/ martes 1 de diciembre de 2020

La ciberseguridad y el principio de no intervención

Por Adolfo Arreola García*

*Profesor investigador de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México

Tradicionalmente las intervenciones han sido vinculadas con la ocupación del territorio y uso de la fuerza militar; pero, las condiciones de interconectividad existentes, el uso de la información como un arma y las endebles condiciones de ciberseguridad de algunos Estados, han abierto la oportunidad a nuevas formas de intervención que recurren a la fuerza psicológica y al uso del ciberespacio.

En el siglo XIX la intervención fue tolerada e incluso motivada para garantizar la prevalencia de los regímenes monárquicos. Para finales del siglo XIX e inicios del XX, ya se mencionaba que existían las intervenciones lícitas e ilícitas. Bajo ese contexto, el presidente Benito Juárez expresó que el principio de no intervención es una de las obligaciones primarias de los gobiernos. Desde entonces, el principio de no intervención ha evolucionado dando vida a doctrinas contra la intervención, como la Doctrina Drago y la Cláusula Calvo entre otras. En este sentido, tanto el artículo 2 (4) y (7) de la Organización de las Naciones Unidas como el artículo 19 de la Carta de la Organización de Estados Americanos son la guía para comprender los elementos de la no intervención; y, establecen que las excepciones al respeto del principio de no intervención están dadas por la inobservancia de los derechos humanos y la salvaguarda de la seguridad internacional. Casos en los cuales la intervención esta plenamente justificada.

La dependencia en el ciberespacio y las vulnerabilidades en ciberseguridad han modificado la forma de intervenir. Hoy la intervención, utiliza una estrategia indirecta para ganar la mente y corazón de la población objetivo; ha dejado de ser un acto de fuerza física para convertirse en una injerencia indirecta de enfoque psicológico. En la época de la posverdad, la información es utilizada como un arma en operaciones psicológicas y como un medio de manipulación de la realidad. La información es un instrumento del poder para conspirar, engañar, mentir, crear malestar, motivar el recelo o la hostilidad de grupos sociales, sin ser castigado o juzgado por intervenir en otros Estados.

Algunos ejemplos de este tipo de actos se tienen en la intervención rusa en Estonia, la intromisión rusa durante el conflicto en Crimea, la interferencia de algunos actores en el Brexit y, la supuesta colusión con actores rusos durante las elecciones en EE.UU. en 2016. Casos en los que la información, el conocimiento profundo y el ciberespacio fueron utilizados como multiplicadores de fuerza para ganar voluntades.

Hoy, el objetivo es dominar la mente antes que ocupar el territorio de un Estado. Por ello, en la Era de la Información es preciso educar en temas de ciberseguridad antes que limitar la libertad de expresión, acabar con la transparencia o censurar a los medios. De esta forma, se puede generar conciencia sobre la desinformación y la manipulación que se experimenta a través del ciberespacio, para debilitar e incluso bloquear las acciones intervencionistas.

Por Adolfo Arreola García*

*Profesor investigador de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México

Tradicionalmente las intervenciones han sido vinculadas con la ocupación del territorio y uso de la fuerza militar; pero, las condiciones de interconectividad existentes, el uso de la información como un arma y las endebles condiciones de ciberseguridad de algunos Estados, han abierto la oportunidad a nuevas formas de intervención que recurren a la fuerza psicológica y al uso del ciberespacio.

En el siglo XIX la intervención fue tolerada e incluso motivada para garantizar la prevalencia de los regímenes monárquicos. Para finales del siglo XIX e inicios del XX, ya se mencionaba que existían las intervenciones lícitas e ilícitas. Bajo ese contexto, el presidente Benito Juárez expresó que el principio de no intervención es una de las obligaciones primarias de los gobiernos. Desde entonces, el principio de no intervención ha evolucionado dando vida a doctrinas contra la intervención, como la Doctrina Drago y la Cláusula Calvo entre otras. En este sentido, tanto el artículo 2 (4) y (7) de la Organización de las Naciones Unidas como el artículo 19 de la Carta de la Organización de Estados Americanos son la guía para comprender los elementos de la no intervención; y, establecen que las excepciones al respeto del principio de no intervención están dadas por la inobservancia de los derechos humanos y la salvaguarda de la seguridad internacional. Casos en los cuales la intervención esta plenamente justificada.

La dependencia en el ciberespacio y las vulnerabilidades en ciberseguridad han modificado la forma de intervenir. Hoy la intervención, utiliza una estrategia indirecta para ganar la mente y corazón de la población objetivo; ha dejado de ser un acto de fuerza física para convertirse en una injerencia indirecta de enfoque psicológico. En la época de la posverdad, la información es utilizada como un arma en operaciones psicológicas y como un medio de manipulación de la realidad. La información es un instrumento del poder para conspirar, engañar, mentir, crear malestar, motivar el recelo o la hostilidad de grupos sociales, sin ser castigado o juzgado por intervenir en otros Estados.

Algunos ejemplos de este tipo de actos se tienen en la intervención rusa en Estonia, la intromisión rusa durante el conflicto en Crimea, la interferencia de algunos actores en el Brexit y, la supuesta colusión con actores rusos durante las elecciones en EE.UU. en 2016. Casos en los que la información, el conocimiento profundo y el ciberespacio fueron utilizados como multiplicadores de fuerza para ganar voluntades.

Hoy, el objetivo es dominar la mente antes que ocupar el territorio de un Estado. Por ello, en la Era de la Información es preciso educar en temas de ciberseguridad antes que limitar la libertad de expresión, acabar con la transparencia o censurar a los medios. De esta forma, se puede generar conciencia sobre la desinformación y la manipulación que se experimenta a través del ciberespacio, para debilitar e incluso bloquear las acciones intervencionistas.