/ domingo 22 de agosto de 2021

La conversación pendiente sobre el acoso sexual

Por Constanza García Gentil

A raíz de las denuncias de acoso sexual y después de mucha presión por parte de figuras públicas, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, presentó su renuncia el pasado 10 de agosto. Ésta se dio una semana después de que el informe de la fiscal general de Nueva York concluyera que acosó sexualmente a 11 mujeres, al realizar actos como tocar y hacer comentarios inapropiados.

Entre más se sabe de este caso, el panorama que se pinta es cada vez más grave. Un hombre con mucho poder que encontró una manera deplorable de abusar de él, creando un ambiente tóxico y nocivo para las mujeres que trabajaban para él. Cuomo, quien en 2018 se hubiera declarado a favor del movimiento #MeToo, negó en sus declaraciones que hubiera maltratado intencionalmente a estas mujeres y afirmó que no sabía que estos gestos y comentarios serían interpretados de esta forma por ellas.

Este caso invita a reflexionar cómo, a pesar del avance para concientizar sobre el acoso sexual, estos casos se siguen dando en esta magnitud y, principalmente, por personas que afirman no haber estado conscientes de que lo que hacían era malo.

Marta Lamas menciona que a partir de la tendencia del puritanismo y las ideas derivadas del dominance feminism, construimos una dualidad en la que las mujeres son víctimas y los hombres son victimarios simplemente por el hecho de ser hombres o mujeres, respectivamente.

Una de las grandes fallas que hemos cometido al abrir el diálogo es una polarización de géneros que dificulta atacar la complejidad de la cultura machista que da pie al conflicto. El acoso sexual es un terrible síntoma en la gigantesca enfermedad que es el machismo y el sistema patriarcal, y que nos afecta a todos, aunque no por igual.

A pesar de que existe una tendencia abusiva y machista a la cual muchos hombres pertenecen, también existen muchos que no la comparten, e incluso existen algunos que no han tenido los espacios de reflexión y deconstrucción necesarios para poder ver la diferencia. El introducir la conversación con un papel inherentemente negativo para los hombres dificulta el hecho de poder tenerla.

De ahí que el polarizar este discurso afecta negativamente a la causa feminista, pues no permite visibilizar el papel que tienen los hombres en ella. Al polarizar este discurso perdemos todos.

Para seguir avanzando en el problema del acoso sexual, es necesario que todos los culpables sean castigados y que aquellos que no lo son tengan acceso a un espacio de reflexión para reconocer las actitudes discriminatorias y patriarcales que se han normalizado, y así poder modificarlas.

El feminismo y la igualdad de género son ideas revolucionarias que vinieron a hablar de la liberación de las mujeres y, en el camino, concientizaron a todos los seres humanos sobre el peso del patriarcado. Su intención nunca fue crear rivalidad entre los sexos, sino afirmar que para alcanzar la causa se necesita a los hombres y un diálogo conjunto con ellos.

@cons_gentil

Por Constanza García Gentil

A raíz de las denuncias de acoso sexual y después de mucha presión por parte de figuras públicas, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, presentó su renuncia el pasado 10 de agosto. Ésta se dio una semana después de que el informe de la fiscal general de Nueva York concluyera que acosó sexualmente a 11 mujeres, al realizar actos como tocar y hacer comentarios inapropiados.

Entre más se sabe de este caso, el panorama que se pinta es cada vez más grave. Un hombre con mucho poder que encontró una manera deplorable de abusar de él, creando un ambiente tóxico y nocivo para las mujeres que trabajaban para él. Cuomo, quien en 2018 se hubiera declarado a favor del movimiento #MeToo, negó en sus declaraciones que hubiera maltratado intencionalmente a estas mujeres y afirmó que no sabía que estos gestos y comentarios serían interpretados de esta forma por ellas.

Este caso invita a reflexionar cómo, a pesar del avance para concientizar sobre el acoso sexual, estos casos se siguen dando en esta magnitud y, principalmente, por personas que afirman no haber estado conscientes de que lo que hacían era malo.

Marta Lamas menciona que a partir de la tendencia del puritanismo y las ideas derivadas del dominance feminism, construimos una dualidad en la que las mujeres son víctimas y los hombres son victimarios simplemente por el hecho de ser hombres o mujeres, respectivamente.

Una de las grandes fallas que hemos cometido al abrir el diálogo es una polarización de géneros que dificulta atacar la complejidad de la cultura machista que da pie al conflicto. El acoso sexual es un terrible síntoma en la gigantesca enfermedad que es el machismo y el sistema patriarcal, y que nos afecta a todos, aunque no por igual.

A pesar de que existe una tendencia abusiva y machista a la cual muchos hombres pertenecen, también existen muchos que no la comparten, e incluso existen algunos que no han tenido los espacios de reflexión y deconstrucción necesarios para poder ver la diferencia. El introducir la conversación con un papel inherentemente negativo para los hombres dificulta el hecho de poder tenerla.

De ahí que el polarizar este discurso afecta negativamente a la causa feminista, pues no permite visibilizar el papel que tienen los hombres en ella. Al polarizar este discurso perdemos todos.

Para seguir avanzando en el problema del acoso sexual, es necesario que todos los culpables sean castigados y que aquellos que no lo son tengan acceso a un espacio de reflexión para reconocer las actitudes discriminatorias y patriarcales que se han normalizado, y así poder modificarlas.

El feminismo y la igualdad de género son ideas revolucionarias que vinieron a hablar de la liberación de las mujeres y, en el camino, concientizaron a todos los seres humanos sobre el peso del patriarcado. Su intención nunca fue crear rivalidad entre los sexos, sino afirmar que para alcanzar la causa se necesita a los hombres y un diálogo conjunto con ellos.

@cons_gentil