/ miércoles 21 de noviembre de 2018

La concentración económica deteriora a la democracia

La globalización impone la necesidad de máxima competitividad y ésta a su vez impulsa la concentración económica con el surgimiento de sus poderes privados económicos.

- Tim Wu.

Es de llamar la atención un breve texto en el que se postula que debido a la creciente tendencia a la concentración económica prevaleciente en el mundo se están distorsionando cada vez más las instituciones democráticas. En forma progresiva los sectores sociales tienen menor peso en las decisiones políticas, mientras que las grandes corporaciones empresariales logran obtener mayor influencia tanto sobre los órganos de gobierno como sobre los gobernantes.

Dicho texto, extraído de un libro de próxima aparición, cuyo autor es el profesor de la Universidad de Columbia Tim Wu, destaca un elemento amenazador para el funcionamiento de la democracia que por desgracia resulta ser bastante realista: “Hay un vínculo directo entre concentración y la distorsión del proceso democrático. Entre más concentrada esté una industria, entre menos miembros tenga, más fácil es que cooperen entre sí para lograr sus objetivos políticos. Un grupo como la clase media es desesperanzadamente desorganizado y tiene influencia limitada en el Congreso. Pero a las industrias concentradas, como la farmacéutica, les parece fácil organizarse y despojar al público para su propio beneficio”.

No es posible dejar de lado el hecho de que la tendencia a la concentración económica está siendo impulsada por el cada vez más dominante proceso de la globalización. Éste tiene su punto de partida y fundamento en los sustanciales avances alcanzados en fechas recientes en el ámbito de los transportes, en el desarrollo de los medios y las vías de comunicación y en el deslumbrante progreso de las telecomunicaciones. Apoyándose en tales avances se han multiplicado vertiginosamente los intercambios comerciales alcanzando cada vez más lejanas distancias.

El disparo en la capacidad de carga de los transportes y su correlativo abaratamiento han propiciado un fenómeno nunca visto en la previa historia de la humanidad. Gracias a ello, ahora para elaborar bienes, incluyendo los más sencillos como una playera, es común que confluyan insumos de las más diversas y distantes partes del mundo para reducir costos y mejorar calidad.

El impulso inicial de la intensificación a través del mundo de los intercambios para los procesos productivos y mercantiles ha repercutido en una paralela intensificación de todo tipo de intercambios, abarcando los intercambios tecnológicos, financieros, demográficos, culturales, etc. Entre los culturales se puede constatar la creciente necesidad de dominar otros idiomas.

La globalización impone la necesidad de máxima competitividad y ésta a su vez impulsa la concentración económica con el surgimiento de sus poderes privados económicos.

- Tim Wu.

Es de llamar la atención un breve texto en el que se postula que debido a la creciente tendencia a la concentración económica prevaleciente en el mundo se están distorsionando cada vez más las instituciones democráticas. En forma progresiva los sectores sociales tienen menor peso en las decisiones políticas, mientras que las grandes corporaciones empresariales logran obtener mayor influencia tanto sobre los órganos de gobierno como sobre los gobernantes.

Dicho texto, extraído de un libro de próxima aparición, cuyo autor es el profesor de la Universidad de Columbia Tim Wu, destaca un elemento amenazador para el funcionamiento de la democracia que por desgracia resulta ser bastante realista: “Hay un vínculo directo entre concentración y la distorsión del proceso democrático. Entre más concentrada esté una industria, entre menos miembros tenga, más fácil es que cooperen entre sí para lograr sus objetivos políticos. Un grupo como la clase media es desesperanzadamente desorganizado y tiene influencia limitada en el Congreso. Pero a las industrias concentradas, como la farmacéutica, les parece fácil organizarse y despojar al público para su propio beneficio”.

No es posible dejar de lado el hecho de que la tendencia a la concentración económica está siendo impulsada por el cada vez más dominante proceso de la globalización. Éste tiene su punto de partida y fundamento en los sustanciales avances alcanzados en fechas recientes en el ámbito de los transportes, en el desarrollo de los medios y las vías de comunicación y en el deslumbrante progreso de las telecomunicaciones. Apoyándose en tales avances se han multiplicado vertiginosamente los intercambios comerciales alcanzando cada vez más lejanas distancias.

El disparo en la capacidad de carga de los transportes y su correlativo abaratamiento han propiciado un fenómeno nunca visto en la previa historia de la humanidad. Gracias a ello, ahora para elaborar bienes, incluyendo los más sencillos como una playera, es común que confluyan insumos de las más diversas y distantes partes del mundo para reducir costos y mejorar calidad.

El impulso inicial de la intensificación a través del mundo de los intercambios para los procesos productivos y mercantiles ha repercutido en una paralela intensificación de todo tipo de intercambios, abarcando los intercambios tecnológicos, financieros, demográficos, culturales, etc. Entre los culturales se puede constatar la creciente necesidad de dominar otros idiomas.