/ miércoles 6 de diciembre de 2017

Juego de palabras / Muere José Antonio Meade Kuribreña; nace "Pepe MID"

He examinado la nómina de los candidatos presidenciales en México durante los últimos 100 años y el primero que encuentro con un apellido que se escribe de un modo y se pronuncia de otro es el del actual precandidato priísta José Antonio Meade, que se pronuncia “mid“. No es el primero con apellido anglosajón. Tuvimos a don Vicente, pero Fox se pronuncia igual a como se escribe.

Habría algo más comentar acerca del nombre del precandidato: es largo. Y es proverbial que quien busca la popularidad escoja una marca sólida y compacta. Se cuentan por millones aquellos que si les habla usted de Joshua ben Joseph se quedan con el ojo cuadrado, pero que saben perfectamente quién es Jesús, o Cristo. Igual sucede con  Sidarta Gautama, es reverenciado por millones, pero como Buda.

La propios dioses escogieron para sí mismos etiquetas brevísimas, Dios, Alá. Y en política ni se diga: le hablan a usted de la Revolución Francesa y piensa en Danton y Marat; de la mexicana y evoca a Madero, Villa, Zapata. Y la de Cuba es Fidel. La importancia de los nombres cortos y fácilmente pronunciables es tal, que se ha dicho que si Adolfo Schicklgruber no se hubiera cambiado el apellido, jamás hubiera habido nazismo ni Segunda Guerra Mundial. Sí: nadie es capaz de imaginar las multitudes gritando  “Heil, Schicklgruber“ mientras que “heil, Hitler“ lo podían decir hasta los niños que empezaban a hablar.

 

Las enseñanzas del propio partido 

La historia mundial está repleta de nombres hechos para impactar y ser recordados: Ghandi, Tito, Stalin, de Gaulle, Mandela, Churchill. Eisenhower fue el militar más popular del siglo XX en los Estados Unidos, pero cuando quiso ser presidente se hizo llamar Ike; “I ike Ike“ fue su lema de campaña.

Y no pasa solo con personas, también los países han descubierto que un nombre corto y preciso facilita la diplomacia, los negocios y el turismo. Nuestro país es Estados Unidos Mexicanos sólo en los documentos oficiales, para todo lo demás es simplemente México.

Y no hay que olvidar a los gringos, que se apropiaron de todo un continente para llamarse a sí mismos  “America”. Gracias a Vespucio se supone que todos somos americanos desde Alaska a la Patagonia, pero desde Monroe le han lavado el cerebro a la humanidad y ahora sólo se reconoce como americanos a los estadounidenses, y eso les ha ayudado inmensamente a instalar y mantener una supremacía odiosa para miles de millones.

En cuanto al partido al que no pertenece, pero al que seguramente abanderará en las Presidenciales18, JAM sólo tiene que verse en el espejo del fundador, al que la historia le abolió el apellido libanés y conoce simplemente como Calles. Y el refundador es Cárdenas, sin más adornos. El candidato más popular de todos los tiempos, Colosio. Y también hay que aprender de los rivales: Andrés Manuel López Obrador ha batallado hasta lograr que se olvide ese ferrocarril y que los medios y la gente lo identifiquen como AMLO o como el Peje.

En fin, que quienes diseñen la propaganda de Meade van a tener que aplicarse para identificarlo en todos los niveles. Ya los militantes que acudieron a su registro como precandidato dieron una señal al aclamarlo como ¡Pepe! El cuanto al Meade creo que lo más inteligente será dejarlo como está, olvidándose del “mid“ a riesgo de provocar confusiones trágicas, especialmente en las boletas.

Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

Sitio Web: juegodepalabras.mx

He examinado la nómina de los candidatos presidenciales en México durante los últimos 100 años y el primero que encuentro con un apellido que se escribe de un modo y se pronuncia de otro es el del actual precandidato priísta José Antonio Meade, que se pronuncia “mid“. No es el primero con apellido anglosajón. Tuvimos a don Vicente, pero Fox se pronuncia igual a como se escribe.

Habría algo más comentar acerca del nombre del precandidato: es largo. Y es proverbial que quien busca la popularidad escoja una marca sólida y compacta. Se cuentan por millones aquellos que si les habla usted de Joshua ben Joseph se quedan con el ojo cuadrado, pero que saben perfectamente quién es Jesús, o Cristo. Igual sucede con  Sidarta Gautama, es reverenciado por millones, pero como Buda.

La propios dioses escogieron para sí mismos etiquetas brevísimas, Dios, Alá. Y en política ni se diga: le hablan a usted de la Revolución Francesa y piensa en Danton y Marat; de la mexicana y evoca a Madero, Villa, Zapata. Y la de Cuba es Fidel. La importancia de los nombres cortos y fácilmente pronunciables es tal, que se ha dicho que si Adolfo Schicklgruber no se hubiera cambiado el apellido, jamás hubiera habido nazismo ni Segunda Guerra Mundial. Sí: nadie es capaz de imaginar las multitudes gritando  “Heil, Schicklgruber“ mientras que “heil, Hitler“ lo podían decir hasta los niños que empezaban a hablar.

 

Las enseñanzas del propio partido 

La historia mundial está repleta de nombres hechos para impactar y ser recordados: Ghandi, Tito, Stalin, de Gaulle, Mandela, Churchill. Eisenhower fue el militar más popular del siglo XX en los Estados Unidos, pero cuando quiso ser presidente se hizo llamar Ike; “I ike Ike“ fue su lema de campaña.

Y no pasa solo con personas, también los países han descubierto que un nombre corto y preciso facilita la diplomacia, los negocios y el turismo. Nuestro país es Estados Unidos Mexicanos sólo en los documentos oficiales, para todo lo demás es simplemente México.

Y no hay que olvidar a los gringos, que se apropiaron de todo un continente para llamarse a sí mismos  “America”. Gracias a Vespucio se supone que todos somos americanos desde Alaska a la Patagonia, pero desde Monroe le han lavado el cerebro a la humanidad y ahora sólo se reconoce como americanos a los estadounidenses, y eso les ha ayudado inmensamente a instalar y mantener una supremacía odiosa para miles de millones.

En cuanto al partido al que no pertenece, pero al que seguramente abanderará en las Presidenciales18, JAM sólo tiene que verse en el espejo del fundador, al que la historia le abolió el apellido libanés y conoce simplemente como Calles. Y el refundador es Cárdenas, sin más adornos. El candidato más popular de todos los tiempos, Colosio. Y también hay que aprender de los rivales: Andrés Manuel López Obrador ha batallado hasta lograr que se olvide ese ferrocarril y que los medios y la gente lo identifiquen como AMLO o como el Peje.

En fin, que quienes diseñen la propaganda de Meade van a tener que aplicarse para identificarlo en todos los niveles. Ya los militantes que acudieron a su registro como precandidato dieron una señal al aclamarlo como ¡Pepe! El cuanto al Meade creo que lo más inteligente será dejarlo como está, olvidándose del “mid“ a riesgo de provocar confusiones trágicas, especialmente en las boletas.

Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

Sitio Web: juegodepalabras.mx