma de igualdad entre iguales y no iguales (una reflexión que seguramente inspiró a Orwell su aforismo de que todos los cerdos son iguales, pero hay unos más iguales que otros).

En 26 siglos la democracia ciertamente se ha liberado de muchos de sus vicios de origen, pero conserva las encantadoras cualidades platónicas de variedad y desorden. Eso es lo que mantiene inquieto el cuerpo social y los grupos políticos enfrentados por no llegar ¡todavía! al establecimientos de condiciones para elegir gobernantes en las que todos estén de acuerdo y que dejen a todos satisfechos. Por eso en México durante 50 años se han hecho docenas de reformas políticas y todo parece indicar que se necesitarán más para que nuestra democracia quede libre de adjetivos.

Baños: Creo firmemente que el dinero que los partidos reciben por la vía del financiamiento público es mucho más de lo que en rigor requieren.

Una de las muchas cosas que no se conocen acerca de la democracia es si puede existir independientemente del dinero.

El Instituto Nacional Electoral, INE, acaba de celebrar un seminario internacional intitulado “Política y Dinero“. Política y democracia no son sinónimos, pero acostumbramos tratarlas como si lo fueran.

Uno de los paneles examinó la lucha de las democracia contra la corrupción. Su moderador, el consejero Marco Antonio Baños, reflexionó que, si bien el financiamiento público es la opción más viable para el desarrollo de la democracia, hay que revisar con mucho cuidado y establecer con claridad una fórmula que se llama racionalidad.

 Para concluir: “Creo firmemente que el dinero que los partidos reciben por la vía del financiamiento público es mucho más alto de lo que en rigor requieren”.

Indispensable sustraer de la democracia la lógica que la entiende como una extensión más del mercado.

Otros paneles del seminario concluyeron que es necesario poner límites al poder del dinero, a la transformación de políticos como mercancía y a la corrupción política como perversión del sistema democrático, para apostar por un sistema electoral donde la democracia sea un ejercicio ciudadano y el valor del voto libre y secreto esté por encima de la noción de que es una mercancía que se puede intercambiar.

Como se ve, la democracia mexicana sigue plagada de incógnitas. Y hay materia para varias docenas más de reformas políticas.

Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

Sitio Web: juegodepalabras.mx

La democracia fue inventada por Clístenes  hace 26 siglos –para ser exactos, en el año 508 antes de Cristo-  como una manera diferente de gobernar Atenas. El término se forma a partir de los vocablos dimos, que puede traducirse como pueblo y krátos, que puede traducirse como poder, o gobierno, o sea, el gobierno del pueblo. Su manera de funcionar era que el pueblo votara en el ágora y ganaba el hombre que recibiera más votos lo cual es muy moderno pero… la Atenas de Clístenes tenía una población de 500 mil, de los cuales 400 mil eran esclavos, que no votaban, 10 mil metecos (residentes de origen extranjero), que no votaban, y 84 mil atenienses “puros“, de los cuales 63 mil eran mujeres, que tampoco votaban. Al final, la democracia griega consistía en medio millón de personas de las cuales solo 21 mil tenían voz y voto en los asuntos de todos. Esto sí que no es nada moderno. 

De la democracia dijo Platón que era una forma encantadora de gobierno, llena de variedad y desorden, que dispensaba cierta forma de igualdad entre iguales y no iguales (una reflexión que seguramente inspiró a Orwell su aforismo de que todos los cerdos son iguales, pero hay unos más iguales que otros).

En 26 siglos la democracia ciertamente se ha liberado de muchos de sus vicios de origen, pero conserva las encantadoras cualidades platónicas de variedad y desorden. Eso es lo que mantiene inquieto el cuerpo social y los grupos políticos enfrentados por no llegar ¡todavía! al establecimientos de condiciones para elegir gobernantes en las que todos estén de acuerdo y que dejen a todos satisfechos. Por eso en México durante 50 años se han hecho docenas de reformas políticas y todo parece indicar que se necesitarán más para que nuestra democracia quede libre de adjetivos.

Baños: Creo firmemente que el dinero que los partidos reciben por la vía del financiamiento público es mucho más de lo que en rigor requieren.

Una de las muchas cosas que no se conocen acerca de la democracia es si puede existir independientemente del dinero.

El Instituto Nacional Electoral, INE, acaba de celebrar un seminario internacional intitulado “Política y Dinero“. Política y democracia no son sinónimos, pero acostumbramos tratarlas como si lo fueran.

Uno de los paneles examinó la lucha de las democracia contra la corrupción. Su moderador, el consejero Marco Antonio Baños, reflexionó que, si bien el financiamiento público es la opción más viable para el desarrollo de la democracia, hay que revisar con mucho cuidado y establecer con claridad una fórmula que se llama racionalidad.

 Para concluir: “Creo firmemente que el dinero que los partidos reciben por la vía del financiamiento público es mucho más alto de lo que en rigor requieren”.

Indispensable sustraer de la democracia la lógica que la entiende como una extensión más del mercado.

Otros paneles del seminario concluyeron que es necesario poner límites al poder del dinero, a la transformación de políticos como mercancía y a la corrupción política como perversión del sistema democrático, para apostar por un sistema electoral donde la democracia sea un ejercicio ciudadano y el valor del voto libre y secreto esté por encima de la noción de que es una mercancía que se puede intercambiar.

Como se ve, la democracia mexicana sigue plagada de incógnitas. Y hay materia para varias docenas más de reformas políticas.

Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

Sitio Web: juegodepalabras.mx