/ viernes 3 de abril de 2020

La ciencia y la pandemia

En 1665 durante la peste en Londres, el Rey Carlos II mandó matar a todos los gatos de la ciudad pensando que éstos portaban la enfermedad, lo que potenció el crecimiento de las ratas que realmente eran la fuente de la peste. Esta historia que parece medieval, absurda y de ignorancia, no está tan distante de nuestra realidad. Durante los últimos años los opinólogos han dicho que es una época de grandes avances científicos, la verdad es que se ha avanzado en construir redes sociales, gadgets y juguetes, no ciencia.


El Coronavirus nos enfrenta a nuestra ignorancia, incluso en temas tan básicos como el uso del cubrebocas que muchos afirmaron que no ofrecía utilidad alguna y luego la evidencia demostró que era una barrera importante. Se dijo que los tapabocas tenían que ser de materiales específicos, luego casos como el de República Checa mostraron que los caseros o bufandas eran tan eficaces como los muy sofisticados y caros. No se encontraron elementos sobre las condiciones que lo potencian hasta muy tarde, como es el caso de la deficiencia en vitamina D. Pareciera que hubo una soberbia de los científicos en no reconocer que realmente no sabíamos tanto de las enfermedades respiratorias como lo suponíamos.


La pandemia nos muestra un hecho brutal: la ciencia se extravió en frivolidades y dictados del mercado, pareciera una afirmación aventurada pero si somos objetivos ¿qué logro científico se ha realizado en los últimos 20 años equivalente a la llegada del hombre a la Luna, o la vacuna contra la poliomielitis?, la que por cierto Salk no patentó para que fuera accesible a todos y pudiera ser utilizada en los países más pobres, el resultado fue la erradicación de la polio. ¿Realmente podemos decir que estamos en una época de un gran avance científico?


¿A qué le llamamos progreso hoy? ¿A las utilidades? El mercado ha acaparado el desarrollo científico, se ha invertido más en investigación cosmética que en el desarrollo de medicinas y éstas se han creado como producto, no como instrumento de curación. La utilidad ha dominado a la ética científica. Una de las lecciones más importantes de la pandemia es que debemos darle dirección a la ciencia, basado en lo humano con el objetivo de tener un conocimiento profundo de la realidad, pero también hacia el desarrollo de condiciones de dignidad, salud y la prosperidad común. No hacia el lucro únicamente o las aplicaciones. Desarrollar juegos para el iPhone o drones para jugar no es ciencia, desvía mentes y recursos valiosos de un propósito y sentido de progreso auténtico.




@LuisH_Fernandez

En 1665 durante la peste en Londres, el Rey Carlos II mandó matar a todos los gatos de la ciudad pensando que éstos portaban la enfermedad, lo que potenció el crecimiento de las ratas que realmente eran la fuente de la peste. Esta historia que parece medieval, absurda y de ignorancia, no está tan distante de nuestra realidad. Durante los últimos años los opinólogos han dicho que es una época de grandes avances científicos, la verdad es que se ha avanzado en construir redes sociales, gadgets y juguetes, no ciencia.


El Coronavirus nos enfrenta a nuestra ignorancia, incluso en temas tan básicos como el uso del cubrebocas que muchos afirmaron que no ofrecía utilidad alguna y luego la evidencia demostró que era una barrera importante. Se dijo que los tapabocas tenían que ser de materiales específicos, luego casos como el de República Checa mostraron que los caseros o bufandas eran tan eficaces como los muy sofisticados y caros. No se encontraron elementos sobre las condiciones que lo potencian hasta muy tarde, como es el caso de la deficiencia en vitamina D. Pareciera que hubo una soberbia de los científicos en no reconocer que realmente no sabíamos tanto de las enfermedades respiratorias como lo suponíamos.


La pandemia nos muestra un hecho brutal: la ciencia se extravió en frivolidades y dictados del mercado, pareciera una afirmación aventurada pero si somos objetivos ¿qué logro científico se ha realizado en los últimos 20 años equivalente a la llegada del hombre a la Luna, o la vacuna contra la poliomielitis?, la que por cierto Salk no patentó para que fuera accesible a todos y pudiera ser utilizada en los países más pobres, el resultado fue la erradicación de la polio. ¿Realmente podemos decir que estamos en una época de un gran avance científico?


¿A qué le llamamos progreso hoy? ¿A las utilidades? El mercado ha acaparado el desarrollo científico, se ha invertido más en investigación cosmética que en el desarrollo de medicinas y éstas se han creado como producto, no como instrumento de curación. La utilidad ha dominado a la ética científica. Una de las lecciones más importantes de la pandemia es que debemos darle dirección a la ciencia, basado en lo humano con el objetivo de tener un conocimiento profundo de la realidad, pero también hacia el desarrollo de condiciones de dignidad, salud y la prosperidad común. No hacia el lucro únicamente o las aplicaciones. Desarrollar juegos para el iPhone o drones para jugar no es ciencia, desvía mentes y recursos valiosos de un propósito y sentido de progreso auténtico.




@LuisH_Fernandez