/ miércoles 10 de enero de 2018

La CDMX que queremos es posible

¿Alguien duda que el terremoto del 19 de septiembre es el acontecimiento más importante del año que recién terminó? Para mí, ese sismo va determinar muchas cosas en nuestra Ciudad de México y para muchos años. Por eso sostengo que cualquier propuesta de Ciudad debe partir de reconocer la gravedad del daño que nos dejó y más allá, que algo grave reveló ese temblor: los límites físicos de la capital. 

Si algún sentido concreto tendrá el próximo gobierno de la Ciudad, es porque tomará por los cuernos la gran tarea de la reconstrucción, en sus dimensiones fundamentales: humana, social, recuperación de vivienda y muy especialmente, el agua.  

Nadie podía prever la cercanía del epicentro ni la magnitud de la onda telúrica, pero ya sabíamos que la sobreexplotación del acuífero y las muchas fugas en las viejas tuberías, estaban debilitando el suelo de la capital todos los días y literalmente, están hundiendo a la Ciudad.

Y el problema viene de muy lejos: desde que se implantó en México el pensamiento económico neoliberal con su “disciplina fiscal” a costa de lo que sea y pase lo que pase (incluso, a costa de cientos de vidas humanas). Y por otro lado, la “austeridad valiente”, esa forma de empobrecimiento material que se rehúsa a invertir en lo fundamental: el agua, el líquido vital del que carecen los más pobres (eso sí, tuvimos kilómetros grises para segundos pisos).  

Así que mi Gobierno comenzará por allí: con una radical modernización de la red de agua y drenaje de la Ciudad de México por lo que invertiré en 6 años, 50 mil millones de pesos para el programa “Fuga Cero” y los primeros beneficiados serán quienes más lo necesitan, Iztapalapa y el oriente de la Ciudad. 

Por cierto, seguiré dando el debate nacional para cambiar la política salarial de este país, empezando por una ruta sostenida y prudente de ascenso del salario mínimo.

Algo más: voy a construir el primer gran programa de formalización de las trabajadoras domésticas, esas personas sin las cuales, los demás no podríamos trabajar, estudiar y todo lo demás. Vamos a hacer un fondo tripartita gobierno-empleador-trabajadora para capacitarlas (cuidados, primeros auxilios, conocimientos básicos, etcétera); colocarlas en un padrón oficial que las acredite; darles seguro social, costeado por el Fondo.  

El reordenamiento de la vivienda será fundamental en mi gobierno. Acercaremos las viviendas a los centros laborales de la ciudad, de modo tal que mejoremos la movilidad y aprovechemos con más eficiencia los trayectos de transporte, especialmente el transporte público disminuyendo la contaminación y reconstruyendo comunidades. La prioridad será el transporte limpio, seguro y eficiente, para desincentivar el uso del automóvil.

Tengo la firme convicción de dar un paso más en la consolidación de éste gran santuario de las libertades que es la CDMX, por lo que vamos a regular el consumo y el cultivo privado de marihuana, entre adultos que no afecten a terceros. Seremos el primer gobierno que distinga al consumidor del delincuente en beneficio de la seguridad pública, y en paralelo lanzaremos una enorme campaña de salud pública.

En cuanto a seguridad pública, enlazaré las cámaras de videovigilancia privadas al C5 para, tener ojos en toda la ciudad, procesar grandes volúmenes de información que nos permitan prevenir e inhibir los lugares más proclives a la comisión de delitos, para perseguirlos más eficientemente. También, haremos contratos entre padres, hijos y gobierno para que los jóvenes reciban un apoyo económico a cambio de estudiar, hacer deporte y actividades culturales, y así alejarlos de los peligros de la calle.

La calidad del aire que respiramos y la lucha contra el cambio climático serán prioridad. Crearemos el programa “Cero Deforestación” y programas de reforestación estratégica, además de ampliar proyectos de termovalorización de la basura para generar e incentivar el consumo de energías limpias como parte de una política integral y responsable con el medio ambiente.

Del mismo modo, y conciente del justificado desencanto de los ciudadanos con los políticos, he propuesto instaurar la “muerte civil” para funcionarios condenados por corrupción para que nunca vuelvan a trabajar en el gobierno, así como el seguimiento inmediato del ejercicio de los recursos públicos a través de una APP.

Y finalmente, propongo que el terreno del actual Aeropuerto Internacional sea el principio de un nuevo futuro para la Ciudad de México: una utopía urbana razonable y practicable de amplio sentido social, cultural y medioambiental, que transforme y sea símbolo de una nueva capital del país.

Los recursos para todo esto vendrán de una reorientación de prioridades de gasto, de búsqueda de financiamiento con los bancos de desarrollo en México y el mundo y de alianzas estratégicas con el sector privado. La propuesta es abandonar una disciplina fiscal que impide el desarrollo y, con responsabilidad, invertir en lo que los chilangos más necesitamos.

La CDMX que queremos es Posible, ¡Yo se los garantizo!

¿Alguien duda que el terremoto del 19 de septiembre es el acontecimiento más importante del año que recién terminó? Para mí, ese sismo va determinar muchas cosas en nuestra Ciudad de México y para muchos años. Por eso sostengo que cualquier propuesta de Ciudad debe partir de reconocer la gravedad del daño que nos dejó y más allá, que algo grave reveló ese temblor: los límites físicos de la capital. 

Si algún sentido concreto tendrá el próximo gobierno de la Ciudad, es porque tomará por los cuernos la gran tarea de la reconstrucción, en sus dimensiones fundamentales: humana, social, recuperación de vivienda y muy especialmente, el agua.  

Nadie podía prever la cercanía del epicentro ni la magnitud de la onda telúrica, pero ya sabíamos que la sobreexplotación del acuífero y las muchas fugas en las viejas tuberías, estaban debilitando el suelo de la capital todos los días y literalmente, están hundiendo a la Ciudad.

Y el problema viene de muy lejos: desde que se implantó en México el pensamiento económico neoliberal con su “disciplina fiscal” a costa de lo que sea y pase lo que pase (incluso, a costa de cientos de vidas humanas). Y por otro lado, la “austeridad valiente”, esa forma de empobrecimiento material que se rehúsa a invertir en lo fundamental: el agua, el líquido vital del que carecen los más pobres (eso sí, tuvimos kilómetros grises para segundos pisos).  

Así que mi Gobierno comenzará por allí: con una radical modernización de la red de agua y drenaje de la Ciudad de México por lo que invertiré en 6 años, 50 mil millones de pesos para el programa “Fuga Cero” y los primeros beneficiados serán quienes más lo necesitan, Iztapalapa y el oriente de la Ciudad. 

Por cierto, seguiré dando el debate nacional para cambiar la política salarial de este país, empezando por una ruta sostenida y prudente de ascenso del salario mínimo.

Algo más: voy a construir el primer gran programa de formalización de las trabajadoras domésticas, esas personas sin las cuales, los demás no podríamos trabajar, estudiar y todo lo demás. Vamos a hacer un fondo tripartita gobierno-empleador-trabajadora para capacitarlas (cuidados, primeros auxilios, conocimientos básicos, etcétera); colocarlas en un padrón oficial que las acredite; darles seguro social, costeado por el Fondo.  

El reordenamiento de la vivienda será fundamental en mi gobierno. Acercaremos las viviendas a los centros laborales de la ciudad, de modo tal que mejoremos la movilidad y aprovechemos con más eficiencia los trayectos de transporte, especialmente el transporte público disminuyendo la contaminación y reconstruyendo comunidades. La prioridad será el transporte limpio, seguro y eficiente, para desincentivar el uso del automóvil.

Tengo la firme convicción de dar un paso más en la consolidación de éste gran santuario de las libertades que es la CDMX, por lo que vamos a regular el consumo y el cultivo privado de marihuana, entre adultos que no afecten a terceros. Seremos el primer gobierno que distinga al consumidor del delincuente en beneficio de la seguridad pública, y en paralelo lanzaremos una enorme campaña de salud pública.

En cuanto a seguridad pública, enlazaré las cámaras de videovigilancia privadas al C5 para, tener ojos en toda la ciudad, procesar grandes volúmenes de información que nos permitan prevenir e inhibir los lugares más proclives a la comisión de delitos, para perseguirlos más eficientemente. También, haremos contratos entre padres, hijos y gobierno para que los jóvenes reciban un apoyo económico a cambio de estudiar, hacer deporte y actividades culturales, y así alejarlos de los peligros de la calle.

La calidad del aire que respiramos y la lucha contra el cambio climático serán prioridad. Crearemos el programa “Cero Deforestación” y programas de reforestación estratégica, además de ampliar proyectos de termovalorización de la basura para generar e incentivar el consumo de energías limpias como parte de una política integral y responsable con el medio ambiente.

Del mismo modo, y conciente del justificado desencanto de los ciudadanos con los políticos, he propuesto instaurar la “muerte civil” para funcionarios condenados por corrupción para que nunca vuelvan a trabajar en el gobierno, así como el seguimiento inmediato del ejercicio de los recursos públicos a través de una APP.

Y finalmente, propongo que el terreno del actual Aeropuerto Internacional sea el principio de un nuevo futuro para la Ciudad de México: una utopía urbana razonable y practicable de amplio sentido social, cultural y medioambiental, que transforme y sea símbolo de una nueva capital del país.

Los recursos para todo esto vendrán de una reorientación de prioridades de gasto, de búsqueda de financiamiento con los bancos de desarrollo en México y el mundo y de alianzas estratégicas con el sector privado. La propuesta es abandonar una disciplina fiscal que impide el desarrollo y, con responsabilidad, invertir en lo que los chilangos más necesitamos.

La CDMX que queremos es Posible, ¡Yo se los garantizo!