/ domingo 8 de diciembre de 2019

La cooperación México-EU contra el crimen organizado

Las acciones de ambos países, a través de distintos gobiernos, se ha mantenido con alzas y bajas. Siempre han habido puntos ríspidos en esa y otras materias de colaboración, pero sin duda, formamos ambos países, una de las fronteras más complejas, dinámicas pero también complementarias. La visita de William Barr, fiscal general (Jefe del Departamento de Justicia) de los Estados Unidos el pasado jueves, con el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador e integrantes de su gabinete de Seguridad, los titulares de las Secretarías de la Defensa Nacional, Marina, Relaciones Exteriores y Seguridad, es un paso importante –incluso el primero, en cuanto a la formalidad y antecedentes de la visita.

La reunión no se hubiera producido de no haber ocurrido la masacre de la familia LeBaron. A raíz de ese dramático evento, el Presidente de los Estados Unidos, señaló en una entrevista informal, que estaba estudiando desde hace varios meses, reclasificar a los grupos de criminales mexicanos dedicados al tráfico de drogas, como terroristas. El neologismo es conocido como narcoterrorismo. Y tiene o puede tener, severas implicaciones negativas para la relación bilateral, además de las connotaciones en el derecho internacional, la comunidad de organismos multilaterales así como los programas de cooperación para el desarrollo e inversiones en general.

El principal acuerdo alcanzado entre la Secretaría de Marina, la Secretaría de Relaciones Exteriores y la de Seguridad y Protección Ciudadana con el representante del gobierno de los Estados Unidos, fue el de fortalecer el Grupo de Alto Nivel de Seguridad México y Estados Unidos, que si bien ya existía, había sido poco considerado en las posibilidades de cooperación entre las agencias de Seguridad e Inteligencia de ambos países. No obstante la crisis que se vive en varias partes del país en cuanto a la ola de criminalidad, es una buena noticia para que la recuperación y compartimiento de información, permita ir recuperando de forma gradual pero consistente la paz pública y la vigencia de Estado de derecho.

No obstante, las autoridades mexicanas deberán tener en consideración que el Presidente de Estados Unidos se encuentra en una doble dinámica, en la cual, deberá echar mano de todas sus capacidades para reconstruir su base electoral. El impeachment (remoción) y el proceso electoral, son sus principales prioridades internas. Y para salvar ambos retos, recurrirá a las decisiones necesarias que le lleven a buen puerto. Es natural y lógico.

De allí que las autoridades mexicanas vaya a observar un incremento en las exigencias por sus contrapartes, para lograr éxitos y metas contundentes. Esto será así hasta las elecciones para la Casa Blanca, en noviembre de 2020. De hecho ya se observó esta táctica, en las nuevas exigencias de Estados Unidos en materia laboral para firmar el nuevo tratado comercial.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

Las acciones de ambos países, a través de distintos gobiernos, se ha mantenido con alzas y bajas. Siempre han habido puntos ríspidos en esa y otras materias de colaboración, pero sin duda, formamos ambos países, una de las fronteras más complejas, dinámicas pero también complementarias. La visita de William Barr, fiscal general (Jefe del Departamento de Justicia) de los Estados Unidos el pasado jueves, con el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador e integrantes de su gabinete de Seguridad, los titulares de las Secretarías de la Defensa Nacional, Marina, Relaciones Exteriores y Seguridad, es un paso importante –incluso el primero, en cuanto a la formalidad y antecedentes de la visita.

La reunión no se hubiera producido de no haber ocurrido la masacre de la familia LeBaron. A raíz de ese dramático evento, el Presidente de los Estados Unidos, señaló en una entrevista informal, que estaba estudiando desde hace varios meses, reclasificar a los grupos de criminales mexicanos dedicados al tráfico de drogas, como terroristas. El neologismo es conocido como narcoterrorismo. Y tiene o puede tener, severas implicaciones negativas para la relación bilateral, además de las connotaciones en el derecho internacional, la comunidad de organismos multilaterales así como los programas de cooperación para el desarrollo e inversiones en general.

El principal acuerdo alcanzado entre la Secretaría de Marina, la Secretaría de Relaciones Exteriores y la de Seguridad y Protección Ciudadana con el representante del gobierno de los Estados Unidos, fue el de fortalecer el Grupo de Alto Nivel de Seguridad México y Estados Unidos, que si bien ya existía, había sido poco considerado en las posibilidades de cooperación entre las agencias de Seguridad e Inteligencia de ambos países. No obstante la crisis que se vive en varias partes del país en cuanto a la ola de criminalidad, es una buena noticia para que la recuperación y compartimiento de información, permita ir recuperando de forma gradual pero consistente la paz pública y la vigencia de Estado de derecho.

No obstante, las autoridades mexicanas deberán tener en consideración que el Presidente de Estados Unidos se encuentra en una doble dinámica, en la cual, deberá echar mano de todas sus capacidades para reconstruir su base electoral. El impeachment (remoción) y el proceso electoral, son sus principales prioridades internas. Y para salvar ambos retos, recurrirá a las decisiones necesarias que le lleven a buen puerto. Es natural y lógico.

De allí que las autoridades mexicanas vaya a observar un incremento en las exigencias por sus contrapartes, para lograr éxitos y metas contundentes. Esto será así hasta las elecciones para la Casa Blanca, en noviembre de 2020. De hecho ya se observó esta táctica, en las nuevas exigencias de Estados Unidos en materia laboral para firmar el nuevo tratado comercial.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso