A los periódicos, como a los músicos, se les conoce por sus notas. Y los rotativos mexicanos, no por su gusto, parecen estar obedeciendo al signo para silencio en el pentagrama. La culpa es de la política y del Mundial, lo que ocurra primero.
Las pálidas notas que cubren la prensa, una especie de chopinismo tipográfico, resultan de que los candidatos no dicen ni hacen nada nuevo, nada interesante, nada que se gane los laureles de la principal.
Para quienes vivimos el autoritarismo detrás de la Olivetti, esta pausa que acalora nos recuerda aquellos agostos de convento cartujo, en que desde la princesa altiva a la que pesca en ruin barca se cerraban el zipper labiodental y funcionaba ya, sin haber sido inventado aun, el sin comentario, pues todo se guardaba celosamente para que el señor presidente escogiera y se luciera en el informe del primero de septiembre. Ahora todo espera a lo que haga y diga el candidato ganador.
Lo dicho: hasta las 11 p.m. del primer domingo de julio, silencio en las planas. Y después de ahí, el diluvio.
Los medios gringos disecan a los presidenciables mexicanos
Los grandes medios informativos estadounidenses, quizá ya aburridos de contar las cabezas que manda cortar la Reina Naranja, han sacado el escalpelo, y están dibujando la Y griega fatal sobre el pecho de nuestros candidatos presidenciales.
Por ejemplo el Washington Post publicó esta semana una muy acertada analogía entre Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump. Luchar contra la mafia del poder, solo ellos pueden acabar contra la corrupción, regodeo en el autoritarismo y las fake news.
Casi simultáneamente, el New York Times publicó una semblanza del panista Ricardo Anaya.
Desde el título se va a la yugular: La traición como método.
Para empezar, NYT dice que Anaya, “ asediado por acusaciones de corrupción ( se acerca ) a los jóvenes políticos del México del siglo XXI que, como los exgobernadores Javier Duarte y Roberto Borge, ascendieron con velocidad en las filas de sus partidos, pero cuyas carreras se eclipsaron rápidamente por sospechas de corrupción e investigaciones judiciales “.
El área de traiciones se enfoca en la puñalada por la espalda que le dio a su primer mentor,el gobernador Francisco Garrido, cuando se apoderó del PAN de Querétaro y del liderazgo del Congreso estatal y, por supuesto, cuando luego de ser interino de Gustavo Madero, le quitó la presidencia nacional del PAN.
“ Romper acuerdos y alianzas – concluye el NYT - es un mecanismo de alto riesgo. Y Anaya lo ha hecho con destreza “.
Buenos días. Buena suerte.
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