/ lunes 4 de noviembre de 2019

La CNDH en vilo

Después de dos intentos ninguna de las personas de la terna para presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos logró dos tercios de la votación del Senado; Arturo Peimbert, José de Jesús Orozco y Rosario Piedra Ibarra van a tener una oportunidad más el martes; si no pasan, se propondrá otra terna.

En pasillos del Senado se dice el Presidente López Obrador está impulsando a la hija de Doña Rosario Ibarra de Piedra, quién está afiliada a Morena y fue candidata a una diputación por Nuevo León. Morena en el Senado está haciendo presión para concretar que la Sra. Piedra llegue a la CNDH. Su militancia partidaria provoca justificada desconfianza porque la Comisión debe tener plena autonomía del gobierno federal y si observamos las redes sociales de la Sra. Piedra comprobaremos su gran cercanía con el Presidente. Este impedimento motiva que las y los Senadores de la oposición no voten por ella y es lo correcto.

También es imprescindible conocer el gran paraguas protector de los derechos humanos que la CNDH tiene bajo su responsabilidad y a la Sra. Piedra no se le conoce experiencia en la materia sustantiva y adjetiva de la Comisión, en particular con la defensa de los derechos humanos de las mujeres, niñez, personas con discapacidad, indígenas, afrodescendientes, personas mayores, lgbttti, víctimas de delitos, privadas de su libertad, de todas aquellas que enfrenten una violación o menoscabo de sus derechos humanos por parte de una Autoridad, sólo se le conoce como parte del comité que exige saber paradero de desaparecidos en la guerra sucia. Alguien puede creer que una persona que es víctima o con convicción para resolver la deuda histórica con las personas desaparecidas y sus familias es mérito suficiente para presidir la CNDH, sin embargo la Comisión no se dedica a buscar personas desaparecidas o a fincar responsabilidades penales a nadie. La CNDN no es una Comisión de Búsqueda de personas desaparecidas, esa instancia está bajo la jurisdicción de la Secretaría de Gobernación. Y la investigación es competencia de la Fiscalía General de la República y de sus pares estatales.

Invito a observar un antecedente que nadie está tomando en cuenta para entender cómo la CNDH puede convertirse en un distractor para eludir la petición que ha hecho la madre de la Sra. Piedra: en la entrega de la Medalla Belisario Domínguez a Doña Rosario Ibarra de Piedra ella tomó la decisión de dejarla en depósito del Presidente López Obrador hasta que se la devuelva “junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares.

Todos observamos la cara de incredulidad e incomodidad del Presidente durante la lectura de la decisión de Doña Rosario, quién dicho sea de paso le dio un significado sustancial a esta Medalla.

Entregar la CNDH a su hija es un buen pretexto de evadir la obligación que le endilgó Doña Rosario al Presidente, es una manera idónea de darle la vuelta al compromiso que tiene su gobierno para darle respuesta sobre la verdad de la desaparición por cierto, no sólo del hijo de la neolonesa, sino de los demás desaparecidos.

Nombrar a Rosario Piedra en la CNDH es una carambola ideal para López Obrador: la CNDH pierde autonomía, se minimiza su trascendencia y se quita de las manos la medalla BD que como papa caliente recibió de la madre de la aspirante al organismo autónomo. El Senado tiene en un vilo a la CNDH.

Después de dos intentos ninguna de las personas de la terna para presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos logró dos tercios de la votación del Senado; Arturo Peimbert, José de Jesús Orozco y Rosario Piedra Ibarra van a tener una oportunidad más el martes; si no pasan, se propondrá otra terna.

En pasillos del Senado se dice el Presidente López Obrador está impulsando a la hija de Doña Rosario Ibarra de Piedra, quién está afiliada a Morena y fue candidata a una diputación por Nuevo León. Morena en el Senado está haciendo presión para concretar que la Sra. Piedra llegue a la CNDH. Su militancia partidaria provoca justificada desconfianza porque la Comisión debe tener plena autonomía del gobierno federal y si observamos las redes sociales de la Sra. Piedra comprobaremos su gran cercanía con el Presidente. Este impedimento motiva que las y los Senadores de la oposición no voten por ella y es lo correcto.

También es imprescindible conocer el gran paraguas protector de los derechos humanos que la CNDH tiene bajo su responsabilidad y a la Sra. Piedra no se le conoce experiencia en la materia sustantiva y adjetiva de la Comisión, en particular con la defensa de los derechos humanos de las mujeres, niñez, personas con discapacidad, indígenas, afrodescendientes, personas mayores, lgbttti, víctimas de delitos, privadas de su libertad, de todas aquellas que enfrenten una violación o menoscabo de sus derechos humanos por parte de una Autoridad, sólo se le conoce como parte del comité que exige saber paradero de desaparecidos en la guerra sucia. Alguien puede creer que una persona que es víctima o con convicción para resolver la deuda histórica con las personas desaparecidas y sus familias es mérito suficiente para presidir la CNDH, sin embargo la Comisión no se dedica a buscar personas desaparecidas o a fincar responsabilidades penales a nadie. La CNDN no es una Comisión de Búsqueda de personas desaparecidas, esa instancia está bajo la jurisdicción de la Secretaría de Gobernación. Y la investigación es competencia de la Fiscalía General de la República y de sus pares estatales.

Invito a observar un antecedente que nadie está tomando en cuenta para entender cómo la CNDH puede convertirse en un distractor para eludir la petición que ha hecho la madre de la Sra. Piedra: en la entrega de la Medalla Belisario Domínguez a Doña Rosario Ibarra de Piedra ella tomó la decisión de dejarla en depósito del Presidente López Obrador hasta que se la devuelva “junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares.

Todos observamos la cara de incredulidad e incomodidad del Presidente durante la lectura de la decisión de Doña Rosario, quién dicho sea de paso le dio un significado sustancial a esta Medalla.

Entregar la CNDH a su hija es un buen pretexto de evadir la obligación que le endilgó Doña Rosario al Presidente, es una manera idónea de darle la vuelta al compromiso que tiene su gobierno para darle respuesta sobre la verdad de la desaparición por cierto, no sólo del hijo de la neolonesa, sino de los demás desaparecidos.

Nombrar a Rosario Piedra en la CNDH es una carambola ideal para López Obrador: la CNDH pierde autonomía, se minimiza su trascendencia y se quita de las manos la medalla BD que como papa caliente recibió de la madre de la aspirante al organismo autónomo. El Senado tiene en un vilo a la CNDH.