/ viernes 25 de septiembre de 2020

La Corte y la elección

A cinco semanas de la elección presidencial en Estados Unidos existe un escenario atípico por muchas condiciones: la pandemia, la polarización racial, el cuestionamiento a priori del presidente Trump y se suma un elemento más: el fallecimiento de la Juez Ruth Bader Ginsburg y el proceso para el nombramiento de su sucesor o sucesora.

La Juez Bader Ginsburg es un símbolo trascendente en el derecho, la política y la cultura de su país. Fue la segunda mujer en ocupar una silla en la Suprema Corte, resaltó por su racionalidad jurídica liberal, su trabajo por los derechos de la mujer y civiles, los cuales fueron un pilar de las causas progresistas.

El nombramiento de quien la suceda es de la mayor trascendencia e implica un gran dilema político. Si se nombra a la brevedad, podría ser uno de los últimos actos importantes de Trump, que sin duda mandará un perfil conservador, pero por el otro lado no nombrarla y esperar a que sea el nuevo presidente o Trump reelecto, implicaría un gran riesgo para la estabilidad en la elección ya de judicializarse, porque existe la posibilidad de un empate en la votación de la Corte, lo que crearía una crisis institucional sin precedentes.

La Suprema Corte norteamericana es considerada la institución más imparcial del país, en gran parte por los equilibrios que se han guardado y la claridad sobre sus posiciones entre conservadores y liberales. La Suprema Corte se integra por nueve jueces, y desde la llegada de Trump al poder, se han nombrado a dos jueces con una ideología conservadora, lo que ha generado un desequilibrio hacia el lado liberal. El lugar de la juez Bader, será definitorio de la agenda. De manera muy especial podría determinar el escenario de la elección presidencial. Vale la pena traer a la memoria el proceso del 2000 entre Bush Jr. y Al Gore. En aquella elección Al Gore ganó por votos y Bush Jr. por colegios electorales; esta última es la decisiva para ganar la Casa Blanca. El recuento de votos que solicitó el ex vicepresidente de Clinton fue detenido por decisión muy dividida de la Suprema Corte (5-4), aun cuando en aquel entonces sí existía un balance, provocando que Bush Jr. se convirtiera en presidente. Esta decisión fue fuertemente criticada y considerada una falta de confianza en la imparcialidad de la Corte.

La nominación de Trump será de un juez muy conservador; sin embargo, es necesaria la designación del noveno juez para tener el voto de desempate. Los tiempos electorales, la nominación del candidato o candidata por Trump y la decisión del Senado serán unos de los dilemas más grandes de la historia política moderna estadunidense. Twitter: @LuisH_Fernandez

A cinco semanas de la elección presidencial en Estados Unidos existe un escenario atípico por muchas condiciones: la pandemia, la polarización racial, el cuestionamiento a priori del presidente Trump y se suma un elemento más: el fallecimiento de la Juez Ruth Bader Ginsburg y el proceso para el nombramiento de su sucesor o sucesora.

La Juez Bader Ginsburg es un símbolo trascendente en el derecho, la política y la cultura de su país. Fue la segunda mujer en ocupar una silla en la Suprema Corte, resaltó por su racionalidad jurídica liberal, su trabajo por los derechos de la mujer y civiles, los cuales fueron un pilar de las causas progresistas.

El nombramiento de quien la suceda es de la mayor trascendencia e implica un gran dilema político. Si se nombra a la brevedad, podría ser uno de los últimos actos importantes de Trump, que sin duda mandará un perfil conservador, pero por el otro lado no nombrarla y esperar a que sea el nuevo presidente o Trump reelecto, implicaría un gran riesgo para la estabilidad en la elección ya de judicializarse, porque existe la posibilidad de un empate en la votación de la Corte, lo que crearía una crisis institucional sin precedentes.

La Suprema Corte norteamericana es considerada la institución más imparcial del país, en gran parte por los equilibrios que se han guardado y la claridad sobre sus posiciones entre conservadores y liberales. La Suprema Corte se integra por nueve jueces, y desde la llegada de Trump al poder, se han nombrado a dos jueces con una ideología conservadora, lo que ha generado un desequilibrio hacia el lado liberal. El lugar de la juez Bader, será definitorio de la agenda. De manera muy especial podría determinar el escenario de la elección presidencial. Vale la pena traer a la memoria el proceso del 2000 entre Bush Jr. y Al Gore. En aquella elección Al Gore ganó por votos y Bush Jr. por colegios electorales; esta última es la decisiva para ganar la Casa Blanca. El recuento de votos que solicitó el ex vicepresidente de Clinton fue detenido por decisión muy dividida de la Suprema Corte (5-4), aun cuando en aquel entonces sí existía un balance, provocando que Bush Jr. se convirtiera en presidente. Esta decisión fue fuertemente criticada y considerada una falta de confianza en la imparcialidad de la Corte.

La nominación de Trump será de un juez muy conservador; sin embargo, es necesaria la designación del noveno juez para tener el voto de desempate. Los tiempos electorales, la nominación del candidato o candidata por Trump y la decisión del Senado serán unos de los dilemas más grandes de la historia política moderna estadunidense. Twitter: @LuisH_Fernandez