El caso de Javier Duarte se había convertido en el arquetipo de la corrupción y, el proceso judicial, en una pequeña ventana de redención del sistema de procuración de justicia.
A los ciudadanos no nos corresponde acusar en los tribunales, no hemos visto los videos de las audiencias judiciales y no conocemos el expediente, por ello, podríamos estar en el error sobre la gestión del señor Javier Duarte, sin embargo, debemos exigir cuentas por la condición en la que éste dejó al Estado de Veracruz y con el actuar de la Procuraduría General de la República hasta que no se haga justicia a las siguientes cuestiones.
La Secretaria de Finanzas del Estado de Veracruz reporta que la deuda pública aumentó, de manera exponencial, durante la gestión del señor Javier Duarte. En efecto, miles de millones de pesos no cumplieron su propósito y la entidad tuvo que adquirir deuda. El problema se vuelve nacional, cuando se lee que parte de los pasivos los pagará la federación, es decir, el señor Javier Duarte endeudó a la entidad con repercusiones para todo el país. ¿Dónde está ese dinero? La cosa es de tal calado que el órgano encargado de revisar el uso de los recursos públicos (Auditoria Superior de la Federación) hizo un informe especial sobre los problemas financieros de Veracruz. Así mismo, la Auditoria realizó 47 denuncias por casi 18 mil millones de pesos contra el gobierno de Veracruz ante la Procuraduría General de la República ¿Qué pasó con esas denuncias?
La gestión del señor Javier Duarte también heredó centenas de desaparecidos y personas ejecutadas. Así tenemos más de cuatrocientas personas desaparecidas y decenas de miles de delitos del fuero común cometidos en la entidad. La incidencia delictiva no hace al exgobernador responsable de los delitos, por los cuales lo acusa la PGR, en su caso, nos deja dos dudas ¿cómo se podrían cometer tantos delitos sin que las autoridades estén coludidas? y ¿cuál es el grado de responsabilidad política y jurídica por su gestión?
La Procuraduría General de la República había acusado al señor Javier Duarte por diversos delitos, entre ellos, delincuencia organizada. Lo anterior presupone que entraba a un régimen diferenciado de tipo de proceso judicial, en dónde el juicio es a puerta cerrada, hay testigos protegidos, el estándar para probar es menor, las víctimas pueden comparecer con protección y el centro penitenciario puede cambiar. Ese régimen diferenciado implicó que las cámaras de televisión, radio y reporteros no pudieran ingresar a las audiencias judiciales preliminares al juicio oral. En una mala importación de los procesos angloamericanos solo tuvimos conferencias de prensa y dibujos de las audiencias. Ahora que ha llegado la hora del juicio, nos dicen que la Procuraduría General de la República retira el cargo de delincuencia organizada, razón por la cual, se extinguió el régimen diferenciado y entramos al cauce normal de un proceso penal, dicho en otras palabras: podremos ver el proceso judicial, sin saber, cómo se llegó a ese punto. Sin duda, la defensa jurídica del señor Duarte ha hecho un gran trabajo, pero su oponente (PGR) es de los peores litigantes del foro. En este año, a la PGR todas las acusaciones se le caen en el camino, en la sentencia o en amparo. Ésta es la razón de mayor peso para transitar a una Fiscalía Autónoma, eficaz y eficiente.
Dr. En Derecho