/ viernes 24 de noviembre de 2017

Juego de palabras | The Kingmaker

En política mundial se otorga el título de kingmaker -literalmente “hacedor de reyes”– a los individuos o grupos que debido a su importancia e influencia son capaces de hacer gobernantes, presidentes, primeros ministros, por encima y aun en contra de lo que puedan decidir elecciones y otras bromas macabras de la democracia.

En México hemos tenido el dudoso privilegio de producir kingmakers por docenas, y por lo general la distinción ha recaído en los presidentes actuantes que designan a su sucesor. En otras épocas se daba el pase automático, es decir, la designación implicaba la elección. Hoy la práctica es más sofisticada, pero la intención y los resultados resultan, generalmente, los mismos.

Un ejercicio abierto –obviando las acostumbradas cenas secretas, pactos en la oscuridad y demás escenarios de capa y espada- en manufactura de majestades lo dio el miércoles el canciller Luis Videgaray Caso -a veces es Caso Perdido, en esta oportunidad puede muy bien ser Caso Ganado- al destapar de facto al secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña como candidato presidencial del PRI para las elecciones de 2018. Esta develación se estaba esperando de un momento a otro, pero en la recoleta comunidad de Los Pinos, no en plena Alameda Central. Y el traslado de funciones confirma que los títulos de vicepresidente, primer ministro y eminencia gris que tantas veces se le han adjudicado a Videgaray son verdad buena, no imaginación de columnistas deslumbrados.

POMPA Y CIRCUNSTANCIAS

Una reunión en la cancillería para reunir al cuerpo diplomático acreditado con quienes manejan la política económica, fue la ocasión para que Videgaray hiciera descender el Paráclito sobre los hombros de su cuaderno cuadriculado con raya roja, índice alfabético, pasta dura y resorte francés. Para nutrir el estrado también fueron convocados el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, y el telecaneado secretario de Economía, Ildefonso Guajardo. Pero fue cuando presentó a Meade que Videgaray hizo gala de su más apologética oratoria. Marco Antonio, loando a César -aunque aquí se trataba de un pedestal, no de un ara– no lo hubiera hecho mejor. Dijo don Luis Paulo:

- Es para mí un honor presentar a uno de los mexicanos más talentosos, más preparados, con una trayectoria impecable y que ha sido protagonista de las transformaciones y de los éxitos de la política pública en las últimas décadas.

- Tengo el privilegio de conocer al secretario Meade desde hace muchos años y ser testigo fiel no solo de su inteligencia notable, de su extraordinaria preparación y experiencia pero, sobre todo, de sus valores, siendo el más importante de todos la integridad y el patriotismo, que a final de cuentas es el amor al país el que en cada una de sus responsabilidades y su larga trayectoria en el gobierno de México el signo que lo ha distinguido.

- Bajo el liderazgo de José Antonio Meade, hoy México tiene rumbo, estabilidad y claridad en las decisiones de la política económica.

Y para aquellos que señalan la falta de historia priista de su condiscípulo en el ITAM y la UNAM, don Luis soltó esta perla:

- Es el único mexicano, junto con Plutarco Elías Calles.

- Fundador del PRI- en haber ocupado cuatro secretarías en dos gobiernos diferentes, y que hoy conduce con gran inteligencia, disciplina y sobre todo patriotismo y visión de Estado la política macroeconómica de México.

Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

juegodepalabras.mx

En política mundial se otorga el título de kingmaker -literalmente “hacedor de reyes”– a los individuos o grupos que debido a su importancia e influencia son capaces de hacer gobernantes, presidentes, primeros ministros, por encima y aun en contra de lo que puedan decidir elecciones y otras bromas macabras de la democracia.

En México hemos tenido el dudoso privilegio de producir kingmakers por docenas, y por lo general la distinción ha recaído en los presidentes actuantes que designan a su sucesor. En otras épocas se daba el pase automático, es decir, la designación implicaba la elección. Hoy la práctica es más sofisticada, pero la intención y los resultados resultan, generalmente, los mismos.

Un ejercicio abierto –obviando las acostumbradas cenas secretas, pactos en la oscuridad y demás escenarios de capa y espada- en manufactura de majestades lo dio el miércoles el canciller Luis Videgaray Caso -a veces es Caso Perdido, en esta oportunidad puede muy bien ser Caso Ganado- al destapar de facto al secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña como candidato presidencial del PRI para las elecciones de 2018. Esta develación se estaba esperando de un momento a otro, pero en la recoleta comunidad de Los Pinos, no en plena Alameda Central. Y el traslado de funciones confirma que los títulos de vicepresidente, primer ministro y eminencia gris que tantas veces se le han adjudicado a Videgaray son verdad buena, no imaginación de columnistas deslumbrados.

POMPA Y CIRCUNSTANCIAS

Una reunión en la cancillería para reunir al cuerpo diplomático acreditado con quienes manejan la política económica, fue la ocasión para que Videgaray hiciera descender el Paráclito sobre los hombros de su cuaderno cuadriculado con raya roja, índice alfabético, pasta dura y resorte francés. Para nutrir el estrado también fueron convocados el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, y el telecaneado secretario de Economía, Ildefonso Guajardo. Pero fue cuando presentó a Meade que Videgaray hizo gala de su más apologética oratoria. Marco Antonio, loando a César -aunque aquí se trataba de un pedestal, no de un ara– no lo hubiera hecho mejor. Dijo don Luis Paulo:

- Es para mí un honor presentar a uno de los mexicanos más talentosos, más preparados, con una trayectoria impecable y que ha sido protagonista de las transformaciones y de los éxitos de la política pública en las últimas décadas.

- Tengo el privilegio de conocer al secretario Meade desde hace muchos años y ser testigo fiel no solo de su inteligencia notable, de su extraordinaria preparación y experiencia pero, sobre todo, de sus valores, siendo el más importante de todos la integridad y el patriotismo, que a final de cuentas es el amor al país el que en cada una de sus responsabilidades y su larga trayectoria en el gobierno de México el signo que lo ha distinguido.

- Bajo el liderazgo de José Antonio Meade, hoy México tiene rumbo, estabilidad y claridad en las decisiones de la política económica.

Y para aquellos que señalan la falta de historia priista de su condiscípulo en el ITAM y la UNAM, don Luis soltó esta perla:

- Es el único mexicano, junto con Plutarco Elías Calles.

- Fundador del PRI- en haber ocupado cuatro secretarías en dos gobiernos diferentes, y que hoy conduce con gran inteligencia, disciplina y sobre todo patriotismo y visión de Estado la política macroeconómica de México.

Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

juegodepalabras.mx