/ miércoles 24 de julio de 2019

La Chica de Ipanema y la libertad

Hace unos días murió João Gilberto, el padre del Bossa Nova, llamado también "La Leyenda" en Brasil. En mi cabeza retumbaba inconscientemente La Chica de Ipanema, no sólo mi favorita, sino incluso la que suelo poner a mi pequeña hija y su ritmo dulce nos hace siempre sonreír.

Y es que el bossa nova floreció en las playas de Río de Janeiro a finales de los años cincuenta, en una época de democracia, desarrollo y prosperidad económica en el departamento de Nara Leão, quien más que una musa –como ha sido caracterizada por algunos- fue iniciadora de este movimiento cultural junto a João Gilberto y otras figuras.

Esta voz nueva nació de una generación de cantautores que pasaba las tardes frente al mar cantando al amor y la felicidad, tomando distancia de las letras tristes que sonaban en la radio. Jóvenes que con sueños de verano y un sentimiento gentil y hasta cierto punto dulce, buscaban la belleza en lo cotidiano.

Pero toda esta época de utopías se interrumpió abruptamente con el Golpe de Estado, la noche del 31 de marzo de 1964, que suprimió derechos políticos, silenció el disentimiento y censuró a cantautores, escritores, periodistas y académicos. Para estas mismas fechas, fue lanzado el disco de la colaboración de Stan Getz, el saxofonista estadounidense y João Gilberto, el guitarrista brasileño, que pondría la bossa nova en el mapa mundial. No había vuelta atrás.

Es común escuchar que no hay revolución política que no sea inherente a una revolución estética. En el caso de los iniciadores del bossa nova, en un clima político cada vez más crispado por el incremento del poder militar, el grupo fundador de ese género musical se partió en dos. Y hubo quienes acusaron a João Gilberto, Caetano Veloso y muchos más, de ser complacientes por seguir en esa ruta, cantando canciones suaves y dulces frente a los horrores.

Segura estoy de que fueron disruptivos quienes cantaban sus melodías, rescato una cita del gran Caetano, que relata en su autobiografía cómo estando en la cárcel durante la dictadura, un militar le dijo "entender claramente que lo que [João Gilberto] y yo hacíamos era más peligroso que lo que hacían los artistas de protesta explícita".

Un extraordinario Chico Buarque -que les sacó canas verdes a los dictadores con canciones como "A pesar de usted" y quien fuera varios años cuñado de João Gilberto- tuvieron que autoexiliarse en diversos periodos de la dictadura.

Se fue a sus 88 años con su voz de susurro mientas muchos en Brasil cantaban "Chega de Saudade" ansiando un renacer de la libertad.

@ClauCorichi

Hace unos días murió João Gilberto, el padre del Bossa Nova, llamado también "La Leyenda" en Brasil. En mi cabeza retumbaba inconscientemente La Chica de Ipanema, no sólo mi favorita, sino incluso la que suelo poner a mi pequeña hija y su ritmo dulce nos hace siempre sonreír.

Y es que el bossa nova floreció en las playas de Río de Janeiro a finales de los años cincuenta, en una época de democracia, desarrollo y prosperidad económica en el departamento de Nara Leão, quien más que una musa –como ha sido caracterizada por algunos- fue iniciadora de este movimiento cultural junto a João Gilberto y otras figuras.

Esta voz nueva nació de una generación de cantautores que pasaba las tardes frente al mar cantando al amor y la felicidad, tomando distancia de las letras tristes que sonaban en la radio. Jóvenes que con sueños de verano y un sentimiento gentil y hasta cierto punto dulce, buscaban la belleza en lo cotidiano.

Pero toda esta época de utopías se interrumpió abruptamente con el Golpe de Estado, la noche del 31 de marzo de 1964, que suprimió derechos políticos, silenció el disentimiento y censuró a cantautores, escritores, periodistas y académicos. Para estas mismas fechas, fue lanzado el disco de la colaboración de Stan Getz, el saxofonista estadounidense y João Gilberto, el guitarrista brasileño, que pondría la bossa nova en el mapa mundial. No había vuelta atrás.

Es común escuchar que no hay revolución política que no sea inherente a una revolución estética. En el caso de los iniciadores del bossa nova, en un clima político cada vez más crispado por el incremento del poder militar, el grupo fundador de ese género musical se partió en dos. Y hubo quienes acusaron a João Gilberto, Caetano Veloso y muchos más, de ser complacientes por seguir en esa ruta, cantando canciones suaves y dulces frente a los horrores.

Segura estoy de que fueron disruptivos quienes cantaban sus melodías, rescato una cita del gran Caetano, que relata en su autobiografía cómo estando en la cárcel durante la dictadura, un militar le dijo "entender claramente que lo que [João Gilberto] y yo hacíamos era más peligroso que lo que hacían los artistas de protesta explícita".

Un extraordinario Chico Buarque -que les sacó canas verdes a los dictadores con canciones como "A pesar de usted" y quien fuera varios años cuñado de João Gilberto- tuvieron que autoexiliarse en diversos periodos de la dictadura.

Se fue a sus 88 años con su voz de susurro mientas muchos en Brasil cantaban "Chega de Saudade" ansiando un renacer de la libertad.

@ClauCorichi