/ miércoles 30 de mayo de 2018

Juego de palabras | Numerología presidencial

Según la Numerología, a cada persona corresponde una cifra del uno al nueve – a diferencia de la política, en Numerología no hay personalidades cero – de acuerdo con los valores de las letras de su nombre, medidos según un sistema cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, como la mordida y el contubernio entre autoridades y delincuentes ( lo anterior, desafortunadamente, es muchas veces pleonasmo ). Por ejemplo, dentro de los candidatos presidenciales con opciones a ganar, José Antonio Meade es un dos. Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya son ambos nueves. Aclaremos aquí que los anteriores son números ordinales: en ningún momento implican superioridad mérito.

Los dos

Dos representa el principio de separación, de oposición a la unidad que lo precede. Para ellos, y ellas, la vida es algo fluido que va hacia donde es dirigida y toma la forma que le den.

Pese a lo anterior, en el mundo práctico, una de la debilidades del 2 es su incapacidad para aplicar planes de acción. Repensar, indecisión y falta de energía conspiran robarle vitalidad y confianza.

Los 2 son felices como artistas de todo tipo, atletas, y actores. Son también buenos maestros, y casi siempre resultan exitosos en publicidad y actividades editoriales.

Los nueves

Como decía antes, la clasificación numerológica se basa en el valor de las letras de los nombres de los individuos. Por lo tanto, lo que se dice a continuación es válido tanto para Ricardo Anaya, como para Andrés Manuel López Obrador.

Dinámicos, fuertes y magnéticos, los nueves son también afortunados, capaces y efectivos. Ya sea agresivos o calmados, resplandecen de vida. Es muy difícil ignorar un nueve.

A los nueves les gustan las cosas grandes, y hacer cosas a lo grande. Sus ideas, por ejemplo, son expansivas y, por lo mismo, difíciles de concretar.

No les gustan las gentes en pequeños grupos; les gusta decirles a los demás lo que tienen que hacer en salones llenos. Y si no en salones, el mundo entero puede ser suficiente.

Como los demás los aceptan, los nueve tienden a asumir que el liderazgo es su especial campo de actividad y pueden resultar incómodos.

Los nueves son impacientes y destructivos, y sus enemigos tienen pocas posibilidades de conservarse en una pieza. Pero la destrucción tiene formas de revertirse en los destructores, y los nueves, que destruyen más que la mayoría, sólo alcanzan sus mayores alturas cuando aceptan que no todos sus caprichos se cumplan.

Destacan en la milicia, el atletismo, la política, la filosofía y las ciencias.

Buenos días. Buena suerte

Según la Numerología, a cada persona corresponde una cifra del uno al nueve – a diferencia de la política, en Numerología no hay personalidades cero – de acuerdo con los valores de las letras de su nombre, medidos según un sistema cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, como la mordida y el contubernio entre autoridades y delincuentes ( lo anterior, desafortunadamente, es muchas veces pleonasmo ). Por ejemplo, dentro de los candidatos presidenciales con opciones a ganar, José Antonio Meade es un dos. Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya son ambos nueves. Aclaremos aquí que los anteriores son números ordinales: en ningún momento implican superioridad mérito.

Los dos

Dos representa el principio de separación, de oposición a la unidad que lo precede. Para ellos, y ellas, la vida es algo fluido que va hacia donde es dirigida y toma la forma que le den.

Pese a lo anterior, en el mundo práctico, una de la debilidades del 2 es su incapacidad para aplicar planes de acción. Repensar, indecisión y falta de energía conspiran robarle vitalidad y confianza.

Los 2 son felices como artistas de todo tipo, atletas, y actores. Son también buenos maestros, y casi siempre resultan exitosos en publicidad y actividades editoriales.

Los nueves

Como decía antes, la clasificación numerológica se basa en el valor de las letras de los nombres de los individuos. Por lo tanto, lo que se dice a continuación es válido tanto para Ricardo Anaya, como para Andrés Manuel López Obrador.

Dinámicos, fuertes y magnéticos, los nueves son también afortunados, capaces y efectivos. Ya sea agresivos o calmados, resplandecen de vida. Es muy difícil ignorar un nueve.

A los nueves les gustan las cosas grandes, y hacer cosas a lo grande. Sus ideas, por ejemplo, son expansivas y, por lo mismo, difíciles de concretar.

No les gustan las gentes en pequeños grupos; les gusta decirles a los demás lo que tienen que hacer en salones llenos. Y si no en salones, el mundo entero puede ser suficiente.

Como los demás los aceptan, los nueve tienden a asumir que el liderazgo es su especial campo de actividad y pueden resultar incómodos.

Los nueves son impacientes y destructivos, y sus enemigos tienen pocas posibilidades de conservarse en una pieza. Pero la destrucción tiene formas de revertirse en los destructores, y los nueves, que destruyen más que la mayoría, sólo alcanzan sus mayores alturas cuando aceptan que no todos sus caprichos se cumplan.

Destacan en la milicia, el atletismo, la política, la filosofía y las ciencias.

Buenos días. Buena suerte