/ miércoles 4 de octubre de 2017

Juego de palabras | Sujeto a disculpa

Todo empezó con un papa pidiéndole perdón a los judíos por haberlos perseguido durante dos mil años como asesinos de Cristo, seguido rápidamente por un canciller alemán disculpándose así mismo con el Pueblo Elegido -evidentemente elegido para sufrir persecuciones que  ameriten perdones– por lo del holocausto. No pasó mucho tiempo para que el emperador del Japón se disculpara con los coreanos por haberlos invadido, saqueado y prostituído a sus mujeres durante la Segunda Guerra Mundial. Y desde entonces para acá es raro el día en que un agresor no acude a los medios para 1 (probable) tranquilizarse la conciencia con un “ustedes perdonen“ (raras veces agregándoles el comprometedor  “no lo vuelvo a hacer “) o 2 (más probable aun) despacharse una buena ración de la golosina de Gutemberg.

Saliendo del clóset    

Recuerdo que con motivo de la legalización de los matrimonios gay y de la  adopción de infantes por las parejas así formadas, varias figuras prominentes de la política y los espectáculos echaron de su ronco pecho, saliendo del closet de su homofobia. El tono de sus declaraciones no dejó duda de que los insultos y ofensas eran absolutamente sentidas, y no simples ocurrencias, o verbalizaciones  inducidas por agentes físicos y/o químicos de los que alteran la conducta. Luego se disculparon. No se retractaron de lo dicho, solo se excusaron. Estos fueron los casos de políticos y artistas.

Como los originales homofóbicos, que luego pretendieron no serlo, pertenecen a gremios que viven por y para la publicidad, es legítimo sospechar tanto los ataques como las disculpas que ofrecieron podrían tener algún ingrediente de protagonismo mediático. Con astuta aritmética habrán calculado: si expectoro peyorativamente acerca de éste, que es uno de los temas de la hora, y luego me disculpo, tengo dos salidas a cuadro. Pas mal. Y como les dio resultado, haremos bien en estar preparados para un diluvio de estas mancuernas de lo dije, no lo dije / en el futuro. Las cosas están tan revueltas, hay tantos intereses creados y en proceso de creación, las aristas de tantos grupos se están rozando con tal frecuencia, y la conducta de tantos es tan apta para el oportunismo y la exageración, que lo que sobran son oportunidades para los mediomaníacos (que no significa ser mitad maníaco, sino maníaco completo de los medios) para irse hasta la cocina, y luego refugiarse en la consagrada fórmula de donde digo, digo, no digo digo, digo Diego (ninguna alusión al restable y respetado  “jefe” Fernández de Ceballos).

Luego de la tragedia del 19S llueven sobre los damnificados ofertas de ayuda. Especialmente los partidos políticos de oposición estrenan cada día una cifra más alta, pero sin ficha de depósito. La ironía del caso es que hagan lo que hagan, solo le estarán devolviendo al pueblo lo que es suyo, pues su  generosidad  recuerda aquella filosa cuarteta de la Colonia, en la que se celebraba al señor don Juan de Robles (quien) con caridad sin igual, hizo este noble hospital, y también hizo los pobres.

Total, que hasta este momento, solo existen de los oferentes los 250 millones que devolvió el PRI al INE y la decisión del congreso de Chiapas de eliminar el financiamiento público a los partidos para 2018, que son otros 250 millones. Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

juegodepalabras.mx

Todo empezó con un papa pidiéndole perdón a los judíos por haberlos perseguido durante dos mil años como asesinos de Cristo, seguido rápidamente por un canciller alemán disculpándose así mismo con el Pueblo Elegido -evidentemente elegido para sufrir persecuciones que  ameriten perdones– por lo del holocausto. No pasó mucho tiempo para que el emperador del Japón se disculpara con los coreanos por haberlos invadido, saqueado y prostituído a sus mujeres durante la Segunda Guerra Mundial. Y desde entonces para acá es raro el día en que un agresor no acude a los medios para 1 (probable) tranquilizarse la conciencia con un “ustedes perdonen“ (raras veces agregándoles el comprometedor  “no lo vuelvo a hacer “) o 2 (más probable aun) despacharse una buena ración de la golosina de Gutemberg.

Saliendo del clóset    

Recuerdo que con motivo de la legalización de los matrimonios gay y de la  adopción de infantes por las parejas así formadas, varias figuras prominentes de la política y los espectáculos echaron de su ronco pecho, saliendo del closet de su homofobia. El tono de sus declaraciones no dejó duda de que los insultos y ofensas eran absolutamente sentidas, y no simples ocurrencias, o verbalizaciones  inducidas por agentes físicos y/o químicos de los que alteran la conducta. Luego se disculparon. No se retractaron de lo dicho, solo se excusaron. Estos fueron los casos de políticos y artistas.

Como los originales homofóbicos, que luego pretendieron no serlo, pertenecen a gremios que viven por y para la publicidad, es legítimo sospechar tanto los ataques como las disculpas que ofrecieron podrían tener algún ingrediente de protagonismo mediático. Con astuta aritmética habrán calculado: si expectoro peyorativamente acerca de éste, que es uno de los temas de la hora, y luego me disculpo, tengo dos salidas a cuadro. Pas mal. Y como les dio resultado, haremos bien en estar preparados para un diluvio de estas mancuernas de lo dije, no lo dije / en el futuro. Las cosas están tan revueltas, hay tantos intereses creados y en proceso de creación, las aristas de tantos grupos se están rozando con tal frecuencia, y la conducta de tantos es tan apta para el oportunismo y la exageración, que lo que sobran son oportunidades para los mediomaníacos (que no significa ser mitad maníaco, sino maníaco completo de los medios) para irse hasta la cocina, y luego refugiarse en la consagrada fórmula de donde digo, digo, no digo digo, digo Diego (ninguna alusión al restable y respetado  “jefe” Fernández de Ceballos).

Luego de la tragedia del 19S llueven sobre los damnificados ofertas de ayuda. Especialmente los partidos políticos de oposición estrenan cada día una cifra más alta, pero sin ficha de depósito. La ironía del caso es que hagan lo que hagan, solo le estarán devolviendo al pueblo lo que es suyo, pues su  generosidad  recuerda aquella filosa cuarteta de la Colonia, en la que se celebraba al señor don Juan de Robles (quien) con caridad sin igual, hizo este noble hospital, y también hizo los pobres.

Total, que hasta este momento, solo existen de los oferentes los 250 millones que devolvió el PRI al INE y la decisión del congreso de Chiapas de eliminar el financiamiento público a los partidos para 2018, que son otros 250 millones. Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

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